<p>Verma edita la revista india de defensa (IDR en inglés) y es discípulo de George Friedman (Strategic forescasting). Militar retirado, el indio influye muchos tanto entre altos funcionarios como en políticos y medios del subcontinente.<br />
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A su criterio, “la recesión occidental amenaza las exportaciones chinas y genera malestar social en el gigante”. Yendo quizá demasiado lejos, este halcón teme que “el régimen comunista pierda el control territorial en los bolsones étnicos de Tibet, Qinghai y Xingjiang. Esa combinación de hechos puede llevar a una guerra entre China e India”.<br />
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Desempleo y fuga de capitales, más la creciente inoperancia de Pakistán como títere de Beijing –imagina Verma, mostrando la pata de la sota-, harán que ambos rivales choquen abiertamente. “Los chinos están nerviosos porque Islamabad se compromete cada día más en la guerra afgana, aventura de Estados Unidos y sus aliados europeos. Un zarpazo a India será inevitable”.<br />
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Por el contrario, Chen (en <em>ChinaStakes</em>, un boletín económico en línea) replica.“Las tesis de Verma –afirma- son fantasiosas y arbitrarias. No existen posibilidades de ataque chino a su país, porque ambas economías funcionan bien y prosperan, pese a ciertos factores geopolíticos. Por otra parte, Beijing no tiene, como Europa o África, una historia de guerras desencadenadas para distraer la opinión pública”.</p>
<p>Existe no obstante un antecedente menor: la cuña de Sosa, área septentrional india ocupada en 1956 por China para asegurarse el control de Tibet. Mientras tanto, la tesis bélica de la IDR es esgrimida por Hindustan Times, al revelar que el ejército indio realiza maniobras secretas (operación “matriz divina”). Su intención: prevenir una invasión chinopakistaní en Cachemira. Sin embargo, los intereses de Delhi y Beijing parecen más bien marítimos.<br />
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Empezando por el extremo oeste, en Gwadar, puerto pakistaní sobre el golfo de Omán, los chinos financian instalaciones a 350 kilómetros del estrecho de Ormuz, puerta del golfo Pérsico. Su idea es completar una ruta comercial que, partiendo de Hainan –golfo de Tonkin-, pase por los estrechos de Malaca, toque Sittwa (Birmania), Chittagong (Bangladesh) y Hambantota, Ceilán. Sittwa es el terminal adonde llegarán los crudos de Künming, China meridional. Se trata, pues, de un juego de cartas económicas, no militares, pese a los halcones indios.</p>
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China e India: ¿disputas por influencias en mar y tierra?
Para Bharat Verma, un halcón, la guerra será inevitable en corto plazo. Pata Chen Xiaochen, economista, la prosperidad y los vecinos diluirán sueños bélicos en la región. No obstante, ambos estados extienden redes estratégicas y compran armas.