“La sangre no llegó al río, pero cuanto menos bañó la Cañada”, aseguran quienes vivieron desde adentro la crisis, casi terminal, que padeció recientemente la Fundación Mediterránea (FM). Quienes conocen el casco céntrico de la capital cordobesa saben que el cauce amurallado del río Suquía que atraviesa la ciudad es un infaltable punto de referencia y exposición en la Córdoba de las campanas, ciudad de conflictos latentes que siempre parecen estar al filo mismo del desborde. Y lo que ocurrió en el think tank que crearon en 1973 los empresarios Fulvio Pagani y Piero Astori es una fiel ilustración de esa lógica.
El detonante del caos que puso a la Mediterránea al borde de su desaparición fue el portazo que dio uno de los herederos del imperio Arcor, Fulvio Pagani (h). La puesta en escena incluyó la amenaza de abandonar la presidencia de la institución y retirar su apoyo financiero, que representa hoy una parte sustancial de los fondos con los que se mantiene la fundación: alrededor de US$ 1 millón por año, que se destina mayoritariamente (casi 80%) a sostener su instituto de investigaciones económicas, Ieral.
El eje del conflicto pasaba por las diferencias con el Consejo de Administración de la Mediterránea a la hora de designar un sucesor para José Castro Garayzábal, un hombre estrechamente vinculado con Domingo Cavallo, a cargo de la conducción del cuerpo ejecutivo hasta mediados de año (y gestor de una campaña destinada a reunir US$ 250.000 para financiar un ambicioso estudio sobre la estructura tributaria argentina).
Sin embargo, ese hecho parece haber sido sólo la parte más visible de la aguda crisis de identidad por la que atraviesa la Fundación, en la que confluyen, por lo menos, tres procesos diferentes:
- los proyectos personales de Fulvio Pagani dentro de la entidad que fundó
su padre y para la cual planea nuevos rumbos; - la pérdida de espacio en el espectro político nacional de
Domingo Cavallo, con el consecuente debilitamiento en la posición que
ostentan sus más fieles seguidores de la Mediterránea; - el drástico cambio de escenario que originó la venta de empresas
locales, la irrupción de las multinacionales y el creciente desplazamiento
del eje del poder económico hacia Buenos Aires.
Cuestiones de familia
Según relatan fuentes cercanas al grupo Arcor, Fulvio (h) asumió la presidencia de la Fundación Mediterránea para resolver, entre los Pagani, un viejo conflicto familiar.
Fulvio es el número dos de los hermanos varones, detrás de Luis, presidente de la compañía. Hasta su irrupción en la Mediterránea, se había manejado con un absoluto low profile, cediendo los espacios de poder y protagonismo a sus familiares y a los ejecutivos de primera línea de Arcor. Para compensar esta situación, la familia decidió otorgarle la representación del grupo en el marco de la entidad más cara a los afectos del clan, y desde la cual la compañía multilatina de origen cordobés supo conseguir una estructura de poder significativa.
Cuando en 1999 se planteó la renovación de autoridades (tras el mandato del mendocino Carlos Pulenta), el conjunto de la dirigencia de la Mediterránea bendijo la idea de consagrar en el cargo a un hombre de Arcor, como “un premio al peso específico de la empresa en el mercado nacional, su permanencia en la entidad y un reconocimiento al pasado”, según confiaron a MERCADO hombres de la Fundación que vivieron de cerca aquel proceso. Sin embargo, la designación de Fulvio (h) nunca fue completamente digerida. Algunos mediterráneos cercanos al cavallismo lo interpretaron como un signo de que Arcor restaba fuerza a su participación institucional. “Hubieran preferido a hombres con experiencia, como José Giai o Hugo D´Alessandro”, relatan las fuentes. “Fulvio nunca había participado activamente de la entidad”.
A pesar de todo, Fulvio asumió la presidencia de la institución, sin que se produjeran mayores ni evidentes posiciones encontradas con los históricos de la entidad. ¿Por qué, entonces, el abrupto final?
Para explicar este destape, todas las fuentes consultadas apuntan a un hombre cercano a Fulvio, Jorge Lawson, ex rugbier, y agente de prensa de Arcor en Córdoba. Según interpretan esos voceros, “Lawson se propuso hacer de Fulvio una marca, alentó su protagonismo, lo expuso ante la prensa y lo convenció de que su presidencia no podía pasar inadvertida en la historia de la Fundación”.
Pasos en falso
“Los errores políticos de Fulvio Pagani comenzaron con una carta enviada a los medios de prensa, el 30 de diciembre de 1999”, recuerda uno de los dirigentes de la Mediterránea.
En este comunicado, Pagani anunciaba que tras el alejamiento de Castro Garayzábal del secretariado ejecutivo de la Fundación, se designaría a Sergio Finzi (hombre de Telecom). En los cuarteles centrales de la telefónica, la acción de prensa no cayó bien. El 31 de enero, al regreso de sus vacaciones, el CEO de Telecom, Juan Carlos Masjoan llamó a Castro a su celular, mientras descansaba en la localidad serrana de Nono, y le reclamó: “No es lo que acordamos, Negro. Nosotros dijimos que Sergio iba a acompañar, no a dirigir nada”.
