<p>Por boca de otro neofascista, Renato Schifani, el dúo Bossi-Berlusconi ya le había exigido a Fini abandonar la presidencia del senado y dedicarse a rearmar AN fuera de la coalición. Pero hay un problema: muchos punteros del PdL no quieren ser arrastrados por la ola ultraderechista que ha desatado la liga Norte (Bossi y su hijo). Además, la gresca pública del jueves –Berlusconi y Fini se dijeron de todo- desconcertó a la gente.<br />
<br />
Por parte, Fini no descarta responder separando del oficialismo sus legisladores, lo cual quebrará la coalición gobernante. Sólo la crisis que vive la dirigencia centroizquierdista puede demorar ese desenlace. Justamente ahora, para peor, vuelven a agriarse las relaciones entre Roma y el Vaticano: pese a ser divorciado, Berlusconi comulgó en público gracias a un cura lefebvrista.<br />
<br />
Por de pronto, el primer ministro volvió a “prohibir la formación de corrientes internas inaceptables para la conducción de la alianza”. Poco antes, Fini había calificado de “metástasis” el proceso iniciado en el seno de una alianza que implosiona.<br />
<br />
Desde el ángulo opuesto, Bossi actúa como imán que genera o atrae nuevas corrientes. Pero este efecto perjudica al PdL (ex Forza Italia) mucho más que a la ex AN. El motivo es simple: los comicios han ampliado al centro y sur de Italia la hegemonía del senador lombardo, cuyo objeto final es la jefatura del poder ejecutivo en 2013, con Berlusconi como presidente decorativo. <br />
<br />
Estos acontecimientos han montado dos mecanismos de relojería; una bomba de tiempo ultraderechista en el PdL y otra en la legislatura. Con riesgo de dividir aun más la bancada italiana en el europarlamento.</p>
<p> </p>
<p> </p>
<p> </p>
Berlusconi echa a Fini. Hay una ruptura del oficialismo
Atado a Umberto Bossi un xenófobo que avanzó en las últimas elecciones-, Silvio Berlusconi puso en crisis su partido pueblo de las libertades. Todo para echar de la coalición derechista al moderado Gianfranco Fini y su ex Alianza Nacional.