lunes, 25 de noviembre de 2024

Viejos contra jóvenes y contra mejor futuro

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En todo el mundo, la brecha generacional empeora y genera fuertes tensiones.

Se suponía, de acuerdo con la vieja creencia, que la sociedad es un acuerdo entre los que están vivos, los que ya han muerto, y los que todavía están por nacer. Ese pacto parece haberse roto en décadas recientes, y hay una nueva tendencia global donde los que viven se adueñan de bienestar y recursos, para desventaja de futuras generaciones. Una inequidad que si no se repara, generará un peligroso aumento de tensiones sociales en muchas partes del mundo.

Una buena caracterización de lo que ocurre la dan historiadores de la economía que recuerdan que el veloz aumento en las condiciones de vida y prosperidad de los últimos 50 años, se logró gracias a una peligrosa elevación de los niveles de deuda, y despreciando los daños ambientales y las dificultades de menores recursos naturales.

La deuda total existente en el planeta, equivale a 325% del producto bruto global. Lo que ha permitido acelerar el nivel de consumo, y conseguir recursos para pagar jubilaciones, pensiones y seguros de salud. Una factura que puede resultar impagable muy pronto, con los cambios demográficos que ya están ocurriendo.

Como el fenómeno no es nuevo, las viejas generaciones que acumularon ahorros, compraron propiedades y se jubilaron con buenos ingresos, están en major condición que sus hijos que no pueden comprar una vivienda, y a veces no consiguen un trabajo estable y razonablemente bien pago. Lo que exacerba tensiones y conflictos entre padres e hijos.

Entre tanto, politicos y gobernantes recurren a la ingeniería financiera (como las herramientas conocidas como quantitative easing o tasas de interés bajísimas) para mantener el nivel de endeudamiento. O corriendo la arruga, como se diría en lenguaje coloquial.

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