Las guerras traen destrucción y muerte pero también pueden moldear la identidad de un pueblo por varias generaciones. Desde la invasión de Rusia los ucranianos se unieron como nunca antes en sus tres décadas de independencia y como muy pocas veces en una larga historia marcada por episodios de mucha adversidad y de gobiernos foráneos.
Un país históricamente dividido entre el Este ruso-parlante y el Oeste pro-Europa y cuyo proyecto nacional posterior a la Unión Soviética estuvo siempre plagado de corrupción, se está reinventando en la guerra. Andriy Sadovyy, alcalde de la ciudad occidental de Lviv, dijo al Financial Times: “Estamos presenciando el nacimiento de una nueva Ucrania. No puedo imaginar a ningún otro país europeo mostrando tanta resistencia. Somos David contra Goliat”.
La cohesión, dicen los ucranianos, es una respuesta a la amenaza existencial que enfrenta su país. La guerra que inició Putin con el pretexto de liberar a Ucrania de Zelensky y su entorno logró en cambio unir a la gente para tomar las armas, donar dinero y hacer tareas de voluntariado, incluso a los ucranianos que antes tenían simpatías por Moscú.
El ejército del país, con ayuda de asesoramiento y armas occidentales, ha detenido el avance ruso sobre las ciudades de Kyiv y Kharkiv. El plan de contingencia de Kiev de mantener en funcionamiento el gobierno y la economía, que ya se venía preparando desde meses atrás, su puso en marcha. Y los ucranianos, por cuenta propia, se ofrecen a participar aun bajo las bombas o la ocupación.
Hay una sensación de optimismo entre los ucranianos que no entienden los que miran la guerra desde afuera y ven edificios bombardeados y los incendios que provocan los misiles rusos.
Los ucranianos entrevistados por el Financial Times dicen que tienen toda una historia de unir en la adversidad las divisiones de comunidad, región y clase.Esa cualidad los distingue de los rusos, que han vivido en una sociedad ordenada de arriba hacia abajo por la autocracia.