Un análisis sobre Aldea Global que se titula Recalculando, efectuado por Diego Falcone, de GPS Fondos, abre un signo de pregunta sobre la incidencia que tendrán en 2014 para el mundo la tasa de interés y la recuperación estadounidenses y un acomodamiento de la economía argentina a cambios en cuentagotas que empezaron a implementar las nuevas autoridades.
En el plano interno, el economista recuerda que hace unos meses, desde la Secretaria de Comercio, se intimó a las cerealeras a liquidar divisas en el Mercado Único Libre de Cambios (MULC). El objetivo era (y sigue siendo) recomponer las alicaídas reservas del BCRA.
Y tras calificar de fracaso estrepitoso el resultado del BAADE, subraya que ahora, bajo una nueva conducción económica, se ofreció un instrumento muy atractivo: Letras del Banco Central ajustadas por Dollar-Linked. El éxito parece asegurado luego de la muy buena colocación durante la semana pasada.
Este hecho, sumado a los acuerdos en el CIADI o el pago del 51% de YPF con bonos a Repsol, muestran un comportamiento más racional por parte de las nuevas autoridades en el Ministerio de Economía. ¿Alcanzará? Depende para qué.
Los frentes abiertos son muchos (subsidios-tarifas, atraso cambiario, elevada inflación, estancamiento de las exportaciones agropecuarias) pero los cambios empiezan a llegar, aunque sea con cuentagotas.
La tasa de interés de referencia (BADLAR) se ha acomodado en el área del 20% frente al 15% de principios de año. La devaluación promedio salto del 15% anual a principios de 2013 a más de 60% anual en los últimos 30 días.
El crecimiento, por el contrario, es la principal víctima de este reordenamiento macro-financiero.
El año que viene esperamos una abrupta caída en la salida de dólares por turismo/tarjeta, pero no va alcanzar para evitar una caída en las reservas (de USD 30.000M actuales a USD 25.000 diciembre 2014).
El ajuste de las tarifas parece ser el Santo Grial. No es para menos cuando uno observa la montaña de subsidios.
Pero para nosotros, el recorte en esta partida no es relevante desde el punto de vista fiscal, sino más bien desde la dinámica consumo-inversión. Tarifas más altas van a permitir redirección recursos del consumo de bienes a la inversión en infraestructura.
El crecimiento no tendría por qué resentirse, todo lo contrario. La inversión en cables de alta tensión o mayor generación va a tener un efecto multiplicador mayor que el consumo en restaurantes o casa de ropa.
Lo repetimos porque nos parece importante: el déficit fiscal sigue dentro de un rango razonable -2.2/2.6% del PBI. El -5% que muchos economistas mencionan sale de excluir de la recaudación los aportes del ANSES o los adelantos del BCRA.
Para nosotros, ambos recursos son genuinos y pertenecen a la esfera del Estado. Peor son los recursos generados por ingresos brutos o el impuesto al cheque. Estos tributos son regresivos y distorsivos. La crítica al ANSES o al BCRA está cargada de ideología.
Pronósticos
En nuestro último envío planteamos la poca efectividad (por no decir, utilidad) de hacer pronósticos. Cito a un economista inglés para justificar lo que vamos hacer a continuación. Keynes planteó que futuro es incierto por definición y, por lo tanto, no sabemos nada de él. Pero “la necesidad de acción y de decisión nos obliga a los hombres prácticos hacer todo lo posible para pasar por alto este hecho”. Es decir, predecir es casi un sin sentido, pero no nos queda otra.
¿Qué nos interesa acerca del futuro? Lo que vaya a pasar con la tasa de interés en EE.UU y con su economía. ¿Nada más? Bueno, podríamos pensar en Europa aunque es, lamentablemente, un caso perdido.
No nos interesa discutir si el último trimestre la economía subió +0.01% o cayó -0.01%. Lo más importante es firme compromiso del Banco Central Europeo con la unidad y supervivencia del Euro. Por ahora, con solo eso, nos alcanza.
La próxima semana nos vamos a ocupar de los Emergentes, en particular de China y Brasil.
Volviendo al tema de este Recalculando…, se espera que Estados Unidos acelere su tasa de crecimiento -de 1.7% en 2013 a 2.60% en 2014-. Si uno se guía por las encuestas manufactureras (ISM, PMI), el pronóstico tiene verosimilitud.
Las encuestas manufactureras en EE.UU. representan un buen indicador avanzado de la industria (que en los últimos tres meses crece a una tasa anual del 7% gracias al boom del sector automotor).
Pero si por el contrario, uno utiliza la tendencia observada en el mercado de crédito, ingreso de las familias o transporte aerocomercial, la mirada es distinta. Somos escépticos sobre una aceleración de la economía americana.
¿Por qué? Nos da la sensación que el buen otoño no es un cambio en la tendencia, sino más bien respuesta a un verano muy flojo.