-¿Los precios sostenidos de los commodities representan el fin del deterioro de los términos del intercambio que durante muchos años enarbolara Raúl Prebisch para mostrar la dependencia de los países en desarrollo en relación con los desarrollados?
-Prebisch no elaboró una teoría: describió una realidad. Decía que entre los años 20 y los 50 o 70 se producía un deterioro en los términos del intercambio, porque los productos agrícolas bajaban de precio en términos reales mientras los industriales subían. Como gran categoría, porque en el mismo período los autos no eran más caros, sino más sofisticados. Incorporaban innovación que por ahí los encarecía, pero el público los compraba.
-Hasta que se rebasó el límite…
-Claro, porque mientras tanto la tecnología agrícola de la revolución verde permitía que se destrozara el dilema malthusiano: la población no crecía tanto aunque siguió haciéndolo, pero la tecnología agrícola permitió abastecer ese crecimiento. Y de pronto nos encontramos con excedentes agrícolas cuando se pensaba que iba a haber faltantes, lo cual abonó el hecho de fondo que se tradujo en un deterioro de los términos del intercambio.
Pero los productos industriales no bajan tanto como los agrícolas. Si estamos de acuerdo que los precios se fijan en función de la oferta y la demanda, cuando bajan es porque hay más oferta en términos relativos.
-La novedad es que ahora en el sur hay más demanda…
-La incorporación de China y la India como consumidores es un proceso que se dio hasta entrado el siglo XXI. Había más vendedores que compradores. Para países como la Argentina y Australia, que en su momento se aglutinaron para dar la batalla en la ronda Uruguay del GATT, el tema era cómo lograr apertura para un mercado proteccionista a fin de poder defender la producción en un mundo excedentario. Si en ese contexto los menos eficientes no se protegían, los excedentes de los grandes productores eficientes iban a entrar y destrozarles los mercados. Entonces los tipos se defendieron y les complicaron la vida a los países agrícolas, como Argentina, Australia, Canadá.
Hacía falta invertir la ecuación y buscar la forma de que aparecieran más compradores que vendedores, lo cual se da espontáneamente cuando crece la población: podemos lograr ser eternos, es decir, una alta tasa de natalidad más una tendencia a la inmortalidad determina que haya más consumo.
Lo que sí se da es una explosión de ingresos de las economías emergentes.
-¿Significa que había sectores con hambre y se empezaron a alimentar?
-No es el tema de que había muertos de hambre que empezaron a comer, sino que tuvieran otro tipo de hambre. Comían arroz, vegetales, dietas de féculas.
-Y también con la biotecnología alimentan a las máquinas…
-El vegetal es el primer eslabón de la cadena alimenticia, trófica. La agricultura es la gestión de la fotosíntesis. Transforma la energía lumínica del sol en productos, en biomasa. El único ser de la Naturaleza que tiene esa virtud es el mundo vegetal, el instrumento que convierte la energía radiante en biomasa. Utiliza la energía como fuente pero el alimento es el dióxido de carbono, que donde hay tierra es capturado por las plantas y con la energía solar se convierte en biomasa. En el mar las algas hacen lo mismo: fijan el dióxido de carbono, forman el cuerpo del alga y emiten oxígeno, igual que las plantas hacen en la superficie.
-¿El vegetal es producto para el pobre e insumo para el resto?
-Los pobres tienden a ir hacia el recurso primario, que es la primera fuente de transformación: los vegetales, granos o verdes. En la medida en que el poder adquisitivo mejora, empezamos a comer lo que se produce con las plantas, como las distintas proteínas animales, que son productos de segundo piso, de segunda transformación. En todo proceso de transformación hay ciencia, ciencia estructural en la que para producir un kilo de carne se necesitan 10 de granos, que perfectamente pueden alimentar a un tipo.
Un vegetariano consume mucho menos, más eficiente, que cualquier carnívoro. Libera hectáreas, se arregla con media hectárea o menos por año. Un carnívoro no, necesita cinco porque no come ese producto, sino un cerdo, cuyo problema como el de cualquier producción extensiva, son los excrementos, que son 90 % de lo que come. Respira, mantiene la temperatura corporal, camina, gasta energía en comer, vivir, gracias a su tracto digestivo que es muy eficiente.
