ANÁLISIS | Perspectiva
Por Mariano Lamothe*

Mariano Lamothe
A mediados de 2011 el contexto internacional se convirtió nuevamente en una fuente de incertidumbre proveniente de los centros financieros mundiales. La crisis suscitada en la periferia europea primero, y que luego se contagió a las economías centrales de la región, motivó crecientes dudas sobre la viabilidad de la unión monetaria del euro, generando una escalada de incertidumbre a escala mundial.
A pesar de la volatilidad presente en el mundo, para la Argentina la clave del escenario externo estuvo dada por la performance de la principal economía asiática (China) y de Brasil. Por un lado, el dinamismo económico del gigante asiático permitió sostener los precios de los commodities, especialmente en la segunda mitad del año, cuando la incertidumbre financiera y la apreciación del dólar a escala global motivaron presiones bajistas sobre los mismos. Mientras que el crecimiento del principal socio comercial de la Argentina fue fundamental para dar sustento a las exportaciones industriales, especialmente de la industria automotriz.
Asistida por condiciones externas favorables, la Argentina logró crecer en 2011 a una tasa de 6,8%. Desde lo local, la actividad se vio impulsada por varios factores, entre los que se destacó una cosecha récord histórico, y el impulso de las políticas fiscal, monetaria y de ingresos sobre el consumo doméstico.
Las buenas condiciones económicas se tradujeron en un aumento de la facturación de las principales 1.000 empresas del ranking elaborado por Mercado, que en 2011 alcanzó $1.462.442 millones, 32,5% más que en 2010 y 690% más que 2001. Sin embargo, parte de la expansión de la misma se debió al efecto de la inflación, que resultó de 24,5% durante el pasado año. De hecho, tras descontar ese efecto, el crecimiento real de la facturación fue de 6,4%. Por tanto, aun cuando se produjo un crecimiento en “cantidades”, gran parte del avance de la facturación en pesos respondió al incremento del nivel general de precios.
Haciendo una retrospectiva, podemos observar que la facturación entre 1998 y 2001 no tuvo demasiados sobresaltos, hecho que se explica por la desaceleración del ciclo económico como así también por la inflación cercana a cero durante ese período. En 2002, la facturación de las 1.000 empresas experimentó un salto de 77% debido a la inflación y la devaluación de ese año. Desde entonces, el crecimiento experimentado en la facturación de las 1.000 empresas ha sido más dinámico, y durante 2011 alcanzó la mayor tasa de crecimiento de los últimos cuatro años, con una expansión de 32,5%.
Gravitación en el PBI
Otra vía para analizar el comportamiento de la facturación es ponerlo en términos relativos al PBI. Si bien la facturación estaría midiendo el valor bruto de producción y el PBI el valor agregado, es un buen ratio para la comparación intertemporal, al funcionar como indicador del crecimiento promedio de la economía.
En esa comparación, el pico máximo del ratio se alcanzó en 2002 por el efecto de la devaluación (el valor bruto de las 1.000 empresas que más facturan superó el valor agregado), luego volvió a la normalidad y comenzó un sendero de ajuste hasta alcanzar el piso de 70,4% en 2005. A partir de ese momento, comenzó la recuperación, en parte porque también comenzó una escalada en el precio de los commodities hasta alcanzar otro pico en 2007, en que la participación de la facturación de las 1.000 en el PBI aumentó a 81,9%. A partir de 2008, la facturación en términos de producto retoma la tendencia declinante presente entre 2002 y 2005, hasta situarse en 72,1% durante el pasado año.
Alternativamente, resulta útil analizar el comportamiento de la facturación en el tiempo en dólares. Esta metodología es especialmente ventajosa para comparar los ingresos por facturación con la evolución de los costos en dólares, y especialmente para aquellas empresas que venden sus productos al mercado externo o compiten con importaciones.
Al igual que sucedía a pesos corrientes, entre 1998 y 2001 el comportamiento en dólares fue de un crecimiento muy lento, dado que el precio del dólar se mantuvo constante durante la convertibilidad y la economía entró en una etapa recesiva en 1999. En 2002, y como era de esperar, la devaluación generó una caída de la facturación medida en dólares de nada menos que 43% interanual.
