Según se ha informado, la sonda se estrelló contra la superficie lunar y no pudo completar su objetivo, que era aterrizar en el polo sur lunar y tomar muestras. El accidente se produjo después de entrar en una órbita descontrolada, tal y como se ha señalado desde la corporación espacial rusa Roscosmos:
“Durante la operación, se presentó una situación anormal a bordo que no permitió realizar la maniobra con los parámetros especificados”.
Roskosmos, la empresa espacial estatal rusa, comunicó que había perdido el contacto con la nave tras un problema en el momento de ponerla en órbita antes del aterrizaje, que estaba previsto para el lunes pasado.
“El aparato se desplazó a una órbita impredecible y dejó de existir como resultado de una colisión con la superficie de la Luna”, dijo Roskosmos en un comunicado sobre la misión, que había suscitado en Moscú la esperanza de volver a la carrera lunar de las grandes potencias.
El fracaso subraya el declive de la potencia espacial rusa desde los días gloriosos de la Guerra Fría, cuando Moscú fue el primero en lanzar un satélite a la órbita de la Tierra -el Sputnik 1, en 1957- y el cosmonauta soviético Yuri Gagarin se convirtió en el primer hombre en viajar al espacio en 1961.