-¿Cómo se definiría entonces una materia prima alimenticia?
-Cuando hablamos de materias primas nos referimos a productos de transformación de gestión de fotosíntesis. No tanto materias primas, ya hay un proceso de transformación. Los productos agrícolas no son materias primas como primera macrocategoría. El grano lo es pero para el molino harinero, para el feedlot, para criar pollos.
Dependencias
-Cuando se habla hoy de primarización, ¿volvemos a los tiempos de Raúl Prebisch, cuando alertaba sobre el deterioro en los términos del intercambio?
-Al deterioro de los términos del intercambio siempre se lo vinculó con la primarización de la economía. Ya no existe más. Si Prebisch viviera, hoy estaría hablando de la apreciación de los términos del intercambio.
En aquel momento describió una realidad y recomendó diversificar la matriz productiva no dependiendo tanto de las materias primas o de los productos primarios.
Sí diría que son productos primarios, pero con una categoría no peyorativa., sino de primera transformación de la fotosíntesis.
Cuando vino Gaboto y fundó el fuerte de Santi Spiritu, el primer asentamiento europeo en tierra firme americana, siempre activo, se cuenta que pusieron 30 semillas de trigo y recogieron 280, o sea que cada granito le dio 20. Hoy da 300. La diferencia es tecnología. No podemos seguir hablando de productos primarios, como tampoco lo era lo que hizo sembrar Gaboto.
Cuando un país desarrolla un sector competitivo, que estaba antes, y ahora hacemos más de eso algo más moderno, no podemos plantear que fue lo que perjudicó la calidad de la economía argentina.
-¿Qué ejemplo le viene a la mente?
-Hace menos de 10 años se inaugura Profértil, en el polo petroquímico de Bahía Blanca la primera planta de fertilizantes del país. Esta se abastecía de gas que se venteaba para producir un oil.
Ponemos todo estático hasta el 2000, arranca Profértil y en el 2001 exporta por US$ 500 millones. El resto queda igual. Productos primarios, manufacturas de origen agropecuario, y aumenta la exportación de manufacturas de origen industrial.
Al año siguiente, un tipo de los grupos CREA decide que hay que fertilizar el trigo. Se destina toda la producción de fertilizantes de Profértil y la desparramamos por la Pampa Húmeda y producimos 10 % más de trigo, pero desaparecen las exportaciones de fertilizantes. Exportamos mucho más trigo y muy poco MOI, ¿Argentina se primarizó? Le estamos agregando valor al fertilizante, exportamos con valor agregado.
-¿Qué otro ejemplo?
-Qué pasa con la pintura de una cosechadora Vasalli hecha en Argentina. Cuando terminó la cosecha quedó despintada, bueno exportamos pintura bajo la forma de soja, trigo o maíz,
En el acto de producir soja o maíz hay que invertir US$ 10.000 millones, después, se sacan 30.000 millones (en realidad US$ 45.000 millones). Ese es el valor agregado. No es grado de elaboración, sino la relación insumo-producto. Cuánto pongo y cuánto saco.
-¿Por qué llama al campo “industria verde?
-Se trata de ver al campo como la industria verde. Es la transformación de los recursos naturales. El agro es la gestión de la fotosíntesis. Es tomar un proceso natural, de modo tal de obtener eficientemente el recurso. Puede ser consumido en forma primaria o se puede transformar infinitamente. Se puede hacer energía o sea se la consume en distintas cadenas.
-¿El polo sojero del puerto de Rosario sería en sí la gran industria verde argentina?
