Para responder a este desafío, y con una visión estratégica de la crisis, la Cámara Argentina de la Máquina Herramienta (Carmahe), junto a la Asociación de Magisterio de Enseñanza Técnica (Amet), comenzó este año con un plan de capacitación a través de distintos cursos destinados tanto a empleados del sector como a docentes, egresados y alumnos de escuelas técnicas. Según Gregorio Hernández, gerente ejecutivo de Carmahe, se trata de una situación que se vio venir: “Nosotros nos dimos cuenta en la década de los ’90 del daño que iba a causar en este terreno el retroceso de la industria y las dificultades que íbamos a tener para revertir este cuadro. Y tuvimos razón porque las consecuencias fueron muy graves. Los que supieron alguna vez utilizar una máquina ahora ya están muy mayores y los que están en edad de hacerlo se capacitaron para otro tipos de tareas. Fue obvio lo que pasó: al quedar el padre fuera de carrera con el cierre de innumerables empresas, ¿cómo se persuadía a un joven para que iniciara una carrera técnica? Era imposible” A esta dificultad, si se quiere generacional, se le suma un importante cambio tecnológico que aleja aún más al operario de las máquinas y de las herramientas. En este sentido, atendiendo a las principales necesidades del mercado, los cursos que se dictan acompañan y actualizan las nuevas funciones de los técnicos: control numérico computarizado (CNC), automatización y robótica, hidráulica, metrología, técnicas de soldaduras, dibujo técnico y diseño asistido por computadora, entre otros. Por otra parte, también se desarrollan programas sobre el área de control de calidad y de recursos humanos tendientes a establecer un liderazgo eficaz. “La Cámara trata de brindar un buen servicio a sus asociados –dice Hernández–; si bien tenemos una vocación social y una responsabilidad, nuestra obligación es acompañar este renacimiento de la industria. Si el asociado no consigue vender maquinarias nos debilitamos, y si el sector no las demanda pasa lo mismo. Hay capacidad de producir pero se lo hace de manera insuficiente, entre otras cosas, por falta de mano de obra calificada; por eso la iniciativa privada en este sentido tiene que ser inmediata. Después si nos quiere acompañar el sector público, mejor”. Resultados
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