En el seno del Consejo de Administración de la Mediterránea, la movida tampoco fue bien recibida. “El estatuto indica que el encargado de poner y sacar directivos, y de anunciar los nombres, es el Consejo”, argumentan ahora los dirigentes que reconocen en aquel primer paso el comienzo de una crisis que se potenció en cuestión de días.
El rechazo de Telecom colmó de preocupación a Pagani. “¿Qué hacemos, José?”, dijo entonces Fulvio. Castro lo tranquilizó: “Es enero, Fulvio, no pasa nada. Dejemos que transcurra el tiempo, está todo el mundo de vacaciones”.
Sin embargo, poco después se filtró a la prensa que Pagani tenía un nuevo candidato: Héctor Paglia, un respetado economista, ex presidente del Banco Córdoba durante la gobernación de Ramón Mestre.
Más allá de que el recurso mediático reiterado terminó por encrespar los ánimos de los empresarios que integran el Consejo de Administración, esta vez la jugada de Pagani se enfrentó a los intereses de otros sectores, dispuestos también a ganar espacios de poder en la conducción de la Mediterránea.
Interna al rojo vivo
A principios de julio comenzaron a tallar otros nombres en la carrera por el secretariado ejecutivo de la entidad: Fernando Argüello Pitt, gerente de Relaciones Públicas de la cementera Juan Minetti, se postuló al cargo.
Argüello Pitt es un ferviente simpatizante de Cavallo; y su hija, Agustina, fue candidata a viceintendente por Acción por la República, en las elecciones municipales de Córdoba, en 1999.
Para la misma fecha, Sergio Roggio (vicepresidente de la Mediterránea) lanzó el nombre de José Luis Palazzo, hombre de Germán Kammerath y ex funcionario de la administración de Carlos Menem.
Frente a semejante panorama, “Fulvio comenzó a presionar sistemáticamente y a amenazar con renunciar y retirar a Arcor de la Fundación si no se aceptaba a Paglia”, afirman fuentes cercanas a la entidad, que recuerdan la evolución del proceso.
“Por cierto, Héctor Paglia no tenía oposición personal en el seno del Consejo. Es más, era aceptado y se lo reconocía como un candidato ideal, por imagen y personalidad”, admiten las fuentes. Pero el malestar generado por Pagani (h) actuó en contra de sus intereses. Cuando hacia fines de julio se votó la conformación del nuevo secretariado ejecutivo, su candidato perdió por siete votos a cuatro, frente a Argüello Pitt. Sólo Pagani, los representantes de Vitopel y LIA (integrantes del grupo Arcor) y el empresario Kiriacos Sonaras, optaron por Paglia. Las fuentes consultadas sostienen lo evidente: se votó en contra de Pagani.
“Ahora me voy…”
Conocido el resultado, Fulvio (h) renunció a la presidencia de la Fundación y, con el aparente visto bueno de su hermano Luis, dejó entrever que los fondos de su empresa no seguirían fluyendo a la entidad. Fue entonces cuando Cavallo entró en escena, temeroso de un efecto dominó que provocara la fuga de las principales empresas financiadoras de las actividades de la Fundación.
Para atemperar los ánimos, Adolfo Toco Navajas Artaza (presidente de Establecimiento Las Marías, productor de Taragüí, y miembro de la filial Litoral de FM) propició una primera reunión negociadora, de la que participó parte del plenario del Consejo de la Mediterránea, y el propio Fulvio (h) acompañado, en esta oportunidad, por José Giai, vicepresidente del grupo Arcor, y reconocido por su capacidad para la diplomacia. En ese encuentro, Artaza logró que Arcor no oficializara su retiro y que Pagani (h) levantara su renuncia, al menos hasta una segunda instancia en la que el Consejo Administrativo debía escuchar los fundamentos de su plan y de su candidato.
Al cierre de esta edición, los socios de la Mediterránea esperaban con cierta ansiedad la Asamblea Anual del Consejo de Administración, programada para el viernes 25 de agosto, en el Hotel Sheraton. (Ver recuadro.)
Según pudo conocer MERCADO, el fin de semana anterior a esa cumbre, Cavallo pasó por Córdoba para reunirse en la localidad de Ascochinga con los diputados de Acción por la República. Apenas desembarcó en la capital cordobesa sostuvo una reunión, durante tres horas, con Fulvio (h), en la que habrían acordado los términos del relanzamiento de la Fundación.
¿Cuál es el nuevo proyecto, quiénes ganaron y quiénes perdieron? Esa es una historia que recién se comenzó a escribir.
“No pierdan de vista que tanto Pagani como Cavallo se reunieron con (José
Manuel) De la Sota en el último mes, tras la crisis que vivió
la Fundación, y en ese triunvirato se puede gestar un nuevo polo de poder,
porque de una u otra forma los tres se necesitan”, concluyó uno de los
observadores consultados.
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Bolsillos flacos y ambiciones políticas Si bien Las divisiones Quienes La caída Uno de los |
| Cuál es el nuevo plan Fulvio Pagani Al margen Mientras Con los Técnicos Las empresas Así |
| “Nacidos para pensar“. MERCADO, julio de 1992. “El nuevo plan de la Mediterránea“. “Pronósticos en cordobés”. La Nación, “Se esfuma el poder de la Mediterránea”. La Nación, “Fulvio Pagani renunció a la Mediterránea y Arcor se iría”. |
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