Desde entonces, la facturación en dólares comenzó a recomponerse hasta superar en 2007 el máximo nivel alcanzado en 2001 en 15% por arriba. La devaluación del peso frente al dólar producto de la volatilidad financiera local, que comenzó en 2008 y continuó durante 2009, terminó produciendo una caída en 2009 de la facturación en dólares de 10,7%. Más tarde, la fuerte recuperación de la economía y la estabilidad del peso durante los pasados dos años motivaron un importante salto de la facturación en moneda estadounidense, que se incrementó en 2011 24,9% en términos interanuales que ya supera los niveles de 2008 en 39,1%. De esta forma, durante 2011 la facturación en dólares se ubicó 236% por encima del mínimo de 2002 y 90% arriba del máximo previo de la crisis de fin de la década pasada.
Facturación por grandes rubros
Agrupando la facturación según los grandes rubros en los que se divide la oferta de las cuentas nacionales, se observa una clara concentración en las empresas del sector de la industria manufacturera, que abarcan 42% de la facturación total. Le sigue en importancia el sector de comercio mayorista y minorista con 15,5% de la facturación (que incluye los supermercados y cadenas de venta de electrodomésticos) y en tercer lugar la explotación de minas y canteras con 11,9% (incluidas las empresas petroleras). Adicionalmente, el sector de transporte, almacenamiento y comunicaciones está en el cuarto lugar de importancia con 7,5%. Finalmente, cabe destacar que el sector productor de bienes tiene una mayor participación que el de servicios (60,5% versus 39,5% en 2011), aunque esto se debe exclusivamente a la inclusión en el primer grupo de la industria manufacturera. De hecho, excluyéndola, el sector productor de bienes representa apenas 18,5% de la facturación total.
En cuanto a la variación de la facturación entre 2010 y 2011 (tomando para cada sector las mismas empresas que entraron al ranking de 2010), se tiene que el sector construcción aumentó 88% la facturación, gracias al fuerte incremento en la facturación de las principales empresas del sector y a la incorporación de nuevos jugadores. El segundo sector que logró crecer a mayores tasas en 2011 fue el de comercio mayorista y minorista, con un incremento de 39% (que le permitió aportar 6 puntos porcentuales al crecimiento total de la facturación). En tercer lugar se ubicaron las actividades inmobiliarias, empresariales y de alquiler, y la intermediación financiera, con un avance en ambos casos de 34%, y un aporte al crecimiento total de 2,1 y 2,4 puntos porcentuales, respectivamente. En el extremo opuesto se ubicó el sector de pesca, el único que sufrió una contracción durante el pasado año, de 23%. A pesar de esto, su escasa importancia en relación a la facturación total (de apenas 0,1%) hizo prácticamente despreciable su aporte negativo.
Analizando la clasificación de las empresas por rubro se puede entender qué concentración hay en cado uno y la facturación promedio. Como era de esperar, el sector con mayor cantidad de empresas dentro del ranking es el industrial con 647 compañías, seguido por el de comercio mayorista y minorista con 172. Otros sectores que siguen en importancia son los dedicados a brindar servicios empresariales e inmobiliarios con 144 empresas entre las 1.000 más grandes. En el otro extremo, pesca es el sector más pequeño en número de empresas, con solo siete entre las principales 1.000.
Por otra parte, para ver los sectores que tienen las empresas más grandes en términos de facturación es importante ver el nivel promedio de facturación por empresa según el sector. El de explotación de minas y canteras cuenta con 48 empresas en el ranking con la mayor facturación promedio $3.624 millones. Esto era de esperar, dado que los sectores petrolero y minero se caracterizan por pocas empresas de gran envergadura. El segundo sector con mayor nivel de facturación por empresa es el de transporte, almacenamiento y comunicaciones, con un guarismo de $1.568 millones y compuesto por 70 empresas. Nuevamente, el sector de pesca es el más pequeño en esta comparación, al presentar el menor nivel promedio de facturación ($160 millones en 2011), seguido por agricultura, ganadería, caza y silvicultura ($529 millones), dado que se trata de dos actividades altamente atomizadas.
*Mariano Lamothe es economista jefe de abeceb.com



