<p>En teoría, era un panel armado por el grupo de los 20 para analizar políticas monetarias, el futuro de yüan y el sistema cambiario internacional. Pero las guerras en Libia o Costa de Marfil y la violencia en Siria, Yemen y Jordania modificaron el eje del debate.<br />
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El italiano empezó advirtiendo que ni siquiera China, Japón (tras su catástrofe) o el sudeste asiático están exentos de potenciales brotes. En el primer caso, los pocos medios occidentales presentes en el seminario pusieron incómodo al gobierno de Beijing preguntando por la desaparición del abogado disidente Gao Zhisheng y otras veinte personas.<br />
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Eludiendo el asunto, en general los países emergentes coincidieron en que hay riesgos para la estabilidad política mundial, no sólo en Levante, el Magreb o África occidental. “Todo se ha desencadenado casi al unísono y en muchos lugares. Particularmente donde subsisten –señala Tremonti- regímenes autoritarios hoy resistidos por la gente”.<br />
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Estos levantamientos en realidad venían incubándose desde hacía un tiempo . Esto era claro en Egipto (Hosni Mubarak acumuló 28 años antes de caer), Túnez –Zin ben-Alí llevaba quince- y Libia (Muammar Ghadafi pasa los 42 años). Algunos funcionarios del G-20 empiezan a vincular esos brotes sociopolíticos con excesos de especulación financiera en grandes bolsas o la crisis del endeudamiento soberano europeo.</p>
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Nanjin, un seminario del G-20 poco difundido
Las revueltas en países árabes no tardarán en golpear Asia al este de India, pues trasluce desigualdades sociales que Internet o las redes sociales acentúan en vez de paliar. Así sostuvo Giulio Tremonti en una reunión a nivel ministerial.