<p>La epidemia o pandemia de gripe A alcanzaba este fin de semana 163 países sobre un total de 193. Todavía muy lejos de la influenza común (casi 100.000 casos anuales), las muertes sumaban 943. ¿Por qué? Por deficiencias de gestión.</p>
<p>Primero: la Organización Mundial de la salud lanzó alerta 6 (máximo) pero no pidió bloquear los viajes, en particular los aéreos, hacia y desde los focos iniciales. Ergo, el virus tuvo tiempo de sobra para expandirse; por ejemplo, en Latinoamérica.<br />
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Segundo: los estados y territorios golpeados reaccionaron según tiempos y modalidades diversas. Para empezar, casi nadie –tampoco la OMS- creía al principio en la gravedad de los brotes. Sólo hubo algo en común: la carrera por comprar antivirales de cualquier tipo, fomentada por grandes farmoquímicas y redes médicas rentadas.<br />
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Tercero: no se aislaron o cerraron nódulos o vectores de contagio, especialmente en concentraciones urbanas. Inclusive, se culpaba a los medios -por sembrar alarmismo-, sin advertir de qué fuentes se alimentaban aun los virtuales.<br />
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En verdad, las políticas respecto de locales de baile, bares, escuelas, restaurantes, etc., en la parte invernal del planeta han sido cualquier cosa menos coordinadas u ordenadas. <br />
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Tampoco se revisaron historias clínicas. Así, en Gran Bretaña gran parte de los contagiados no mostraban problemas de salud al momento de ser atacados. Lo peor es que, como señalaban en el cono sur, ese grupo está tan expuesto como otros.<br />
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Hubo muchos errores y omisiones en el manujo mundial de la gripe.. Los tres primeros, la obsesión de muchos gobiernos por no alarmar a la gente, perjudicar el sagrado turismo, afectar la venta de carne porcina y determinados intereses políticos.</p>
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Tres errores dispersaron por el mundo el virus H1N1
Hubo muchos errores y omisiones en el manejo mundial de la gripe. Pero los tres principales fueron: la obsesión de muchos gobiernos por no alarmar a la gente, por no perjudicar el sagrado turismo ni la venta de carne porcina.
