viernes, 27 de diciembre de 2024

El arsenal inútil del capitalismo

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Paul Volcker admitió que esta crisis es muy superior a la de 1929. Única en la historia del capitalismo, sin paralelismos con crisis anteriores ni con los remedios conocidos. Porque 1929 se asocia a la utilización exitosa de instrumentos keynesianos, a la intervención masiva del Estado. Estamos presenciando la ineficacia de las economías centrales para superar la crisis.

<p>Por Jorge Beinstein</p>
<p><img alt="" src="http://www.mercado.com.ar/mercado/ro/imagenes/foto_nota_1093_7_5.jpg" /></p>
<p>Estamos atravesando un per&iacute;odo extra&ntilde;o, todav&iacute;a resuenan a lo lejos las &uacute;ltimas melod&iacute;as de la euforia neoliberal cuando ya nos encontramos sumergidos en una era que se autoproclama postneoliberal. Los cambios se suceden a gran velocidad; Philippe Grasset por ejemplo sostiene que estamos sufriendo los embates de una <em>&ldquo;turbo-crisis&rdquo; </em>(1) que deja siempre a los Gobiernos de las grandes potencias detr&aacute;s de los acontecimientos. <br />
Es posible que as&iacute; sea y que esta sensaci&oacute;n de retraso operativo se combine con otra a&uacute;n m&aacute;s perturbadora: la del ingreso a una suerte de <em>&ldquo;terra incognita&rdquo;</em>, de oc&eacute;ano desconocido sacudido por una tempestad cuya magnitud a&uacute;n somos incapaces de medir (Alan Greenspan ha empleado reiteradamente el t&eacute;rmino <em>&ldquo;tsunami&rdquo;</em> para referirse al derrumbe financiero en curso).<br />
Fue precisamente Alan Greenspan, ya retirado de la titularidad de la Reserva Federal, quien en febrero de 2007 lanz&oacute; la voz de alarma anunciando el pr&oacute;ximo fin de la prosperidad y la posibilidad de que Estados Unidos entrara en recesi&oacute;n hacia fines de ese a&ntilde;o. <br />
En ese momento fue desmentido por el nuevo titular de la Reserva Federal, Ben Bernanke, acompa&ntilde;ado por un masivo coro global de expertos, altos funcionarios europeos y estadounidenses. Luego, cuando ya la recesi&oacute;n se puso en marcha cumpliendo la profec&iacute;a de Greenspan, Bernanke reiter&oacute; mensajes subestimadores de la crisis, present&aacute;ndola como una perturbaci&oacute;n f&aacute;cilmente controlable, siempre secundado por el coro optimista. Hace pocas semanas sentenci&oacute; el fin de la recesi&oacute;n para fin de este a&ntilde;o o el comienzo del pr&oacute;ximo aunque sus seguidores se van dispersando, y muchos de ellos han preferido ser m&aacute;s discretos.<br />
Septiembre de 2008 marc&oacute; un punto de inflexi&oacute;n en el proceso recesivo: estall&oacute; el sistema financiero y la recesi&oacute;n comenz&oacute; a extenderse r&aacute;pidamente a escala planetaria al tiempo que se evidenciaban s&iacute;ntomas muy claros de tr&aacute;nsito global hacia la depresi&oacute;n cuya llegada comenz&oacute; a ser admitida desde comienzos de 2009. <br />
Ahora asistimos a un encadenamiento internacional de derrumbes productivos y financieros acompa&ntilde;ado por una mezcla de pesimismo e impotencia en el m&aacute;s alto nivel de las elites dirigentes. Las declaraciones de George Soros y Paul Volcker en la Universidad de Columbia el 21 de febrero de 2009 marcaron una ruptura radical (2) mucho m&aacute;s fuerte que la que estableci&oacute; hace dos a&ntilde;os Alan Greenspan. Volcker admiti&oacute; que esta crisis es muy superior a la de 1929: eso significa que la misma carece de referencias en la historia del capitalismo, la desaparici&oacute;n de paralelismos