Básicamente lo hacen porque se dan cuenta que es más fácil un “real descanso” si todos al mismo tiempo están de vacaciones, por lo que no hay ni mails ni llamados que interrumpan ese descanso.
La realidad es que muchos siguen recibiendo algún tipo de comunicación durante sus vacaciones, por lo que ese “out of office” no llega a ser pleno. Además, las redes e internet en el tiempo libre hacen que muchas veces la desconexión no sea total.
Esta decisión llega básicamente por dos motivos. El primero, el burnout de la pandemia: la salud mental de los empleados es hoy más que nunca, central. Muchos, además, están considerando dejar sus trabajos frente a la posibilidad de tener que volver presencialmente a las oficinas: otros, se están replanteando nuevas opciones.
Todo esto hace que la rotación de personal esté a la orden del día. La segunda cuestión es la lucha por el talento: sobre todo en determinados rubros como el IT, la paleta de beneficios y “plus” para retener a los profesionales es constante y creativa, principalmente porque la demanda supera ampliamente la oferta. Estas dos cuestiones hacen que el bienestar de los colaboradores sea foco de atención primordial de las organizaciones.
Son varias las alternativas que han probado las empresas para combatir el agotamiento, como “días de descanso obligatorio” o “días dedicados a la salud mental” pero al parecer, el tiempo libre al unísono es muy popular.
Las modalidades clásicas de descanso ya no son del todo funcionales a estos tiempos. Desde ya, este “tiempo sincronizado para toda la compañía” no es posible para todas las empresas ni todos los rubros, pero sí es una receta o una fórmula alternativa para poner el bienestar de los empleados en el centro en los casos que sí pueda aplicárselo.
