Turismo: hordas chinas invaden el mundo

Se está produciendo una explosión sin parangón en el turismo de la China. Por primera vez en la historia, grandes cantidades de ciudadanos salen del país en calidad de turistas.

17 mayo, 2006

Si se mantienen las actuales proyecciones, el negocio turístico mundial tendrá que aprender unas cuantas cosas nuevas para interpretar las necesidades de la que promete ser la mayor ola de turistas internacionales de la historia conocida.

En 1995, sólo 4,5 millones de chinos viajaban al extranjero. En 2005, fueron 31 millones. Y si se cumplen o se aproximan las expectativas de crecimiento en el futuro, hasta ese crecimiento parecerá pequeño. Los expertos vaticinan para 2010 50 millones de turistas de la gran nación china desparramándose cada año por el mundo, y 100 millones para 2020.

Para usar a modo de comparación, en el año 2004 – último año del que se posee información completa, 61,7 millones de estadounidenses viajaron al extranjero.

La última nación en irrumpir en la escena mundial con velocidad parecida fue Japón en la década del ’80. De pronto había japoneses en todas partes, especialmente grupos de turistas de edad mediana con gorritas de visera y el último modelo de cámara fotográfica, casi siempre detrás de un guía japonés enarbolando un banderín para no perder a ninguno.

En aquel momento el negocio turístico tomó las medidas necesarias para atender adecuadamente a ese importante segmento del público. Los hoteles pusieron en sus habitaciones chinelas y batas de estilo japonés e incorporaron canales tomados de la televisión japonesa, entre otras muchas cosas. Y todo eso por 17 millones de visitas provenientes de la isla asiática.

Hasta finales de los ’80, en China sólo había un pequeño grupo de elegidos que escapaba a la prohibición de salir del país. Pero para 2003, el número de viajeros al exterior ya superaba al de Japón y colocaba al país asiático entre los líderes del mundo. Según pronósticos de expertos, el impacto de ese turismo será cada vez más fenomenal.

Los seis destinos preferidos son Japón, Vietnam, Corea del Sur, Rusia, Tailandia y Estados Unidos. En todos esos lugares se están tomando medidas para satisfacer las necesidades especiales: entre muchas otras cosas, asistentes que hablen chino en aeropuertos, hoteles, restaurantes y comercios, y menús adaptados a los gustos de ese vasto país.

Aún así, algunos agentes de turismo en China dicen que el mundo no se está adaptando con la celeridad que haría falta. “China es el último mercado y el más grande, pero si los otros países no tomen en cuenta las diferencias culturales, ese descuido irá en detrimento de los esfuerzos conjuntos por desarrollarlo,” dijo el presidente de la Cámara de Turismo de China.

Si se mantienen las actuales proyecciones, el negocio turístico mundial tendrá que aprender unas cuantas cosas nuevas para interpretar las necesidades de la que promete ser la mayor ola de turistas internacionales de la historia conocida.

En 1995, sólo 4,5 millones de chinos viajaban al extranjero. En 2005, fueron 31 millones. Y si se cumplen o se aproximan las expectativas de crecimiento en el futuro, hasta ese crecimiento parecerá pequeño. Los expertos vaticinan para 2010 50 millones de turistas de la gran nación china desparramándose cada año por el mundo, y 100 millones para 2020.

Para usar a modo de comparación, en el año 2004 – último año del que se posee información completa, 61,7 millones de estadounidenses viajaron al extranjero.

La última nación en irrumpir en la escena mundial con velocidad parecida fue Japón en la década del ’80. De pronto había japoneses en todas partes, especialmente grupos de turistas de edad mediana con gorritas de visera y el último modelo de cámara fotográfica, casi siempre detrás de un guía japonés enarbolando un banderín para no perder a ninguno.

En aquel momento el negocio turístico tomó las medidas necesarias para atender adecuadamente a ese importante segmento del público. Los hoteles pusieron en sus habitaciones chinelas y batas de estilo japonés e incorporaron canales tomados de la televisión japonesa, entre otras muchas cosas. Y todo eso por 17 millones de visitas provenientes de la isla asiática.

Hasta finales de los ’80, en China sólo había un pequeño grupo de elegidos que escapaba a la prohibición de salir del país. Pero para 2003, el número de viajeros al exterior ya superaba al de Japón y colocaba al país asiático entre los líderes del mundo. Según pronósticos de expertos, el impacto de ese turismo será cada vez más fenomenal.

Los seis destinos preferidos son Japón, Vietnam, Corea del Sur, Rusia, Tailandia y Estados Unidos. En todos esos lugares se están tomando medidas para satisfacer las necesidades especiales: entre muchas otras cosas, asistentes que hablen chino en aeropuertos, hoteles, restaurantes y comercios, y menús adaptados a los gustos de ese vasto país.

Aún así, algunos agentes de turismo en China dicen que el mundo no se está adaptando con la celeridad que haría falta. “China es el último mercado y el más grande, pero si los otros países no tomen en cuenta las diferencias culturales, ese descuido irá en detrimento de los esfuerzos conjuntos por desarrollarlo,” dijo el presidente de la Cámara de Turismo de China.

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