respecto de crisis anteriores es tambi&eacute;n (principalmente) la de los remedios conocidos. Porque 1929 y la depresi&oacute;n que le sigui&oacute; est&aacute;n asociados a la utilizaci&oacute;n exitosa de los instrumentos keynesianos, a la intervenci&oacute;n masiva del Estado como salvador supremo del sistema y lo que estamos presenciando es la ineficacia de los Estados de las econom&iacute;as centrales para superar la crisis. La avalancha de dinero que arrojan sobre los mercados no frena la ca&iacute;da, adem&aacute;s est&aacute; creando las condiciones para futuras olas inflacionarias y burbujas especulativas.</p>
<p><strong>&iquest;Implosi&oacute;n?</strong><br />
Por su parte Soros confirm&oacute; lo que era evidente: el sistema financiero mundial se ha desintegrado, a lo que agreg&oacute; el descubrimiento de similitudes entre la situaci&oacute;n actual y la vivida durante el desplome de la Uni&oacute;n Sovi&eacute;tica. &iquest;Cu&aacute;les son esos paralelismos?<br />
Como sabemos, el sistema sovi&eacute;tico comenz&oacute; a desmoronarse hacia fines de los a&ntilde;os 1980 para finalmente &ldquo;implosionar&rdquo; en 1991. El fen&oacute;meno ha sido por lo general atribuido a la degradaci&oacute;n de su estructura burocr&aacute;tica haci&eacute;ndolo en principio intransferible al capitalismo que alberga una vasta burocracia aunque no hegem&oacute;nica como lo fue en el caso sovi&eacute;tico. <br />
Sin embargo, existe una enfermedad que no es el patrimonio exclusivo de los reg&iacute;menes burocr&aacute;ticos, y que se ha desarrollado en el capitalismo al igual que en civilizaciones anteriores a la modernidad: se trata de la hipertrofia parasitaria, del predominio aplastante de elites que depredan el sistema productivo generando al mismo tiempo una din&aacute;mica de degradaci&oacute;n de su entorno ambiental hasta un punto tal en que el conjunto del sistema va perdiendo capacidad de reproducci&oacute;n apuntando hacia el colapso general. Las decadencias de civilizaciones como la greco-romana, egipcia o babil&oacute;nica ilustran ese esquema. <br />
Las tres &uacute;ltimas d&eacute;cadas presenciaron la aceleraci&oacute;n del proceso de &ldquo;financierizaci&oacute;n&rdquo;; su momento de gloria fue alcanzado durante el &uacute;ltimo lustro del siglo 20, en plena expansi&oacute;n de las burbujas burs&aacute;tiles seguidas al comenzar el nuevo siglo por la proliferaci&oacute;n de burbujas financieras de todo tipo (principalmente inmobiliarias pero tambi&eacute;n comerciales, de endeudamiento, etc.).<br />
En 2008 los pa&iacute;ses del G7 dispon&iacute;an de recursos fiscales por unos US$ 10 billones (millones de millones) contra US$ 680 billones en productos financieros derivados registrados por el Banco de Basilea a mediados de ese a&ntilde;o. A lo que es necesario agregar otros negocios especulativos para llegar a una masa financiera que estar&iacute;a superando actualmente los US$ 1.000 billones (cerca de 20 veces el Producto Bruto Mundial). Esta cifra impresionante no constituye una realidad separada de la llamada econom&iacute;a real o productiva. Fue engendrada por la din&aacute;mica del conjunto del sistema: por las necesidades de rentabilidad de las grandes empresas, por las necesidades de financiamiento de los Estados y del consumo en los pa&iacute;ses de alto desarrollo. <br />
