Con 443 estudiantes universitarios cada 10.000 habitantes, la Argentina supera claramente a Brasil, que sólo alcanza los 384 alumnos de universidades en idéntica proporción de personas. Pero, paradójicamente, con 55,8 graduados universitarios cada 10.000 habitantes, Brasil casi duplica a nuestro país, que apenas llega a 28,6 profesionales por esa misma cantidad de pobladores. Así lo destaca el más reciente informe del Centro de Estudios de la Educación Argentina (CEA) de la Universidad de Belgrano, utilizando las últimas informaciones disponibles que datan de 2016.
Nuestro socio del Mercosur también cuenta con mejores indicadores que la Argentina a la hora de contabilizar los graduados de 2016 por cada 100 ingresantes a la universidad en 2011, con 49,8 en el caso brasileño versus 30,3 en el argentino. Y lo propio ocurre en materia de cantidad graduados por cada 100 estudiantes universitarios en 2016, con 14,5 en Brasil versus 6,4 en nuestro país.
“En la Argentina no rige ningún tipo de examen de evaluación de conocimientos al final del nivel secundario ni tampoco exámenes generales de ingreso a la universidad, debido a que están prohibidos por la Ley 27.204, que los considera ‘restrictivos’. Pero al comparar nuestras cifras sin restricciones de ingreso con las de un país ‘restrictivo’ como Brasil, se observa que, en realidad, su sistema es mucho más eficaz, con mayor graduación anual y mayor crecimiento en cantidad de graduados en los últimos años”, subraya Alieto Guadagni, director del CEA.
“No hay mayor restricción que la falta de estímulos a la dedicación al estudio en la propia escuela secundaria, ya que lo que no se estudia como corresponde en esa instancia resulta muy difícil de recuperar en la universidad. No existen restricciones para el ingreso a nuestras universidades, porque así lo dispone la ley 27.204, pero el abandono y la deserción son muy elevados ya que, de cada 100 estudiantes que ingresan a todo el sistema universitario argentino, tanto estatal como privado, casi 70 no concluyen sus estudios”, continúa.
“La ausencia de pruebas como el Examen Nacional de Enseñanza Media brasileño es una clara desventaja para nuestros alumnos secundarios, ya que deteriora el proceso de estudio. Es común escuchar a nuestros profesores universitarios de primer año destacar las grandes deficiencias en la preparación de los estudiantes secundarios y la elevada deserción. En este siglo XXI, una nación no puede asegurar su crecimiento económico sin una significativa graduación universitaria. Si seguimos como hasta ahora, continuaremos comprometiendo aún más nuestro futuro”, completa el director del Centro de Estudios de la Educación Argentina (CEA) de la Universidad de Belgrano.