– El proceso que se realiza en el polo sojero del puerto de Rosario es muy importante, pero es secundario. El proceso básico es la transformación del dióxido de carbono del aire en grano. Para el agricultor, la materia prima es la semilla. Porque se pone una y salen 300. Pero si soy Monsanto, el proveedor, para mí la semilla es el producto terminado. Tiene tecnología, laboratorio, investigación, génesis, industria. Es el resultado de un complejo de investigación y desarrollo que termina en ese grano, un paquete genético. Y además está tratado por funguicidas, inoculantes y una serie de productos que permiten perfeccionar la terminación y lograr un buen desarrollo inicial de la planta. Para el semillero es un producto final, ahora, ¿cuál es la materia prima del semillero? Los biotecnólogos, los biólogos, los ingenieros, todos los que trabajan en un laboratorio para lograr esa semilla, que finalmente se siembra en el campo para multiplicar la producción. También tiene una materia prima, que es el cerebro primario, y el producto terminado, que es la semilla que se entrega al productor.
-¿Qué abarca y quiénes están en el polo sojero de Rosario?
-El Polo de Rosario se extiende 50 km más arriba, hay 25 plantas
Desde Timbúes al norte de Rosario, Santa Fe a Ramallo en el noreste de Buenos Aires, se transforma 85% de la cosecha de soja en aceites, harinas y pellets. La capacidad de molienda total de las 25 plantas ubicadas sobre el margen del Paraná asciende a 142.800 toneladas por día. Constituyéndose en el mayor polo aceitero del mundo.
En ese corredor se ubican los mayores productores multinacionales del negocio aceitero: desde Noble (China), Dreyfus (Francia), Toepfer (Suiza), Cargill (EE.UU.) y las locales Molinos, Vicentín, Aceitera General Deheza, Bunge, ACA y Nidera, entre otras.
El mundo soja
-¿Por qué se dice que exportar soja es primarizar la economía?
-La exportación de soja se hace no a través del poroto a granel, que no se paga mucho, sino que la forma de venderlo es a través de la harina y el aceite, que son los dos productos que les da, o del biodiesel que es agregado de valor sobre el aceite. Se arranca con el laboratorio de una empresa nacional, Nidera, Don Mario en Chacabuco o Monsanto en Rojas, esa es la semilla de maíz, que siembra el agricultor, a la sazón el capataz de una línea de montaje en el campo: toma la materia prima la pone, sigue todo el proceso hasta que cosecha el grano. Semilla, fertilizante y gasoil son sus materias primas., así como fueron los productos terminados el gasoil de YPF, el fertilizante de Profértil, y la semilla de Monsanto. Sale al puerto el grano como producto terminado del agricultor y ahí pasa a ser materia prima para la planta que lo muele y lo convierte en otra cosa, se carga en un barco, que llega a destino y esa harina o pellet de soja, que va a un criadero de peces o de pollos, es materia prima del criadero de pollo como producto terminado. El pollito vivo tiene que entrar a una planta industrial, lo pelan, le sacan las alitas por un lado, las garras, y va a otra planta que hace la hamburguesa de pollo para Mac Donalds.
La Argentina no exportaba pollos y empezó a exportar garras de pollo, siguió exportando pollitos a Medio Oriente y ahora exporta mucho a China.
-Pero no se ven en los supermercados de los países de destino de estos alimentos marcas made in Argentina…
-El importador coloca los productos en su propia red comercial y agregándole packaging llega a la góndola del supermercado. No necesariamente si va con marca desde acá significa que sea agregado de valor.
-¿La semilla y el grano serían algo así como el huevo y la gallina?
– Hablo de industrias de semilla: Monsanto acaba de hacer una inversión de US$ 100 millones en un pueblo de Córdoba para producir semilla. Trabajan biotecnólogos argentinos, expertos en maquinaria e interactúan con americanos. En Venado Tuerto se fabrican máquinas para desflorar el maíz, que es un trabajo muy específico para la industria semillera. Todos estos procesos requieren especialización, capacitación, plantas industriales, fabricar los elementos para perfeccionar y darle competitividad a la cascada de valor. Ahí se genera el valor.
-¿Cómo graficaríamos al valor agregado?
-Supongamos una producción de espárragos y llegan al verdulero de la esquina. Si se lo entregan en atado no se venden. Tienen que estar lavados, envasados, etiquetados, lo cual a veces lo hace el supermercado, todo eso es valor agregado.
-¿Por qué suele afirmar que la siembra agrega más valor que la producción básica?
