<p>La incertidumbre sigue campeando en el sistema financiero mundial. Se sienten las voces de quienes pretenden que los gobiernos y los organismos internacionales tengan mayor control sobre la economía global. Pero imponer una nueva versión de Bretton Woods, el mecanismo diseñado tras la Segunda guerra mundial, parece casi imposible.<br />
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Antes de la crisis desatada en 2007, los observadores estaban preocupados por los crecientes desequilibrios globales. Aunque lo peor de la crisis ha quedado atrás, las inquietudes persisten. <br />
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La delicada situación de Grecia – y ahora la de Portugal- estimula el temor a un <em>default </em>generalizado y reduce la posibilidad de un reacomodamiento del sistema monetario internacional. <br />
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La esperanza era que a mayor coordinación, conducirá un crecimiento económico sostenido, reestructurando las economías nacionales con un marco regulatorio mayor, similar al que rigió desde 1945 a 1970. Durante estas tres décadas largas, hubo un ritmo alto de crecimiento y de mejora en la calidad de vida en el mundo occidental y en Japón. Estados Unidos era la locomotora de la economía y absorbía las exportaciones de todo el mundo. Ese déficit comercial estadounidense permitió la fácil reconstrucción de esas economías.<br />
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La intención de Bretton Woods y de su creación, el FMI, era prevenir el caos monetario que caracterizó al periodo entre ambas guerras. El dólar reemplazó al patrón oro. A partir de 1965 la economía estadounidense (Guerra de Vietnam, gasto militar creciente) se expandió, desatando un proceso inflacionario. En 1971, la convertibilidad del dólar con el oro fue abolida de hecho, para poder devaluar el dólar. Para 1973, Bretton Woods naufragaba.<br />
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Pero algo se mantenía. EEUU. seguía siendo el principal agente económico, con mercados abiertos de capital y de mercaderías. Las economías europeas y la japonesa se recuperaron, con lo que la posición de EE.UU. se debilitó más.<br />
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Pero hoy la nueva periferia son las economías emergentes, con China a la cabeza, con una divisa subvaluada y masiva acumulación de reservas.<br />
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La crisis de los últimos dos años contribuyó a aumentar los desequilibrios. Las economías más prósperas se resisten al ajuste, alentando inconscientemente el fantasma del proteccionismo comercial.</p>
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Otra vez aparece la ilusión de un nuevo Bretton Woods
La crisis financiera global se abatió esta vez con mayor fuerza – sobre las economías de avanzada, que avanzan lentamente en un proceso regulatorio contra los excesos y codicias de los dos últimos años. Pero los desequilibrios seguirán. El futuro crecimiento se tendrá que respaldar en la innovación, y no en los clásicos modelos del pasado reciente.