Es la sexta empresa industrial del país. Exporta US$ 550
millones al año. Quiere salir de los commodities y ser
un protagonista en los productos de consumo masivo.
Entre bosques y praderas ondulantes, junto al lago Minnetonka
en Minnesota, se alza la antigua mansión de las familias
Cargill y MacMillan. La serenidad del castillo afrancesado, rodeado
de campos sembrados, ganado pastoreando, silos y aves silvestres,
engaña al visitante desprevenido. A la distancia parece
un resabio señorial del siglo XIX. Pero quien traspasa
la tranquera de las
instalaciones de Cargill Inc. descubre que ése es el centro
de operaciones del mayor conglomerado agroindustrial del mundo.
Desde allí maneja sus negocios en 54 países del
planeta.
La compañía factura US$ 49 mil millones al año
(un tercio del PBI argentino), es el mayor trader de granos de
Estados Unidos, el tercer frigorífico y la octava compañía
de aceros. Fue fundada hace 127 años y emplea a 63.000
personas.
En la Argentina, Cargill también es un coloso discreto.
Cuando se habla de capitanes de la industria, se piensa en los
Macri, Rocca, Bunge y Born, Pérez Companc, Fortabat o Bulgheroni,
pero jamás en Luis María Flynn, el presidente de
Cargill. Sin embargo, con ventas anuales de US$ 680 millones,
esta
empresa agroindustrial (alimentos balanceados, aceites, jugos
y comida congelada) vende más que las automotrices Autolatina
o Sevel, las siderúrgicas Siderca o Somisa, las petroleras
Pérez Companc o Bridas y muchísimo más que
la relativamente pequeña Loma Negra (US$ 163 millones)
de Amalita.
CARGILL, SEXTA EMPRESA INDUSTRIAL.
Facturación:
US$ 680 millones anuales.
Exportaciones:
US$ 550 millones anuales.
Producción:
alimentos balanceados, semillas híbridas, agroquímicos,
comida congelada, aceites, jugos concentrados.
Comercialización:
granos, aceites, subproductos, pollos, fertilizantes.
PRIMEROS PUESTOS.
Los rankings de MERCADO revelan que Cargill es la sexta empresa
industrial del país en volumen de ventas. Figura inmediatamente
después de YPF, Shell, Esso, Massalin Particulares y Nobleza
Piccardo.
También es el exportador número dos (US$ 550 millones
en 1991), detrás de YPF.
Aunque dentro de la agorindustria el nombre de su competidor Bunge
y Born resuena como el gran campeón, en realidad Cargill
es la empresa alimenticia integrada número uno del país;
la tercera exportadora de granos después de Richco y Nidera;
la principal exportadora de aceites y subproductos; el segundo
comercializador de pollos; y uno de los principales proveedores
de insumos y servicios al campo (desde semillas, agroquímicos,
alimentos balanceados y fertilizantes, hasta modernas sembradoras
importadas de Brasil).
Tradicionalmente ubicada en el sector de commodities, desde hace
unos años la empresa entró con éxito al mercado
de productos de venta masiva. Primero, con los pollos Cargill.
Luego, con las marcas Granja del Sol (presas de pollo congeladas,
empanadas y prefritas), Estancia del Sol (carne envasada al vacío),
Puerto del Sol (bastoncitos y filetes de pescado congelado), Huerta
del Sol
(verduras congeladas) y alimentos para mascotas Dogui, Gati y
Tuiti. Recientemente empezó a producir en Viñagrande,
Neuquén, jugo concentrado de de pera y manzana que exporta
a Estados Unidos.
Luis María Flynn dice que una de las claves del éxito
ha sido reinvertir permanentemente el flujo de fondos de la compañía
en la agroindustria, que es lo que Cargill sabe hacer. "No
nos metemos en otro tipo de negocios", explica.
