Ambos líderes – de India y de Japón- exhiben un fuerte nacionalismo y gobiernan grandes democracias. Shinso Abe prefiere que todos se olviden del comportamiento militar del Japón imperial y de las atrocidades de guerra cometidas por sus ejércitos. Narendra Modi prefiere que no se mencione la intolerancia religiosa de su base de poder, el hinduismo.
Los dos pretenden una transformación y crecimiento económico que las hagan más importantes en el escenario mundial. La primera acción en común puede ser la construcción de un tren bala entre Mumbai y Ahmedabad. Hay otros proyectos ambiciosos sobre los que no será tan fácil avanzar. Como la construcción de centrales nucleares para generar energía eléctrica en territorio indio, o la venta de aviones de guerra japoneses.
En todo caso, los protagonistas insisten en que es “la más importante relación bilateral” en todo el continente, sino en el mundo. Ambos países integran de modo permanente el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas. En ambos casos, China es el principal socio comercial. Lo que se convierte en otra coincidencia: ambos pretenden actuar como contrabalance del crecimiento en el rubro bélico de tan incómodo vecino.
La excelencia de las relaciones bilaterales quedó demostrada a mediados del mes pasado, cuando Shinso Abe estuvo tres días de visita en la India. Además del tren bala, se puso énfasis en la venta de aeroplanos ShinMaywa US-2, de uso militar, especializados en vigilancia y en búsqueda y rescate.
Si se concreta la operación, sería la primera venta japonesa de material bélico al exterior. Por lo pronto, el año pasado, 2015, Japón se unió a los ejercicios bélicos navales Malabar organizados por India y Estados Unidos. Esta decisión muestra las aprensiones de los tres participantes por las intenciones bélicas chinas, la construcción de islas artificiales para reclamar control de los mares circundantes, en especial en el mar del Sur de la China.
Las relaciones comerciales entre ambos países son aún débiles. Aunque la economía india es la séptima del mundo en tamaño, no alcanza a representar 1% de exportaciones, importaciones e inversiones japonesas en el exterior. India se perdió el boom industrial de las últimas décadas en el sudeste asiático; está afuera del Foro Económico de Cooperación Asia-Pacífico; y más recientemente al margen del Tratado Transpacífico que firmaron Estados Unidos, Japón y otros diez estados ribereños del océano. Una jugada pensada para contener la expansión de China.
Entre los dos nuevos amigos, hay mucha sinergia. Japón tiene el capital, la tecnología y la capacidad gerencial. India un vasto mercado inexplorado, aunque con una burocracia pesada y fastidiosa.