La llegada del teléfono inteligente hace pocos años fue considerada en medios empresariales como una revolución que permitiría a la gente hacer un mejor equilibrio entre vida privada y laboral. Un teléfono inteligente le permitiría seguir trabajando en una urgencia aunque no estuviera en el lugar físico correspondiente.
Hoy hay mucha gente que cree que la conectividad ilimitada ha ido demasiado lejos. Se escuchan voces que hablan del efecto adverso que tiene el uso nocturno del Smartphone sobre la productividad y el compromiso de los empleados. Ya hay empresas que están incorporando en el contrato de trabajo la obligación de desconexión para asegurarse de que los empleados no se agoten. Alemania está estudiando una ley que prohíba la conexión entre empleadores y trabajadoras fuera de horario de trabajo.
Jennifer J. Deal comenta los resultados del estudio realizado en 2012 y conducido por el Center for Creative Leadership sobre el impacto de los nuevos teléfonos en el lugar de trabajo, del que ella misma participó. Investigaron a 483 ejecutivos, gerentes y profesionales en empresas de todo tamaño en Estados Unidos y otros 36 países.
Descubrieron que aunque la mayoría de los participantes estaba conectada al trabajo durante 13,5 o más horas al día. Cinco días a la semana, y durante alrededor de cinco horas durante los fines de semana, no resentían su teléfono. En cambio, 60% dijo estar satisfechos con la mayor flexibilidad. Muchos explicaron que no les molesta la mayor cantidad de horas conectados con su trabajo si eso significa que el trabajo es más flexible y que tienen más tiempo para sus obligaciones personales.
Luego mencionaron lo que sí resienten. Por ejemplo, tener que estar conectados debido a malas prácticas gerenciales que los obligan a perder tiempo en el trabajo esperando decisiones en lugar de trabajar.
Muchos empleados se encuentran haciendo el trabajo de dos o tres personas luego de algún despido. La gerencia justifica esas decisiones diciendo que la superposición entre el trabajo tradicional y el adicional resulta en más eficiencia. Casi nunca funciona de ese modo, evalúa Dealel número de horas en el día no ha variado pero las responsabilidades sí.
Hasta el trabajador más cumplidor, cuando está sobrepasado se convierte en un cuello de botella. 83% de los respondentes contestaron que pierden tiempo por gerentes y colegas que tienen demasiado en sus manos.
Una segunda causa de la pérdida de tiempo es la revisión demasiado exhaustiva de los procesos. Esto es todavía más pernicioso porque está muy generalizado. Muchos gerentes no toman una decisión sin consultar varias veces con otras personas. 90% de los respondentes culpó del tiempo que se pierde al hecho de que demasiadas personas se involucran en los procesos de toma de decisiones. O sea, los ciclos aparentemente interminables de revisión y aprobación persisten porque difuminan la responsabilidad de las decisiones.
En la encuesta y en entrevistas subsiguientes la mayoría de los respondentes consignó que se sienten obligados a recurrir a actividades auto protectoras en las que pierden tiempo aunque saben que no es lo mejor para la organización en su conjunto. Pero lo hacen porque sienten que si no se protegen podría peligrar su carrera en la organización: podrían recibir un informe malo de desempeño que termine reduciéndoles el sueldo, o quitándoles el bono o negándoles una promoción.
Los gerentes cumplen un papel importante. Ellos son los que pueden dar al personal la autoridad que necesitan para implementar decisiones. Ellos son los que pueden hacer que se pueda no responder a toda hora si un tema es verdaderamente urgente, los que deciden qué constituye un día razonable de trabajo.