Opacos resultados con ventas en ascenso

    La decisión de los directivos de Acindar de constituir una previsión por $ 113 millones destinada a reflejar las pérdidas que surgirán del desmantelamiento de diversas instalaciones de la planta de Villa Constitución (Santa Fe) con la finalidad de reemplazarlas por equipos de última tecnología fue uno de los factores que registraron mayor impacto en el panorama del conjunto de 49 empresas seleccionadas para esta muestra.

    El quebranto motivado por la constitución de esta previsión representó para Acindar un monto muy superior a las ventas realizadas durante el primer trimestre del año ($ 94,7 millones), y tuvo una fuerte gravitación en la suma de los resultados acumulados de las 49 empresas: un beneficio de apenas $ 56,1 millones contra $ 93,6 millones del mismo período de 1993.

    En esta oportunidad, el análisis de empresas líderes que cotizan en la Bolsa no incluye a Wells: debido a la crítica situación financiera por la que atraviesa, al cierre de esta edición aún no había dado a publicidad el balance anual cerrado en febrero.

    Si se elimina del análisis a las dos empresas telefónicas, el beneficio del conjunto se transforma en un quebranto de $ 97,6 millones, el más pronunciado desde que MERCADO comenzó a publicar esta serie estadística.

    En lo que respecta a las ventas, las acumuladas por la totalidad de las empresas seleccionadas ascendieron a $ 2.940,2 millones contra $ 2.479,2 millones del primer trimestre de 1993. La expansión de 18,6% es muy significativa y revela un crecimiento real de los negocios de aproximadamente 10%, teniendo en cuenta que las ventas actuales de Ledesma, Molinos y Zanella se hallan influidas por la decisión de sus directivos de fusionar las empresas que anteriormente formaban parte de esos grupos.

    LAS PETROLERAS.

    Por otro lado, hay que tener en cuenta que la fuerte contracción que muestra la facturación de la petrolera Astra (29% con respecto al trimestre enero-marzo de 1993) se debe a que durante el último año la empresa modificó la estructura del área petrolera. Por esa razón, ventas que anteriormente figuraban como propias ahora son realizadas por compañías subsidiarias. Básicamente se trata de la

    enajenación de 65% del Yacimiento Cañadón Seco Meseta Espinosa.

    Una idea más aproximada de la real evolución de las ventas de esta petrolera surge de comparar el balance consolidado. Sobre esta última base, las ventas totales entre ambos trimestres descendieron de 339.000 a 325.000 metros cúbicos de petróleo (4,1%), con la particularidad de que entre ambas fechas se produjo una importante declinación del precio internacional.

    Por su parte, las ventas de gas natural ascendieron a 252 millones de metros cúbicos, con una merma de 16,3% con relación a un año atrás.

    En cuanto a la comercialización de combustibles livianos, en la que Astra participa con sólo 2,4% del mercado, la declinación de las ventas con respecto al mismo período de 1993 fue de 12,9%.

    La facturación consolidada de todo el grupo sumó $ 77 millones, lo que representa una declinación de $ 3,6 millones con respecto a un año atrás. Esta caída parece reflejar los menores precios del petróleo.

    En Pérez Companc, en cambio, el retroceso en los precios de los hidrocarburos no se manifestó en el nivel de las ventas, que con $ 98,6 millones fueron prácticamente iguales a las de un año atrás. (Las cifras, en este caso, corresponden al período diciembre 1993-febrero 1994, debido a que la compañía

    cierra los ejercicios anuales en agosto).

    LOS LIDERES.

    De las empresas incluidas en el estudio, Molinos fue la que registró una mayor expansión de los negocios con respecto a 1993, al pasar de $ 119,5 millones a $ 202,9 millones. Este incremento de 69,8% está relacionado con la absorción de diversas empresas del grupo y con el desarrollo de las exportaciones, que no siempre son realizadas en un mismo período. La distorsión provocada por

    estos factores se pone de manifiesto al relacionar las ventas con las registradas en el trimestre octubre-diciembre, cuando ascendieron a $ 368,7 millones y no guardaron ninguna relación con las del mismo período de 1992 ($ 148,3 millones).

    Contrariamente a lo que había ocurrido en años anteriores, los resultados de Molinos en los últimos trimestres exhibieron en todos los casos cifras positivas, pero poco relacionadas con el importe de las ventas. Precisamente, las ganancias del último trimestre de 1993 fueron las menores del año ($

    2,2 millones) pese a que las ventas del período duplicaron con holgura a las logradas en cada uno de esos trimestres.

