Conductismo, marketing y dos formas de combinarlos

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“Mucho antes de ponerse en boga el conductismo, los marquetineros lo usaban. Por entonces –señala Edward Welch, de McKinsey-, ofrecer dos cosas al precio de una o en cuotas se impusieron porque funcionaban, no porque la mercadotecnia los impusiera”.

<p>Ya se sab&iacute;a que la gente prefiere incentivos en aparencia gratuitos o que a menudo se porta irracionalmente y no mide las consecuencias de endeudarse. No obstante, pese al avance de t&eacute;cnicas conductistas, pocas empresas los emplean en forma sistem&aacute;tica. Por eso, el experto subraya dos pr&aacute;cticas que no debieran falta en el bagaje de un marquetinero.&nbsp; <br />
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<strong>1. Hacer que el precio duela menos</strong><br />
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En casi toda decisi&oacute;n de compra, usuarios o consumidores tienen la opci&oacute;n de no hacer nada y ahorrar el dinero para otra oportunidad. Por ello, el marketing implica persuadir al potencial cliente para abrir la faltriquera. Seg&uacute;n un principio general, pagar debiera doler por cada gasto. La mercadotecnia, por el contrario, indica que varios factores aleatorios influyen en el comportamiento del cliente.&nbsp; <br />
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Los minoristas saben que postergar pagos aumenta apreciablemente la disposici&oacute;n a comprar. Uno de los motivos por los cuales financiar una venta da resultados es l&oacute;gico: la depreciaci&oacute;n de la moneda en el tiempo reduce el costo aparente de la operaci&oacute;n. Por lo com&uacute;n, las personas no reparan en los intereses. Pero hay una segunda motivaci&oacute;n menos racional: a la gente un pago al contado le resulta tan desagradable como una p&eacute;rdida. Su remoci&oacute;n elimina una traba psicol&oacute;gica. <br />
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Otra forma de atenuar esa conducta del p&uacute;blico es entender c&oacute;mo la &ldquo;contabilidad mental&rdquo; genera decisiones. El cliente emplea varios sistemas para realizarla, de acuerdo con sus ingresos, y trata el dinero seg&uacute;n su origen. Este factor no suelen sopesarlo economistas ni analistas. Entre las maneras de esa contabilidad sobresalen entradas extraordinarias, efectivo a mano, ingresos y ahorros. Estas dos &uacute;ltimas fuentes son las m&aacute;s remisas al gasto inmediato.&nbsp;&nbsp; <br />
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<strong>2. Opciones cero como incentivo </strong><br />
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Existen evidencias claras de que &ldquo;presentar una opci&oacute;n negativa aumenta las probabilidades de ser aceptada. Estas alternativas excluyen una opci&oacute;n positiva y funcionan, en parte, creando en las personas una idea de pertenencia &ndash;&lsquo;la tengo aunque no la ejerza&rsquo;- aun antes de efectuar compras con un tarjeta&rdquo;. Esto proporciona, claro, cierto placer. Cuando se le ofrece a alguien una opci&oacute;n cero, el beneficiario la val&uacute;a m&aacute;s que a alternativas convencionales y no quiere perderla.&nbsp;&nbsp;&nbsp;&nbsp; <br />
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Los marquetineros astutos pueden aprovechar estas pr&aacute;cticas. Telecom Italia, verbigracia, increment&oacute; la aceptaci&oacute;n de ofertas hechas a abonados que llamaban para cancelar servicios. Al principio, la compa&ntilde;&iacute;a les informaba que tendr&iacute;an derecho a cien llamadas gratis si manten&iacute;an el plan. Pero hab&iacute;a una trampa: el comunicado original pasaba a rezar &ldquo;Hemos acreditado en su cuenta cine llamadas &iquest;c&oacute;mo quiere usarlas?&rdquo;. Muchos clientes ya no querian desistir de un tiempor gratuito que consideraban propio&rdquo;.<br />
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