-Si se sigue el proceso van apareciendo más plantas. Hidrovías arrancó con 23 pies de profundidad, entraban barcos de 20 mil toneladas. Ahora está en 36 pies y entran barcos de 50 mil toneladas. Es valor agregado porque se bajó el costo de transporte en la medida que se fue más eficiente. Y atracar un barco grande o chico lleva el mismo tiempo. Pero si la carga es más rápida, más toneladas/día y cada barco se lleva más toneladas, se bajó el costo y es valor agregado para el país.
-Pero si los barcos cargan a granel, ¿dónde estaría el valor agregado?
-Los graneles no implican necesariamente poco valor agregado. Por supuesto que sería mejor cuanto más pudiéramos hacer acá: pollo, cerdo, huevo líquido para exportar, leche en polvo (que es maíz que pasó por el aparato digestivo de una vaca).
-La exportación de soja genera divisas, pero también requiere gastarlas en importar combustibles que el país no alcanza a abastecer, ¿cómo se interpreta esta suerte de “balanzaâ€?
-Para producir la soja de los niveles actuales no estamos consumiendo más combustible, ya que aumentan los rendimientos. La balanza interna del sector agrícola es superfavorable. Exportamos por US$ 45.000 millones y las importaciones del sector son de US$ 15.000 millones. Superávit de US$ 30.000 millones, de los cuales la mitad se lo consumió la industria.
-Si el gobierno le plantea al campo, “Uds obligan a importar combustibles, así que aporten para subsidiar la refinación nacional a fin de ahorrar divisasâ€, ¿qué diría el campo?
-El gobierno pretende que el destino de las retenciones y los fondos jubilatorios vayan a subsidiar a YPF. El campo dice ya colaboré: me sacan la plata de las jubilaciones, la de las retenciones ¿y ahora quieren que compre el bono? Hay muchos países que no tienen petróleo y no es dramático. Uruguay, por ejemplo, tiene una expansión de la agricultura y el fenómeno es la ternera holandesa, el dólar está cada vez más débil. Entran dólares a lo loco y no tienen combustible. Están las boyas petroleras frente a José Ignacio que es donde descargan el petróleo.
-¿Y apelar a la bonanza del campo para contribuir a financiar la política de inclusión social?
-Inclusión social se ve siguiendo la ruta 9, en Marcos Juárez hay cancha de golf y pista de carreritas de autos en la que los tallercitos de ahí desarrollan fórmulas locales y cobran unos mangos los mecánicos.
La marca Cardón está en todos los pueblos del interior. Es la percha chacarera. Ese es el sistema de redistribución originado en el sector privado. El Estado busca los nichos de renta, que tienen que ver con la competitividad, capturarla y destinarla a los fines que considera más plausibles. Se la sacan a Marcos Juárez y la traen a La Matanza, con lo cual la gente se viene a La Matanza. Ese modelo es el que no va.
Cualquier plan es contranatura. Porque se le ocurrió a Kicillof, cuya filosofía es prebischiana, año ´30: el deterioro de los términos del intercambio, la agricultura no agrega valor. Vamos a hacer, como dice Pino Solanas, ferrocarriles, y como dice Kicillof, petróleo. Estamos hablando del siglo XIX…
-¿Y cómo sería en el siglo XXI?
-Si todo el país funciona es porque hacemos trigo y soja. Lo demás se va haciendo, porque nadie quiere vivir mal. Es mentira que la Argentina se está primarizando, sino que está desarrollando una industria nueva, con todo en contra, sin excedentes, porque se lo capturan.
¿Qué pasaría si todos esos recursos los tuviera la gente de Puerto San Martín, en Rosario, e hiciera los accesos al puerto? ¿Si la dispusiera Urquía haría más que el trencito del Nuevo Central Argentino, se podrían hacer más canales? ¡Hay que dejar que el dinero vaya al lugar de origen, el agregado de valor se genera ahí! ¡Y que el Estado federal capture nada más que el impuesto a las ganancias, no toda la renta sino una parte!