En los años ´80, cuando las fábricas cerraban y
florecían las mesas de dinero, Cargill realizó importantes
inversiones en puertos propios, plantas aceiteras y fábricas
de elaboración de productos de consumo masivo. "Los
´80 fueron una buena década para la agroindustria",
dice Flynn. Un poco en broma y un poco en serio, agrega: "En
este sector se invirtió casi tanto como en los countries
y
centros de turismo".
DESDE LAS SEMILLAS.
Cargill llegó a la Argentina en 1947. Como el gobierno
peronista había estatizado el comercio exterior, se dedicó
a la investigación fitogenética y al desarrollo
de semillas híbridas. Hoy, las semillas híbridas
son una herramienta insustituible para aumentar el rendimiento
por hectárea del campo. En este negocio Cargill compite
a brazo partido con importantes marcas como Pioneer,
Dekalb, Morgan y Nidera. La investigación es un elemento
fundamental. En 1986 Cargill desarrolló el primer trigo
híbrido argentino, y el país se convirtió
en una de las tres naciones del mundo que poseen esta tecnología.
"Este desarrollo tomó 18 años de investigación",
explica Flynn, "con tres
ingenieros trabajando en forma permanente. Todavía no hemos
amortizado la inversión".
El prestigio de Cargill se basa no sólo en la calidad de
sus semillas sino también en la asistencia técnica
que brinda al productor. Ingnacio Méndez, quien durante
treinta años administró estancias en la zona de
Tandil y Las Flores, y fue un gran comprador de sus semillas,
dice: "Las camionetas de
Cargill siempre andan recorriendo los campos. Por el solo hecho
de comprar sus semillas, si yo tenía un problema, fuera
de semillas o no, los llamaba y venían sus técnicos
a asesorarme".
La actividad exportadora, que hoy representa 80% de su facturación,
recién se inició a partir de 1955.
Cargill es uno de los más importantes colocadores de granos,
aceites y subproductos argentinos en el mercado mundial. En la
década del ´80, cuando se autorizó la exportación
de granos oleaginosos y aceites, Cargill supo ver que el gran
negocio estaba en estos rubros, de mejores precios y mayor valor
agregado.
Actualmente la Argentina es el primer exportador mundial de aceite
de girasol y el segundo de aceite de soja, y Cargill es la trader
líder en ambos rubros.
Desde 1964 Cargill es un importante fabricante de alimentos balanceados
para todo tipo de animales. Sus líneas de productos incluyen,
entre otros, alimento para pollos, cerdos, vacas, caballos, truchas,
perros, gatos y pájaros. También elabora preparados
especiales para nutrias, monos, animales de laboratorio y hasta
elefantes de circo.
Pero hace apenas tres años, Cargill no sabía qué
hacer con sus siete molinos (plantas) de alimentos balanceados.
La competencia de pequeños fabricantes que no pagaban impuestos
ni cuidaban la calidad de sus productos estaba hiriendo de muerte
a esta división. Ya otras firmas grandes, como Bunge y
Born y el grupo Andre, habían abandonado el negocio.
Decidido a sobrevivir y crecer, en 1989 el director de la división
alimentos, Carlos Camporino, reestructuró su negocio y
cambió el enfoque de producción y comercialización.
Primero cerró tres molinos, y luego salió de la
producción de alimentos estandarizados y se dedicó
a fabricar productos de mayor calidad y valor agregado.
Convencido de que tarde o temprano el productor argentino comprendería
la importancia de la nutrición animal, y de que la estabilidad
económica le permitiría ponerla en práctica,
Camporino aplicó el marketing tecnológico a su negocio
y empezó a producir alimentos especialmente balanceados
para cada tipo de animal, teniendo en cuenta su hábitat
y la fase de desarrollo en que se
encuentre. Un ejemplo es el alimento para vacas lecheras.
