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No
está claro si estamos frente a un nuevo paradigma de desarrollo
industrial en el país. Mucho menos si el Estado será un
activo protagonista en la promoción de sectores con potencial ganador,
en un socio activo del sector privado en la búsqueda de mercados
externos.
Por ahora, tímidamente, el ministerio de Economía –además
de algunas medidas para facilitar la inversión– ha elegido
nueve cadenas de valor donde concentrar su esfuerzo. Una de ellas –favorita
del ministro Roberto Lavagna, según fuentes cercanas al funcionario–
, es la actividad de base biotecnológica.
Un actor sobresaliente en el sector es Biosidus –parte del Grupo
Sidus–, la empresa biotecnológica de capitales argentinos
que funciona desde 1989 y se dedica a la elaboración de proteínas
para usos medicinales –entre otros productos–, que ha logrado
éxito en clonar vacunos y también transgénicos.
Con el desarrollo de las técnicas de clonación –además
de la devaluación y de los factores estacionales–, la producción
de arándanos en la Argentina se transformó en una inversión
más que interesante. De las 500 hectáreas que había
sembradas hasta el 2001–se trata de un cultivo intensivo–
en algo más de tres años se alcanzaron las 2000 y según
las proyecciones en pocos años más se duplicarán.
La ecuación parece sencilla: se exporta 70% de este fruto de la
familia de los berries, que al consumidor final llega a unos US$ 15 por
kilo; lo compra Estados Unidos en buena parte (y el resto Europa), con
la ventaja competitiva de venderlo en contraestación en los meses
de octubre a marzo cuando la demanda se sostiene y no hay producción
en el hemisferio norte.
Uno de los principales actores de este negocio es Tecnoplant –del
Grupo Sidus– líder en la elaboración por micropropagación
de plantas clonales de arándanos, una técnica que posibilita
la reproducción cientos de miles de veces de un ejemplar de élite,
que garantiza una alta performance, uniformidad en el cultivo y la elaboración
de un fruto de excelencia.
Esta empresa, que a mediados de los años ’90 producía
100.000 plantines de arándanos listos para cultivar –que
hoy crecieron a 2 millones anuales–, está integrada en todos
los niveles de la cadena de producción y comercialización.
Hacia abajo brindándoles un asesoramiento completo a los productores,
entre otras tareas de pre y post plantado, en la evaluación económica
del proyecto, la elección del terreno, la selección de variedad
de acuerdo a la relación clima/suelo, organización del cultivo
y sistema de riego y control de heladas y granizo. Y hacia arriba a través
de una asociación estratégica con Tecnovital –empresa
de origen chileno que lleva 20 años en la industria– como
agente exportador, en la colocación del fruto garantizándole
al productor cero riesgo.
“Nosotros en realidad no decimos que somos vendedores de plantines,
sino de proyectos –dice Federico Bayá, gerente de Tecnoplant–
porque acompañamos la entrega del producto con el asesoramiento
indicado y la comercialización garantizada. Esto es más
que ir a comprar a un vivero la planta. No es un cultivo sencillo, el
éxito depende de la suma de un millón de detalles. Nos metimos
en toda la cadena porque el canal comercial era poco transparente, el
productor no recibía el valor correcto y si no nos integrábamos
también verticalmente hacia arriba el negocio se caía”.
Alta rentabilidad
Así como la rentabilidad de este negocio es alta –según
los cálculos del sector un proyecto en Buenos Aires tiene una tasa
interna de retorno de 40 %.– las barreras de ingreso también
son elevadas, de acuerdo a la zona –atendiendo, por ejemplo, si
se necesitan sistemas de control de heladas o granizo–. La inversión
inicial ronda aproximadamente los US$ 40.000 por hectárea y para
que el proyecto sea sustentable en el tiempo se necesita un mínimo
de entre 7 y 10 hectáreas sembradas, con estos valores, teniendo
en cuenta que la primer cosecha es a los dos años, se recupera
la inversión entre el cuarto y quinto año, con muy buenas
perspectivas de rentabilidad dado que la planta da frutos aproximadamente
por 20 años.
El precio de colocación depende de la zona en que se produce. La
provincia de Tucumán es la que deja mayores márgenes de
ganancia porque, además de tener un buen clima para el cultivo,
sin heladas y con baja ocurrencia de granizo, se cosecha entre setiembre
y noviembre, el momento mas alto de contraestación; le sigue la
zona de Concordia y por último el sur de Buenos Aires donde se
cosecha a finales de enero. Los precio por kilo son, respectivamente,
de US$ 11, 8 y 4.