Se ha puesto de moda achacarle la crisis a los especuladores financieros y seg&uacute;n explican altos dirigentes pol&iacute;ticos y expertos medi&aacute;ticos las turbulencias llegar&aacute;n a su fin cuando la <em>&ldquo;econom&iacute;a real&rdquo;</em> imponga su cultura productiva sometiendo a las <em>redes financieras</em> hoy fuera de control. Sin embargo, a mediados de la d&eacute;cada actual en Estados Unidos m&aacute;s de 40% de los beneficios de las grandes corporaciones proven&iacute;a de los negocios financieros (3), en Europa la situaci&oacute;n era similar. En China en el momento de mayor auge especulativo (fines de 2007) solo la burbuja burs&aacute;til mov&iacute;a fondos casi equivalentes al Producto Bruto Interno de ese pa&iacute;s, alimentada por empresarios privados y p&uacute;blicos, bur&oacute;cratas encumbrados, profesionales, etc.(4) No se trata por consiguiente de dos actividades, una <em>real</em> y otra <em>financiera</em>, claramente diferenciadas sino de un solo conjunto heterog&eacute;neo interrelacionado, real de negocios que ahora se est&aacute; desinflando. <br />
Las declaraciones de Soros y Volcker fueron realizadas unos pocos d&iacute;as antes de que el Gobierno estadounidense diera a conocer las cifras oficiales definitivas de la ca&iacute;da del Producto Bruto Interno en el &uacute;ltimo trimestre de 2008 con respecto a igual per&iacute;odo de 2007. La primera estimaci&oacute;n oficial hab&iacute;a fijado dicha ca&iacute;da en 3,8 % pero en verdad la contracci&oacute;n hab&iacute;a llegado a 6,2%. Jap&oacute;n por su parte tuvo para el mismo per&iacute;odo un descenso en su PBI del orden de 12%, y tanto la cifras de enero como de febrero de 2009 se&ntilde;alan una reducci&oacute;n anualizada de sus exportaciones del orden de 50%. La amenaza de bancarrota financiera en varios pa&iacute;ses de Europa del Este como Polonia, Hungr&iacute;a, Ucrania, Letonia, Lituania, etc., apunta de manera directa a las bancas acreedoras suiza y austr&iacute;aca que podr&iacute;an hundirse como la de Islandia. Los primeros pron&oacute;sticos sobre China anuncian para 2009 una reducci&oacute;n de su tasa de crecimiento a la mitad respecto de 2008 impulsada por la brusca contracci&oacute;n de sus exportaciones. <br />
Que Soros y Volcker abran la expectativa de un colapso del sistema econ&oacute;mico mundial no significa que el mismo se produzca de manera inevitable; despu&eacute;s de todo una de las principales caracter&iacute;sticas de una crisis profunda como la actual es la existencia de una profunda crisis de percepci&oacute;n en las elites dirigentes. Sin embargo, la acumulaci&oacute;n de datos econ&oacute;micos negativos y su proyecci&oacute;n realista para los pr&oacute;ximos meses nos sugieren tomar en serio esas declaraciones.</p>
<p><strong>El arsenal vac&iacute;o</strong><br />
Hasta hace muy poco predominaba una cierta confianza en la capacidad de los principales decididores globales para domar la crisis, sobre todo la de las grandes potencias econ&oacute;micas. La primera reuni&oacute;n del G20 gener&oacute; muchas expectativas positivas, pero la segunda realizada en abril fue una muestra muy clara de impotencia y hasta en un cierto sentido de sinceramiento de los dirigentes cuya decisi&oacute;n m&aacute;s importante ha sido anunciar la pr&oacute;xima realizaci&oacute;n de una nueva reuni&oacute;n cumbre mientras arrojaban al mercado un modesto bill&oacute;n de d&oacute;lares (equivalente a menos de 0,5% del Producto Bruto Mundial o a uno por mil de la masa especulativa global). <br />
