En otras palabras, hay menos comercio internacional. Aquella vieja idea de que todos ganan con un mercado mundial único se ha debilitado.
El comercio global y los movimientos de capitales están declinando. Las preocupaciones sobre la economía global no se limitan al menor crecimiento, problemas demográficos o deudas de gobiernos. El mayor problema es que el comercio mundial, que solía crecer más que el PBI, también decrece. En los últimos tres años, el crecimiento ha sido inferior a 3% en términos reales. La Organización Mundial del Comercio (OMC) aspira a 3,3% para este año pero casi siempre se ve obligada a reducir sus pronósticos. Se sabe que por lo menos Taiwán, Egipto, Indonesia, Jordán y China han reducido sus exportaciones.
Un libro difundido a través de Vox EU.org, un portal del Centro para Investigaciones de Políticas Económicas, se ocupa en detalle de este tema. En uno de sus capítulos su autor, Douglas Irwin, analiza la trayectoria de esta actividad; con información de la base de datos. Angus Maddison sugirió que el comercio creció a más de 3% anual en la primera gran era de la globalización entre 1870 y 1913, se redujo a menos de 1% anual entre 1913 y 1950 por las dos guerras mundiales y la Gran Depresión y luego despegó entre 1950 y 1973 cuando alcanzó más de 7% anual. Según la OMC la década pico fue la de los años 60. Después, el crecimiento del comercio fue más lento hasta los años 90 cuando China irrumpió en la escena.
Pero este siglo vio más reducción, que empeoró cuando finalmente golpeó la crisis financiera. En general los economistas ven al comercio como algo bueno, asociado a periodos de prosperidad. Explican esa asociación porque el comercio lleva a la especialización y la especialización es más eficiente. ¿Por qué hay desaceleración? Después de rebotar desde un piso histórico en los días posteriores a la crisis global, el comercio mundial (en volúmenes totales) creció 6,2% en 2011, 2,8% en 2012 y 3,0% en 2013. Este crecimiento en volúmenes comerciales es notablemente más bajo que el promedio pre?crisis de 7,1% (1987?2007) y levemente inferior a la tasa de crecimiento del PBI mundial en términos reales, que giró alrededor de 3% en los últimos años.
Factores estructurales o factores cíclicos
Históricamente el efecto negativo de una crisis sobre el comercio no se ha limitado al periodo mismo de la crisis sino que ha persistido en el mediano plazo. La debilidad en la demanda de importaciones es sintomática de una debilidad general en la demanda agregada. Por eso esa debilidad en la demanda fue más pronunciada en el epicentro de la crisis, en los países de altos ingresos, especialmente la Eurozona. Si las economías de altos ingresos representan 65% más o menos de las importaciones globales, su debilidad inevitablemente impacta en la recuperación del comercio global.
Pero hay una razón más profunda para la desaceleración del comercio y es el cambio en la relación entre comercio mundial y PBI. En un trabajo reciente de investigación del Portal VOX, Cristina Contantinescu, Aaditya Matoo y Michele Ruta, analizan esa relación durante los últimos cuarenta años y descubren que la elasticidad del comercio en el largo plazo creció significativamente en los años 90 pero declinó en la década del 2000. Sus análisis estadísticos confirman que hubo una importante ruptura estructural en la relación comercio-ingreso en el período 1986-2000, con relación a los periodos precedente y subsiguiente.
Una cuestión fundamental es averiguar si los que dominan son factores cíclicos o estructurales. Los autores del ensayo ofrecen una respuesta más simple. Si bien los determinantes de corto plazo, que incluyen demanda débil, dominaron durante la crisis global y el primer año de la recuperación, su aporte ha disminuido en los últimos años. Es el aporte del componente largo plazo al crecimiento del comercio global en 2012-2013 lo que explica casi la mitad de la desaceleración comercial. Esos resultados sugieren que el comercio después de la crisis global está creciendo más lentamente no solo porque es menor el crecimiento del PBI global sino también porque el comercio mismo se ha vuelto menos receptivo, o menos sensible, al PBI.