viernes, 27 de diciembre de 2024

Africa y su irregular camino al desarrollo

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En verdad, el continente no se reduce a actividades extractivas. Hacia 2015, por ejemplo, unos 200 millones de personas ingresarán al mercado usuario o consumidor de bienes finales. Entretanto, banca y telecomunicaciones crecen rápido. Igualmente, los gastos en infraestructura aumentan a mayor ritmo que en el plano mundial.

<p>Esta errática tendencia era impulsada mayormente por fondos provenientes de gobiernos emergentes. Particularmente el chino, que aportó 77% de flujo en 2007. Pero, a pesar de ese dato, la Organización de Cooperación pro Desarrollo (OCDE, París) sostiene que ese mismo año, 45% de la inversión fue de origen privado y deriva de multinacionales operantes tanto en África como afuera. A juicio de la entidad –un club conservador de 24 países ricos-, el veloz crecimiento regional es clave del fenómeno. <br />
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Si bien esa expansión ha sido substancial, para el BM y McKinsey existe para 2009/14 una brecha inversora de US$ 180.000 millones en el África subsahariana. En lo atinente a Nigeria (máxima petrolera del continente, quinta en el mundo), el país pretende figurar, para 2020, entre las veinte mayores economías de globo, alcanzando los actuales niveles brasileños en infraestructura. Dejando de lado la corrupción sistémica y la perpetua guerra civil, harán falta más de US$ 190 mil millones -60% de presente PBI-, o sea tres puntos anuales acumulativos en 2011/30. Un sueño casi imposible. <br />
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En un contexto más racional, Sudáfrica proyecta invertir US$ 44.000 millones en transportes, combustibles, agua y energía en 2009/11. Ello significa 73% más de gastos anuales y un plan de estímulos múltiples apto para situaciones de estancamiento económico.<br />
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<p>En este plano, muchos países se han comprometido a incrementar a 10% los aportes presupuestarios a la actividad rural. También lo han hecho los ONG y los fondos de inversión privados. Los nuevos modelos para fomentar cambios en gran escala también tienen mucho potencial. Entre ellos, el conjunto de planes reunido en el programa africano pro desarrollo agrícola integral (PADAI). Se trata de una iniciativa para asistir a los países a promover el desenvolvimiento vía expansión sectorial. “Será un emprendimiento complejo y de ardua consecución –advierte McKinsey-, pero el continente parece ir por la buena senda”.</p><p>El sector financiero ha crecido notablemente en 2001/10. El África subsahariana se ha convertido en operador sustancial de características emergentes, con activos por US$ 675.000 millones a fin de 2009. Entretanto, África del norte (de Marruecos a Egipto) rondaba US$ 497.000 millones. <br />Casi 50% del crecimiento de los bancos mayores deriva de las carteras naturales y sólo 17% proviene de fuentes variables. Por ejemplo, fusiones y adquisiciones (F&A). De todos modos, el sector bancario supera en expansión al PBI en los principales mercados del continente. Por ejemplo, en 2001/10 el PBI de Kenya subió 4,4% anual, pero la banca marcó 8,5% promedio.</p><p>Un banco sudafricano, Capitel, aplica un modelo apto para atraer gente no bancarizada, basado en tecnología y bajos costos. Sus cuatro pilares son accesibilidad, costos razonables, simplicidad y servicio personalizado.<br />Un competidor local, African Bank, surgió a principios de la década para cubrir la brecha entre el negocio convencional y los micropréstamos. Ofrece formas innovadores de crédito a asalariados de ingresos bajos y medios. Pero afronta un problema de marca: varios bancos del continente la tachan de demasiado genérica.</p><p> </p>