Sin embargo, el diagn&oacute;stico oficial sigue siendo el de una crisis de liquidez y de confianza de los consumidores y empresarios en los pa&iacute;ses ricos, ante lo cual fueron lanzadas sucesivas andanadas de fondos, est&iacute;mulos fiscales y crediticios que como sabemos han sido completamente ineficaces. Los principales mecanismos de reactivaci&oacute;n han fracasado y las exigencias de las autoridades francesas y alemanas durante la &uacute;ltima cumbre del G20 para instaurar duros controles al sistema financiero aparecen m&aacute;s bien como un castigo a los malvados que como instrumento para la superaci&oacute;n de la ola depresiva. <br />
Los est&iacute;mulos no han funcionado porque el problema de fondo, en una primera aproximaci&oacute;n al tema, no es la falta de cr&eacute;dito o de confianza o las cargas fiscales sino la abrumadora masa de deudas p&uacute;blicas y privadas que en el caso de Estados Unidos supera US$ 54 billones (m&aacute;s de tres veces el Producto Bruto Interno estadounidense y casi equivalente al Producto Bruto Mundial). Por su parte las deudas p&uacute;blicas de pa&iacute;ses como Jap&oacute;n, Espa&ntilde;a o Italia superan 100% los PBI respectivos. <br />
&iquest;Qu&eacute; sentido tiene ofrecer cr&eacute;ditos y otros est&iacute;mulos para consumir e invertir a gente sobrecargada de deudas?<br />
Algunos analistas insisten con que un r&aacute;pido y masivo empleo de los conocimientos tecnol&oacute;gicos disponibles podr&iacute;a generar una avalancha de innovaciones capaz de reanimar de manera durable la econom&iacute;a global, bajando costos, abaratando productos, estimulando nuevos consumos aunque su efecto se producir&iacute;a en el mediano plazo (ya no pisar&iacute;amos el terreno inmediatista de los &ldquo;est&iacute;mulos&rdquo; monetarios practicados hasta ahora sino el de planes de mediano y largo plazo). <br />
Sin embargo, durante las tres &uacute;ltimas d&eacute;cadas la econom&iacute;a global se ha ido desacelerando, su tasa de expansi&oacute;n atraves&oacute; una tendencia decreciente pese a que nunca antes en la historia del capitalismo se innov&oacute; tanto como en ese per&iacute;odo. Peor a&uacute;n, al final del mismo nos encontramos con una crisis energ&eacute;tica y alimenticia sin soluci&oacute;n a la vista. Y adem&aacute;s de esas crisis debemos agregar la crisis ambiental, las de las estructuras estatales de los pa&iacute;ses l&iacute;deres, la del mega Complejo Militar Industrial de Estados Unidos y algunas otras m&aacute;s que conforman una variada constelaci&oacute;n de crisis que nos est&aacute;n insinuando la existencia de una crisis de civilizaci&oacute;n que las incluir&iacute;a a todas.<br />
La conclusi&oacute;n de todo esto podr&iacute;a ser muy simple y tr&aacute;gica: el arsenal de soluciones est&aacute; vac&iacute;o y lo mejor que podemos hacer es resignarnos a lo que el destino (cuyas intenciones desconocemos) ha decidido para nosotros. Pero si hici&eacute;ramos eso estar&iacute;amos ignorando algo esencial: dicho arsenal fue llenado por seres humanos y los instrumentos que all&iacute; guardaron funcionaron bien en otros tiempos. Podr&iacute;an pr&oacute;ximamente fabricar instrumentos eficaces ya no con los viejos planos sino a partir de nuevas ideas superadoras del actual bloqueo cultural. <br />
El historiador Le Roy Ladurie sosten&iacute;a que <em>&ldquo;la crisis propone pero es la cultura la que dispone&rdquo; </em>(5) y la cultura como sabemos no es un <em>stock</em> inamovible sino un patrimonio variable, permanentemente renovado, sobre todo en la era moderna. Ensayos de integraci&oacute;n regional est&aacute;n siendo practicados en Asia o en Am&eacute;rica latina aunque otros proyectos de integraci&oacute;n se est&aacute;n fragilizando, por ejemplo el de la Uni&oacute;n Europea. <br />