“Hace algunos años hacíamos una promoción del
desarrollo del cultivo, por ejemplo con jornada de capacitación
pensando en buscar interesados, hoy en verdad vienen solos. Podemos decir
que hay una demanda insatisfecha, no damos abasto con los plantines, producimos
2 millones y los vendemos todos. Tenemos 70 productores en todo el país
pero con un perfil poco convencional, no es el típico hombre de
campo, no es el productor de soja, en realidad puede ser un ingeniero
en sistemas o un abogado que tiene esto como una inversión o como
un fondo de retiro, por eso tenemos que estar muy encima de ellos”,
dice Bayá.
La evolución de esta actividad está marcada con una curva
ascendente y las expectativas siguen siendo muy favorables, sin embargo
atendido al juego de la oferta y demanda en los próximos años
esta industria alcanzará su techo
“En algún momento esto se va a estabilizar –comenta
Bayá– y ahí la curva en cuanto a la inversión
va a comenzar a descender, estimamos que en la Argentina vamos a llegar
a las 4.500 hectáreas sembradas; es decir: de producir 1.500 toneladas
vamos a pasar a 3.000 luego a 7.500 y finalmente a 15.000. A medida que
vayamos subiendo la producción el precio va ir cayendo y llegará
un punto en que para el que quiera empezar a plantar la recuperación
de su inversión será recién a los 15 años,
entonces ya no le va a interesar tanto. Pero sí va a seguir siendo
un buen negocio para los que ya tienen plantaciones, una vez que se amortiza
la inversión inicial aunque el precio caiga sigue siendo muy rentable.
La producción mundial de arándanos es de 250.000 toneladas
por año –de los cuales 85 % es cultivado y consumido por
Estados Unidos–; del resto, 10 % lo aporta Europa y 5 % el hemisferio
sur encabezado por Chile con 19.000 toneladas. Desde el punto de vista
del ingreso de divisas que la actividad genera para la Argentina, (campaña
2004-05) es cercano a US$ 16 millones. Se estima que para dentro de cinco
años (campaña 2009-10), y aún tomando en cuenta la
eventual caída de precios el ingreso será cercano a los
US$ 60 millones.
Otras de las fortalezas de esta actividad es que el consumo de arándanos
viene aumentando gracias a su composición nutricional y a la tendencia
en Estados Unidos a ingerir alimentos sanos y nutritivos. Según
la Food and Drug Administration (FDA) si se invierte hoy en promocionar
el fruto, en 20 años se va a gastar menos en salud. Por eso es
uno de los programas incluidos en el “Eat five a day” (coma
cinco por día).
“Creemos en el negocio; no hay otro frutal que dé una rentabilidad
como esta. Obviamente bien manejado, este sector se va a trasformar de
tener un precio muy alto por kilo a una producción en escala y
sumamente eficiente”, concluye Bayá.
G. B
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Perfil
de un precursor
Tecnoplant S.A. tiene sus orígenes en Bio Sidus, laboratorio
biotecnológico argentino, líder en América
Latina, reconocido, entre otras cosas, por sus exitosos avances
en la clonación de bovinos como herramienta para producir
medicamentos de utilización en medicina humana. Hace 10 años
con una inversión aproximada de US$ 500.000 comenzaron con
la producción de plantas de arándanos con alta calidad
genética que actualmente se traduce, tomando las temporadas
2004/05 en una facturación de US$ 4,5 millones. Además
de ser la empresa más importante en la venta de plantines
con 30 % del mercado, el grupo tiene sus propias plantaciones, 60
hectáreas en Tucumán, 120 en San Luis y 100 en Buenos
Aires, “Tener plantaciones nuestras demuestra la confianza
del grupo en el negocio” dicen.
Si bien hay tendencia por parte de la empresa a no ser tan dependiente
de Estados Unidos para no quedar atada al precio de un único
mercado –40 % de su producción se la lleva Europa y
Asia– la compañía subió un escalón
mas en su integración hacia arriba en la cadena y se asoció
directamente al importador norteamericano con la expectativa de
generar en los próximos años 20 veces más del
volumen que hoy se produce.
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