<p>Más gasto familiar</p><p>Durante el quinquenio 2005/09, los gastos familiares se incrementaron a razón de 16% anual compuesto, o sea el doble del PB regional. Otro parámetro, el PB por habitante, se expandió en todos los países africanos excepto dos “ovejas negras”, Zimbabwe y Burkina Faso. En el resto, muchos consumidores han ido pasando de niveles ínfimos –menos de tres dólares diarios- de ingresos a satisfacer necesidades básicas, vale decir, de tres a catorce dólares. También se elevó el segmento medio (hasta US$ 25.000 anuales.<br /><br />Esta evolución es clave para actividades desde manufactura hasta banca y telecomunicaciones. “Cuando la gente –señala McKinsey- empieza a ganar dinero para cubrir necesidades básicas, también gasta en bienes y servicios indispensables. Por ello, la mayor parte de las categorías exhiben curvas de crecimiento tipo S: cuando un país alcanza niveles básicos de ingresos, se triplica o cuadruplica el ritmo expansivo. La explosión de celulares lo evidencia con claridad meridiana. <br /><br />Pese a la crisis sistémica occidental (2007/09) y la del subsiguiente endeudamiento en la Unión Europea, el PB africano por habitante tiene posibilidades de mantener una trayectoria de 4,5% anual acumulativo entre 2011 y 2015. Ello podría significar un incremento de capacidad adquisitiva superior a 35% en ese lapso. Como resultado, la cantidad de mercados nacionales atractivos –con más de diez millones de consumidores o usuarios e ingresos brutos sobre US$ 10.000 millones anuales- se incrementará de diecinueve en 2008 a 26 en 2014. <br /><br />En lo atinente a comercio, sus formas modernas son todavía incipientes en gran parte de África, donde imperan tiendas familiares, mercados o ferias al aire libre (como sucede en Latinoamérica). Estos canales dominan más de 85% del sector minorista. Esto no es meramente cultural, pues se relaciona con un patrón distribuidor cuyas pésimas comunicaciones viales obligan a las empresas a mantener nutridas redes de venta y entregas combinando intercambio directo y tercerizado. Se trata de un ámbito propicio al agio, la especulación y los sobreprecios. <br /><br />Entre 1998 y 2007, diez años, las inversiones africanas en obras públicas aumentaban al ritmo anual de 17%, o sea desde US$ 3.000 a 12.000 millones, superando la tasa global. Obviamente, porque la fuente de las cifras –el Banco Mundial- partía de cotas bajas. Según una estadística poco clara, la región representaba 11% del total mundial de inversiones privadas y extranjeras en 1999/2001 (un trienio), cifra que llegó a 17% en 2003/08 (un sexenio).<br /> </p>

<p>McKinsey actualiza una selecci&oacute;n de perspectivas que difiere no s&oacute;lo pa&iacute;s a pa&iacute;s, sino tambi&eacute;n sector a sector. Por ende, la consultora se detiene en aspectos tan concretos como agro, infraestructura, banca, hidrocarburos o bienes de uso final.<br />
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El continente posee m&aacute;s de un cuarto de las tierras arables en el planeta. Once de sus pa&iacute;ses figuran entre las mayores fuentes de alg&uacute;n mineral estrat&eacute;gico. Hacia 2025, por otra parte, &Aacute;frica estar&aacute; extrayendo 13% de los crudos globales, contra apenas 9% en 1998.<br />
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El agro es el mayor sector socioecon&oacute;mico y representa 15% del producto bruto regional. Vale decir algo m&aacute;s de US$ 100.000 millones. Egipto y Nigeria, solos, significan un tercio y diez pa&iacute;ses generan 75% del conjunto <br />
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El potencial ecoagr&iacute;cola es muy superior al efectivamente explotado. Si bien m&aacute;s de 25% de tierra arable total se halla en &Aacute;frica, el &aacute;rea aporta apenas 10% de la producci&oacute;n mundial. Adem&aacute;s, el sector se expande a tasas bajas: 2 a 5% anual. Con 85% de explotaciones inferiores a dos hect&aacute;reas, la producci&oacute;n se halla en extremo atomizada. En Brasil, Argentina, Alemania o Estados Unidos &ndash;por ejemplo- apenas 11% o menos de unidades operan en esa escala.<br />
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Mejor dicho, subinversi&oacute;n. Para que un agrosistema funcione mejor en el &Aacute;frica subsahariana, se requieren inversiones adicionales por US$ 50.000 millones. Por tanto, el sector precisa modelos de negocios capaces de elevar considerablemente los par&aacute;metros inversores en escala privada p&uacute;blica local, internacionales y de organismos no gubernamentales. <br />
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