Mega empresas que hasta hace poco aparec&iacute;an como las due&ntilde;as del planeta est&aacute;n en bancarrota o muy cerca de la misma, pero ello no agota para nada la capacidad para generar nuevas formas productivas o nuevos estilos de consumo. Probablemente estemos transitando una crisis de larga duraci&oacute;n, una mutaci&oacute;n cuyo aspecto final ignoramos. No es la primera vez que eso ocurre. La receta no est&aacute; escrita en ning&uacute;n lugar o para decirlo de otra manera forma parte de un complejo proceso de innovaci&oacute;n social que iremos produciendo en el futuro (probablemente ya lo estamos construyendo aunque el ruido de la crisis nos impide percibirlo).</p>
<p>1- Philippe Grasset,<em> &ldquo;La turbo-crise acc&eacute;l&egrave;re (comme c&rsquo;est son r&ocirc;le)&rdquo;, Dedefensa.org, 9 janvier 2009.</em><br />
2- <em>&ldquo;Soros sees no bottom for world financial &lsquo;collapse&rsquo;&rdquo;, Reuters. Sat Feb 21, 2009. David Randall and Jane Merrick, &ldquo;Brown flies to meet President Obama for economy crisis talks&rdquo;, The Independent , Sunday, 22 February 2009.</em><br />
3- <em>US Economic Report for the President, 2008.</em><br />
4- En agosto de 2007 la capitalizaci&oacute;n de las bolsas chinas superaba el valor del Producto Bruto Interno del a&ntilde;o 2006. Dong Zhixin,<em> &ldquo;China stock market capitalization tops GDP&rdquo;, Chinadaily</em>, (http://www.chinadaily.com.cn/china/2007-08/09/content_6019614.htm)<br />
5- Emmanuel Le Roy Ladurie, <em>&ldquo;La crise et l&rsquo; historien&rdquo;, Communications, Ann&eacute;e 1976, Volume 25, num&eacute;ro 25, Paris.</em></p>
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Otras voces</p>
<p><strong>El replanteo del capitalismo</strong></p>
<p>La hondura y la simultaneidad de la crisis global ha provocado explicaciones parciales y algunas que pretenden ser totalizadoras. Lo cierto es que en todas las latitudes del planeta se comienza a percibir que esta vez no hay modo de comparar con la experiencia hist&oacute;rica. Que es una crisis in&eacute;dita y que reci&eacute;n empieza. Aqu&iacute; consignamos algunas de las voces, poderosas, influyentes, originales que se atreven a definir este tsunami que reci&eacute;n comienza y que nadie sabe c&oacute;mo terminar&aacute;.</p>
<p><strong>&ldquo;Sistema internacional: una reliquia del pasado&rdquo;</strong></p>
<p>Una crisis global de capitalismo ha desencadenado una crisis de pol&iacute;tica global. Los votantes quieren que los protejan de las tormentas globales y los discursos sobre la necesidad de una nueva arquitectura para el sistema internacional no acallan la furia de los pobres y desempleados. <br />
Durante los 20 a&ntilde;os que la globalizaci&oacute;n gener&oacute; prosperidad &ndash;si bien una prosperidad despareja&ndash; pareci&oacute; que se avanzaba hacia el modelo internacional. Pero el crac financiero expuso los fracasos y fragilidades de la globalizaci&oacute;n. Lo que todav&iacute;a no sabemos es si los Gobiernos podr&aacute;n crear una estructura que restaure la legitimidad pol&iacute;tica.<br />
En opini&oacute;n del columnista de<em> Financial Times</em> Philip Stephens, el sistema internacional actual es una reliquia de una era pasada, de un tiempo en que defin&iacute;amos el mundo seg&uacute;n ideolog&iacute;as rivales &ndash;democracia liberal y comunismo&ndash; y cuando las instituciones encargadas de vigilar lo que se supon&iacute;a era gobierno global eran la reserva de las naciones ricas de Occidente. La ca&iacute;da del Muro de Berl&iacute;n se erigi&oacute; como el triunfo de este consenso de Washington. El colapso de Lehman Brothers marc&oacute; su fracaso.<br />
