Todos tienen motor V-8 con compresor, una potencia de 500 caballos,
tracción en las cuatro ruedas, suspensiones altas y una
terminación impecable. En teoría, fueron hechos
para andar en el barro y los pedregales, pero en cuanto se los
mira de cerca se advierte que nunca salieron del asfalto. Son
el orgullo de sus dueños, en la mayoría de los casos
autores de las modificaciones realizadas en los prosaicos trucks
originales, pero se los llama four-wheelers y son verdadera manía
en Estados Unidos.
Entre la extraña variedad de vehículos de este tipo
hay una que se destaca: los monster-trucks, caracterizados por
sus ruedas gigantescas y que se usan principalmente en competencias,
casi siempre dentro de estadios. Ahí realizan espectaculares
pruebas pasando por encima de largas filas de autos convertidos
en chatarra.
Esta fiebre de los monster-trucks comenzó con una camioneta
Ford azul, denominada Big Foot (Pie Grande), construida por un
oficinista de la ciudad de St. Louis, en Missouri.
En la actualidad se llama Big Foot a una familia de vehículos
que incluye el más grande off-road del mundo, con ruedas
de más de dos metros de diámetro. No existe encuentro
de four-wheelers que se precie -y anualmente se hacen decenas
de ellos en todo el territorio de Estados Unidos- donde los Big
Foot no estén presentes.
Otro competidor en el gusto del público es el Grave Digger
(Sepulturero), que tiene la carrocería de un furgón
de los años ´40 pintada con motivos fúnebres.
Los propietarios de four-wheelers, tanto de modelos usados en
las calles como en las competencias, forman una verdadera hermandad.
Además de encontrarse periódicamente en reuniones
regionales o nacionales, mantienen más de una decena de
revistas especializadas y son la principal fuente de
ingresos de muchísimas fábricas de piezas y accesorios
destinados exclusivamente al sector. Otra manía convertida
en excelente negocio.
JUGAR EN LA CITY.
En materia de gimnasios y centros deportivos, todavía no
está todo dicho. En la carrera hacia la sofisticación,
los servicios pugnan por aproximarse al nivel de las legendarias
cinco estrellas para atraer a empresarios, banqueros, ejecutivos
y profesionales en búsqueda de esparcimiento y distensión.
La clave, por cierto, está en ofrecer todo esto en plena
City, para que los ajetreados
clientes no tengan que perder tiempo en desplazarse.
Particularmente codiciada es la ubicación que consiguió
el club Metrópoli: Lavalle, entre 25 de Mayo y Reconquista.
Dos canchas de paddle, salas de masajes, sauna y relax constituyen
el corazón del flamante centro deportivo. Pero hay otros
detalles de refinamiento: cada usuario cuenta con su
gaveta individual, donde puede dejar la ropa usada, para encontrarla
al día siguiente lavada y planchada.
Metrópoli: Tel. 313-2100
