lunes, 25 de noviembre de 2024

Nuevos modelos de trabajo, nuevos dilemas

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El maridaje entre tecnología y negocios engendró ideas innovadoras para las relaciones laborales. El trabajo a distancia o remoto ganó un espacio entre las políticas de beneficios con vocación de mejorar la experiencia laboral de los colaboradores.

Mientras por un lado hay defensores de esta suerte de flexibilidad, por otro, en los últimos tiempos, grandes compañías –entre ellas Yahoo!, IBM– han restringido o discontinuado sus políticas de trabajo a distancia.

 

Quienes abogan por el trabajo remoto fundamentan su decisión en algunas variables que tienen un impacto favorable tanto para los trabajadores como para la empresa. Es un hecho que los empleados desean contar con mayor control sobre su propia vida. Celebran la posibilidad de acomodar los horarios laborales junto con otras necesidades o intereses, el trabajo remoto les permite ahorrar mucho tiempo de traslado desde sus hogares a la oficina; incluso les posibilita vivir en zonas menos onerosas, sin tener que resignar tiempo personal por el viaje. En paralelo, pueden continuar con el desarrollo de sus carreras organizacionales sin verse en la obligación de mudarse de ciudad o de país.

 

Además, las compañías expanden el territorio desde el cual pueden incorporar talento, derribando fronteras locales e internacionales. Tienen a disposición una cantera de talento especializado más allá de los límites de la ciudad donde operan. Mientras que los costos de locación de espacio de trabajo disminuyen, y la superficie de trabajo disponible se utiliza de una manera diferente –espacios y escritorios de uso común–.

 

Estas alternativas también ofrecen un impacto social: las localidades más pequeñas pueden retener a la población joven, ya que no tendrían que emigrar para conseguir mejores condiciones de empleo o de carrera laboral.

 

Los críticos de esta modalidad observan que el principal problema del trabajo remoto es la socialización que el trabajo conlleva, la falta de lazos comunitarios; la gente que adhiere a estas políticas manifiesta sentirse sola, aislada. Los empleados expresan pesar por no desarrollar vínculos con otros compañeros, afectando sus posibilidades de crecer y de aprender. Los relevamientos de los analistas organizacionales demuestran que los empleados que desempeñan su rol en un ámbito laboral con otras personas tienden a mostrar un mayor compromiso con su trabajo y una mejor comprensión de su contribución a la consecución de los objetivos organizacionales.

 

El segundo aspecto en discusión sobre el trabajo remoto apunta a la productividad. Si bien no hay evidencia contundente sobre este tema, una sombra comenzó a extenderse acerca de los beneficios del trabajo remoto y solitario en los producidos de los empleados. La coordinación de equipos de trabajo y la supervisión de los empleados se complejiza, teniendo que incorporar indicadores más sofisticados para evaluar el desempeño de los empleados relacionados con los resultados de la compañía. En esta línea, resulta sorprendente y paradójico cómo algunas empresas tecnológicas hacen esfuerzos significativos y diseñan sus espacios laborales para fomentar que los empleados elijan trabajar allí, con comodidades de todo tipo (comedores varios, salas de juegos, etc.), y acotan o hasta eliminan estas políticas de trabajo remoto –precisamente en un sector donde a priori sería más fácil implementarlo. Aparece como evidente esta preocupación por la exclusión de los empleados del ámbito organizacional, su desconexión con los avatares cotidianos de la empresa y su falta de interacción con otros integrantes de la organización.

 

Múltiples demandas

 

Aun así, la incorporación de nuevas tecnologías es una tendencia irreversible. Un estudio de 2018 de Boston Consulting Group refleja que el 34% de las empresas argentinas tiene planeado incorporar tecnologías 4.0 en los próximos cinco años, mientras que en países como Alemania y Francia ese porcentaje supera el 70%. Al mismo tiempo, el informe indica que en nuestro país entre las causas principales que dificultan su implementación y uso efectivo son falta de personal capacitado (70% de respuestas); la incertidumbre respecto al impacto de estas inversiones en el beneficio de la empresa (65%); y la resistencia al cambio y a la innovación (64%). Sobre estas plataformas tecnológicas las organizaciones sustentan sus políticas de trabajo remoto, con lo cual, si crece esta tendencia, el siguiente paso –pensar en incluir estas políticas de trabajo remoto– se encontraría a la vuelta de la esquina.

 

Como evidencia de esta ola, Mercer Group señala en su informe de relevamiento de beneficios de 2019 que el 53% de las empresas relevadas en la Argentina cuenta con el esquema de horario flexible, y el 36% con home office, y todo esto porque los empleados esperan contar con estas modalidades.

 

Las opciones de trabajo flexible que se encuentran actualmente entre las prácticas del mercado laboral son teletrabajo –trabajar desde una locación remota–; horarios flexibles –manejar con cierta discreción el horario de ingreso y de egreso al trabajo–; semana de trabajo comprimida –posibilita compensar jornadas de trabajo durante algunos días de la semana trabajando horas adicionales–; vacaciones extendidas y opciones de años sabáticos –práctica mucho menos fomentada en nuestro país–.

 

Combinar todos estos ingredientes no es fácil. La tendencia creciente e imparable de inclusión tecnológica en las empresas –mezclada con el deseo imperante de la flexibilidad laboral de horarios y espacios– y sin perder el desarrollo del talento, las ideas novedosas y el trabajo colaborativo que posibiliten el logro de objetivos positivos para el negocio, suena a dilema propio de un Hamlet moderno.

Opciones innovadoras

 

Para resolver algunos de los problemas que generan estas tendencias, existen organizaciones que buscan instancias para mitigar el impacto de la soledad de los empleados, y estipulan momentos en los que todos deben estar en la organización; ya sea una vez por semana, o durante algún momento del día en particular. Estos espacios permiten la reconexión con el día a día laboral sin entrar en conflicto directo con la posibilidad de ser dueños de su tiempo.

 

Los nuevos emprendimientos que cuentan con pocos empleados y buscan opciones para evitar el aislamiento sin tener que atarse a un lugar físico y sumarse a la tendencia de los beneficios del trabajo remoto, optan por los ámbitos de coworking. Son alternativas para compartir el trabajo con otros, romper con la soledad, sumar servicios adicionales y generar vínculos laborales.

 

Lo importante para definir políticas de trabajo flexible es contar con el apoyo total del liderazgo de la organización. Es necesario tener en cuenta que dentro de una misma empresa no todos los sectores podrán acceder a esa política; es en esa instancia donde la comunicación se vuelve una herramienta fundamental para manejar correctamente las expectativas. También es importante confiar en el criterio de los empleados para tomar decisiones sobre la administración de sus tiempos, y establecer con claridad los objetivos que deberán cumplir sin importar desde dónde y en qué horario lo hagan.

 

Lo más relevante es tener la posibilidad de elegir, tanto para el empleado como para la organización, la modalidad que lleva a mejores logros para ambas partes.

 

(*) Docentes del Departamento de Economía y Desarrollo Profesional del ITBA.

 

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