Muchos esperan que la respuesta la d&eacute; el G-20 en su reuni&oacute;n en Londres. Esperan que el grupo de l&iacute;deres logre convertir a todos los pa&iacute;ses del mundo en una suerte de accionistas de un nuevo orden global. <br />
&iquest;Se convertir&aacute; el G20 en una concertaci&oacute;n global de potencias? Se pondr&aacute;n de acuerdo americanos de las tres Am&eacute;ricas, europeos, asi&aacute;ticos y africanos para cuidar la prosperidad y solucionar sus conflictos?<br />
Pero algunos piensan que el grupo deber&iacute;a tener un alcance m&aacute;s amplio que el financiero y econ&oacute;mico y convertirse en una instituci&oacute;n pol&iacute;tica permanente. Los pa&iacute;ses ricos temen que si los l&iacute;deres del G20 se re&uacute;nen regularmente debiliten al G8, de las naciones industrializadas. Otros piensan en un G13, que estar&iacute;a formado por el G8 m&aacute;s los cinco pa&iacute;ses emergentes m&aacute;s grandes.</p>
<p><strong>Por un capitalismo que sea menos ego&iacute;sta</strong></p>
<p>A comienzos de marzo un catedr&aacute;tico ingl&eacute;s, Sir Richard Layard, public&oacute; en <em>Financial Times </em>una columna que no pas&oacute; desapercibida. En ella pide abandonar la adoraci&oacute;n del dinero y crear una sociedad m&aacute;s humana.<br />
En ese art&iacute;culo Lord Layard &ndash;profesor en la<em> London School of Economics&ndash;</em> dio una breve clase de historia mencionando el iluminismo, aquella corriente de pensamiento que domin&oacute; principalmente en Inglaterra y Francia durante el siglo 18 y que cre&iacute;a en el progreso perpetuo y en el poder de la raz&oacute;n para resolver todos los problemas humanos y lograr un estado de felicidad y perfecci&oacute;n material y espiritual. <br />
Layard cree que se ha vuelto absolutamente necesario en la actualidad encontrar una respuesta a la pregunta &ldquo;&iquest;qu&eacute; es progreso?&rdquo;. &Eacute;l la encuentra en el movimiento del iluminismo anglosaj&oacute;n, para el que progreso era reducci&oacute;n de la miseria y aumento de la felicidad. Creaci&oacute;n de riqueza e innovaci&oacute;n eran simples instrumentos para llegar a la meta final: la felicidad. <br />
De manera que debemos abandonar la adoraci&oacute;n del dinero y crear una sociedad m&aacute;s humana donde el criterio sea la calidad de la experiencia humana. Siempre y cuando recibamos un salario acorde a nuestra productividad, podemos elegir el que consideremos el mejor estilo de vida. <br />
&iquest;Y qu&eacute; involucrar&iacute;a lo anterior? El punto de partida es que, a pesar de la creaci&oacute;n masiva de riqueza, la felicidad no ha aumentado desde los a&ntilde;os 1950 en Estados Unidos o Gran Breta&ntilde;a o en Alemania Occidental. Ning&uacute;n investigador cuestiona estos hechos. Por consiguiente, el crecimiento no es la meta por la que debamos realizar grandes sacrificios. En particular, no deber&iacute;amos sacrificar la fuente m&aacute;s importante de felicidad que es la calidad de las relaciones humanas: en la casa, en el trabajo y en la comunidad. Hemos sacrificado gran parte de ellas en el nombre del crecimiento de la eficiencia y la productividad.<br />
<br />
<br />
<strong>Muchos librecambistas no leyeron a Adam Smith</strong></p>
<p>Los mercados libres sin regulaci&oacute;n estatal no figuran en las p&aacute;ginas de <em>La Riqueza de las Naciones,</em> de Adam Smith, dice Amartya Kumar Sen, un economista bengal&iacute; que en 1998 recibi&oacute; el Premio Nobel de Econom&iacute;a por sus investigaciones sobre el bienestar econ&oacute;mico. <br />