-La política actual está en las antípodas de lo que plantea…
-Porque hay un modelo conceptual que dice esto no sirve, entonces vamos por esta renta y la ponemos en otras cosas, por ejemplo hoy en YPF. Está el shale gas, nadie le lleva el apunte, pero le sacan el dinero a los jubilados y la renta de los sectores competitivos para desarrollar desde el Estado un sector que todos sabemos es plausible, ¿cuántos años de shale gas vamos a tener?
Biocombustibles se desarrolló solo y es agregado de valor del aceite, sustitución de importaciones, hagamos más biodiesel: es absolutamente competitivo, lo hicimos y vino Kicillof y dijo, no, les subimos las retenciones. Dejen que los sectores fluyan. No obstante cortar las brevas inmaduras, no son nadie para decir este ya es un negocio maduro, que venga para acá.
-¿Y cuál sería la alternativa desde el punto de vista energético?
-Hay que dejar que se desarrolle esta tremenda actividad: se están construyendo plantas, hay consultoras de ingeniería, contadores, analistas, bancos, todos evaluando el negocio de los biocombustibles. Algunos pararon la construcción de las plantas mientras pelean para que les devuelvan lo que les sacaron. Los europeos quieren comprar el aceite crudo para hacer ellos el biodiesel. Compran palma en Indonesia y ahora ahí se dieron cuenta y también quieren el aceite para hacer combustible.
-¿Es tan sencillo cambiarse de acá para allá?
-Las compañías que están en esto son globales, vemos a una Dreyfus, que está en Indonesia, Brasil, Argentina, y opera desde donde tiene mejores condiciones. Pero si el mensaje que se le da es que le van a capturar toda la renta porque tienen que ganar 4%, se van a Indonesia, donde no le imponen nada de eso. Le dicen que gane todo lo que pueda y le paguen 30% de las rentas, pero no le ponen retenciones para succionarlas.
-¿Qué puede suceder entonces?
-Que se terminan quitando eslabones en la cadena de valor y se exportan productos con menos valor agregado, los que de todas formas no son materias primas. Para mí exportar maíz está bárbaro. Porque si se empieza por una semilla, el choclo da 500 más. Antes la comían los yuyos, los insectos, plagas, si se puede cosechar es porque se combatieron, se usaron materiales que fijan más la energía solar, que se comen todo el carbono que hay en el aire, que permiten aumentar la densidad de siembra y tener más plantas por hectárea, una sembradora que acomode perfectamente la plantita una a 20 cm de la otra, y no como antes, que tenías tres plantas acá juntas y se parasitaban mutuamente y restaba producción, mientras la que estaba sola daba choclos más grandes pero perdiendo aprovechamiento de luz solar porque faltaban plantas en el medio.
El valor agregado de la producción básica es incomparable con todas las posibilidades que abre. Por eso lo primero es hacerla eficiente.
-¿Cómo juegan las ventajas comparativas desde un país como Argentina?
-Los cereales son la punta de lanza exportadora y Argentina es el primer exportador mundial de aceite. Así avanza la cadena. Es como EE.UU., que es líder en software y en computadoras. El primero se desarrolla en Seattle, pero también en la India y a través de la misma compañía, mientras las computadoras se fabrican en Singapur, en Los Angeles y en Indonesia, o en China, las empresas deciden dónde es más competitivo.
Del aceite a los biocombustibles
Proveniente de la cultura agraria y ahora presidente de la Asociación Argentina de Biocombustibles, Huergo identifica por dónde pasa el equilibrio del insumo verde entre su destino alimenticio y energético.
“Toda la cosecha mundial de granos cubriría menos de 20 % del consumo global de combustibles”, previene.
Define en consecuencia: “Es tan ético convertir el maíz en pollo como en etanol, caramelos, jarabe de fructosa para las bebidas y/o alimentos para mascotas”.
Y propicia que se aproveche la soja “no sólo para harina proteica sino para aceite, del cual se obtienen otros derivados necesarios para producir biodiesel, insecticidas, cosmética, dulces, cacao entre otros productos”.
Sentencia: “El mundo tiene plata, y quiere proteínas animales”.
Rubén Chorny