    Siderca, la fábrica de tubos para uso petrolero, registró de enero a marzo una significativa recuperación de los negocios. Alcanzaron las cifras más altas para un trimestre, con $ 134,3 millones.

    Pese a ello, la facturación total del ejercicio (cierra los balances anuales en marzo) todavía resultó inferior a la del concluido el 31 de marzo de 1992, cuando ascendió a 699.757 toneladas, contra 633.339 del recién finalizado.

    El buen desarrollo de su actividad durante enero-marzo posibilitó que el período finalizara con un quebranto muy reducido ($ 1,1 millón) que contrasta con los de los trimestres anteriores, que contribuyeron a que el ejercicio concluyera con una pérdida de $ 41,7 millones, equivalente a 8,4% de las ventas totales ($ 497,7 millones), constituidas en su mayor parte por exportaciones (78%).

    La mejora que de enero a marzo muestran los resultados de Siderca obedece fundamentalmente a una mejor predisposición del mercado interno y a la reducción de dos gravámenes importantes: el de los aportes patronales sobre la nómina salarial y el de los ingresos brutos, a lo que se sumó la derogación del impuesto a los activos.

    La firmeza de la demanda de artículos para el hogar se refleja en las ventas de Longvie, que con relación a enero-marzo de 1993 crecieron de $ 5,7 a $ 8,1 millones (42,1%), una circunstancia que, sin embargo, no repercutió en los rendimientos, que continuaron situándose entre $ 700.000 y $ 800.000 por trimestre.

    DEBUT Y DESPEDIDA.

    Como se había anticipado en la edición de MERCADO de mayo, se eliminó a Electroclor de las empresas seleccionadas, debido a que entró en período de liquidación.

    En su reemplazo se incluyó a la fábrica de pinturas Colorín que, después de la compra del paquete mayoritario por parte del holding venezolano Corimon, mostró una notable recuperación de los negocios, al amparo de una mejor evolución financiera. Entre enero y marzo, período que también corresponde al último del ejercicio, concretó ventas por $ 20,6 millones, que muestran una

    apreciable expansión (40,1%) con respecto a las obtenidas en los mismos meses de 1993.

    La recuperación de las ventas y el saneamiento de las finanzas determinaron que sus estados contables dejaran de mostrar los fuertes quebrantos de otras épocas, aunque todavía las cifras están en el límite de la zona de equilibrio. Durante el trimestre octubre-diciembre de 1993 exhibió una ganancia de $ 600.000, que en enero-marzo se transformó en una pérdida por un monto similar.

    Las petroquímicas y las papeleras continuaron exhibiendo un desarrollo negativo, que en este período se hizo mucho más evidente en Massuh: entre enero y marzo vendió sólo $ 17,7 millones, con una merma de 17,3% con respecto al primer trimestre de 1993 ($ 21,4 millones). A la contracción de las ventas se sumaron las pérdidas derivadas de la venta del paquete accionario de Alto Paraná. El trimestre finalizó con un déficit de $ 71,8 millones, una cifra casi equivalente a las ventas totales de la empresa durante un año, si se toman como referencia los reducidos niveles de los últimos trimestres, en los que sus negocios no pasaron de $ 21,4 millones en cada uno de ellos.

    En lo que respecta a Ipako, las ventas mejoraron ligeramente con respecto a los reducidos niveles de los trimestres precedentes, aunque la recuperación no tuvo ninguna repercusión positiva en los rendimientos. Por el contrario, la empresa parece encontrarse en una situación crítica en la que las mayores ventas se acompañan de crecientes pérdidas. El quebranto del período ascendió a $ 29,1 millones y no tiene antecedentes desde fines de 1992. Representó 85,1% de las ventas del período y acentúa la incertidumbre sobre su desarrollo futuro, aunque la reciente venta a YPF de su participación (51%) en el capital de Petroken contribuirá a brindar un poco de alivio a sus debilitadas

    finanzas. La operación la concretó en US$ 42 millones, que le originó una pérdida de $ 34 millones, parte de la cual ya se hallaba registrada como previsión en el balance al 31 de marzo; su gravitación, por lo tanto, no sería muy pronunciada en el próximo balance trimestral.