La crisis econ&oacute;mica global comenz&oacute; de pronto en el oto&ntilde;o estadounidense y se acelera a un ritmo escalofriante. Los intentos de los Gobiernos por detenerla han tenido poco &eacute;xito a pesar de haber comprometido cantidades incre&iacute;bles de fondos p&uacute;blicos. <br />
La cuesti&oacute;n que se plantea ahora con mayor fuerza se refiere a la naturaleza del capitalismo y si necesita ser cambiado. Algunos defensores del capitalismo desenfrenado, que se resisten al cambio, est&aacute;n convencidos de que se acusa exageradamente al capitalismo por problemas de corto plazo &ndash;problemas que se atribuyen a mal gobierno o al mal comportamiento de algunas personas&ndash;. Otros, no obstante, ven realmente graves defectos en los actuales acuerdos econ&oacute;micos y quieren la reforma, en busca de un enfoque alternativo que muchos llaman &ldquo;nuevo capitalismo&rdquo;. <br />
Sobre la futura organizaci&oacute;n de la sociedad en el largo plazo se plantea una primera gran pregunta. &iquest;Deber&iacute;amos buscar un nuevo capitalismo o un &ldquo;nuevo mundo&rdquo; que tenga una forma diferente? Esta no es una cuesti&oacute;n nueva porque ya en el siglo 18 se la plante&oacute; el fundador de la econom&iacute;a moderna, Adam Smith, cuando present&oacute; su an&aacute;lisis del funcionamiento de la econom&iacute;a de mercado. <br />
Smith nunca us&oacute; la palabra capitalismo, dice Sen, y ser&iacute;a dif&iacute;cil para nosotros extraer de sus trabajos alguna teor&iacute;a sobre la suficiencia de la econom&iacute;a de mercado, o de la necesidad de aceptar el dominio del capital. En<em> La riqueza de las naciones</em> &eacute;l habl&oacute; del importante papel de los valores para elegir la conducta y de la importancia de las instituciones. Pero fue en su primer libro,<em> The Theory of Moral Sentiments, </em>(publicado hace exactamente 250 a&ntilde;os) que investig&oacute; a fondo el poderoso rol de los valores sin fines de lucro. All&iacute; dec&iacute;a que la &ldquo;prudencia&rdquo; era la virtud m&aacute;s &uacute;til para el individuo. Y luego enumeraba la &ldquo;humanidad, justicia, generosidad y esp&iacute;ritu p&uacute;blico&rdquo; como las cualidades m&aacute;s &uacute;tiles para los dem&aacute;s.<br />
&iquest;Qu&eacute; es capitalismo exactamente? &iquest;Cu&aacute;les son las caracter&iacute;sticas especiales que hacen un sistema indudablemente capitalista-antiguo o nuevo? Parecer&iacute;a que descansar sobre los mercados para las transacciones econ&oacute;micas es una condici&oacute;n necesaria para que una econom&iacute;a se identifique como capitalista. De manera similar, la dependencia del beneficio y de las recompensas individuales basadas en la propiedad privada se consideran como arquetipos caracter&iacute;sticos del capitalismo. Sin embargo, si estos son requisitos necesarios, los sistemas econ&oacute;micos que tenemos actualmente, por ejemplo, en Europa y Am&eacute;rica no ser&iacute;an genuinamente capitalistas. Todos los pa&iacute;ses ricos en el mundo tienen, desde hace bastante tiempo, una parcial dependencia de las transacciones y de otros pagos que se producen en gran medida fuera de los mercados, como las prestaciones por desempleo, jubilaciones y la provisi&oacute;n de educaci&oacute;n p&uacute;blica y salud.</p>
<p><img alt="" src="http://www.mercado.com.ar/mercado/ro/imagenes/foto_nota_1093_7_4.jpg" /><br />
Adam Smith</p>

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