La fabricación de los alimentos balanceados Cargill es
una operación muy sofisticada. En el laboratorio se analizan
todas las materias primas y una computadora dosifica los preparados
y hace funcionar los silos para cada mezcla. Con el espaldarazo
de la estabilidad económica, el marketing
tecnológico ha convertido a esta división en un
negocio floreciente con grandes perspectivas de crecimiento. Un
éxito resonante fue el lanzamiento de alimentos para mascotas
(Dogui, Gati y Tuiti).
Cargill controla 50% de ese mercado.
UN LUGAR EN LA GONDOLA.
Para el consumidor promedio Cargill es sinónimo de pollos
frescos. En un mercado avícola sumamente atomizado, la
empresa es el segundo comercializador, con una participación
de 4,5%, después de Storni-San Sebastián.
Sin embargo, como la mayoría de los productores y traders
de commodities de todo el mundo (incluyendo a su casa matriz),
Cargill quiere salir de este sector de bajos márgenes de
ganancia para conquistar un lugar en la góndola del supermercado
con productos más elaborados y rentables.
Desde 1985, la división productos alimenticios ha lanzado
una variada gama de productos empanados, prefritos y congelados
bajo la marca-paraguas Granja del Sol, una adaptación del
nombre Sun Valley, que utilizó exitosamente Cargill de
Inglaterra para una línea similar.
Los primeros años no fueron fáciles, ya que los
cortes de luz y las hiperinflaciones impedían que se desarrollara
el mercado de los productos semielaborados y congelados.
Pero a partir de enero de 1991, el mercado empezó a responder.
"Se han duplicado las ventas", señala Ricardo
Juan Siri, director de la división productos alimenticios,
que opera desde la planta de Carabassa, cerca de Pilar. "Tenemos
grandes expectativas", dice.
Cargill de Argentina ha tenido mucho más éxito que
su casa matriz en la venta de productos de marca. Diversos artículos
publicados por las revistas Business Week, Fortune y Forbes señalan
que el índice de crecimiento de Cargill en Estados Unidos
es inferior al esperado, y al de sus competidores directos, porque
no ha logrado salir de los commodities y llegar al consumidor
con productos de marca. Curiosamente, uno de sus mayores fracasos
fue el lanzamiento de carne envasada al vacío con la marca
Excel. Si bien este tipo de productos tuvo gran aceptación
entre los argentinos, los consumidores norteamericanos lo rechazaron.
"No les gustó el color violáceo de la carne",
comentó Business Week (ver nota sobre el tema en la sección
Negocios).
LA BUSQUEDA DE LA EXCELENCIA.
Muchas empresas que aplauden el actual cambio económico
descubren que no pueden sobrevivir pagando impuestos, compitiendo
con productos importados más baratos y sin gerentes habituados
a la batalla de la eficiencia.
Cargill recibió el golpe de la convertibilidad el año
pasado. En el balance cerrado el 31 de mayo de 1991 perdió
US$ 21 millones. Pero Flynn asegura que esto se debió a
la disparidad en la evolución del tipo de cambio y los
precios internos durante ese ejercicio. Afirma que fue un problema
puntual, que no se repitió en el último período.
Afirma que Cargill puede exportar con el actual tipo de cambio
y que no tiene problemas estructurales.
Al contrario, la apertura y la transformación económica
han mejorado su panorama. Durante años padeció la
competencia de criaderos de pollos y molinos de alimentos balanceados
que trabajaban en negro. Además, como todos los traders,
tuvo que pagar altísimos impuestos a la exportación
y
cambiar sus divisas al tipo de cambio fijado oficialmente.
La compañía despliega esfuerzos para asegurarse
el gerenciamiento necesario para este tiempo de fuerte competencia.
Su departamento de recursos humanos se encarga de entrenar futuros
brokers y gerentes apenas salidos de la universidad. El proceso
de selección es arduo y prolongado. "La apuesta
de entrenar a alguien es muy grande porque le hacemos conocer
toda la organización", explica Horacio Quirós,
gerente de recursos humanos.
Aunque después pasarán la mayor parte del tiempo
en la mesa de traders, pegados al teléfono, los futuros
corredores (llamados merchants en el lenguaje de Cargill), primero
van a la terminal de Rosario a trabajar en los silos y buques,
y a conocer el funcionamiento de las plantas de aceite, alimentos
balanceados y semillas. El entrenamiento en el extranjero es otro
rito fundamental.
"Cuando regresan y llegan a Ezeiza, nuestros competidores
indefectiblemente los están esperando", dice Quirós.
Pero, para entonces, la fidelidad a Cargill es difícil
de romper.
Una razón importante es que la empresa practica una fuerte
política de promoción interna, preparando a sus
empleados para posiciones de mando. Jorge Rodríguez Lazo,
gerente de marketing de productos Granja del Sol, dice: "Tengo
total libertad. Me ocupo de todo: desde la compra de materias
primas hasta la estrategia de comercialización. Manejo
este negocio y sus doscientos
empleados como si fuera mi propia empresa".
MAS QUE EL BANCO NACION.
Los críticos de las multinacionales sostienen que estas
grandes corporaciones se aprovechan del productor local pagándole
precios bajos en malas condiciones. Sin embargo, la gente de campo
tiene otra opinión. Santiago Colombres, el mayor productor
de soja del país, es un estanciero atípico que
vive en sus campos del noroeste y no en Buenos Aires. Le vende
sus 50.000 toneladas de soja a Cargill y una parte a Dreyfus.
"Cargill es lo más grande que hay", dice. "Se
hace socio llueva o no llueva. Cuando en 1989 perdí casi
toda la cosecha, Cargill me dio la soja anticipada y financiamiento
para seguir. Para el productor, Cargill hace más que el
Banco de la Nación."
Hace tres años, cuando Carlos Menem llegó a la Presidencia,
parecía que el campo iba a ser uno de los ejes principales
de la revolución productiva. Se eliminaron las retenciones
(salvo para aceites y oleaginosas), los tipos de cambio diferenciales
y comenzó la desregulación. Sin embargo, la producción
agrícola no creció.
Diversos analistas explican que con los bajos precios y altos
subsidios internacionales es difícil aumentar la producción.
Pero también hay otra razón. El consultor Enrique
Gobee sostiene que el campo está descapitalizado y requiere
una inversión de alrededor de US$ 500 a US$ 600 por hectárea
para su modernización. Gobee cree que pronto empezarán
a ocurrir los cambios, gracias a la baja en los costos del transporte
(Ferroexpreso Pampeano cobra US$ 10 menos por tonelada que el
camión), la desregulación portuaria, el abaratamiento
de insumos y equipos importados, y la aparición de
créditos privados para el agro.
Cargill dice que ya está trabajando junto a algunos clientes
para acercar el futuro. En Choele-Choel, Río Negro, está
logrando rendimientos excepcionales de 11.000 kilos de maíz
por hectárea. En los campos de Benetton en la Patagonia,
en pleno invierno, el ganado engorda 600 gramos por día
con
sus alimentos balanceados. Gracias a la tecnología, la
Patagonia empieza a rendir como la Pampa Húmeda.
María Eugenia Estenssoro.
EXPORTADORES LIDERES.
Un tercio de las exportaciones argentinas en 1991 fueron granos,
aceites y subproductos, que sumaron US$ 4.255 millones.
Los cinco principales exportadores de granos.
1- Richco
2- Nidera
3- Cargill
4- A.C.A.
5- Continental
Los cinco principales exportadores de aceites.
1- Cargill
2- Vicentin
3- La Nec. Quequén
4- Ac. Gral. Deheza
5- Oleag. Oeste
Los cinco primeros exportadores de subproductos.
1- Cargill
2- Vicentin
3- Buyatti
4- Ac. Itagua
5- Indo