Si bien esta concepción ya comenzaba a cambiar, la implementación y la adopción de una visión pensada conforme al usuario se aceleró con la llegada de Covid 19.
Hoy en día, una nueva perspectiva plantea mayor variedad de configuraciones espaciales, con el objetivo de potenciar cada una de las actividades y tareas desarrolladas a diario, ya sean individuales o colaborativas.
“Las nuevas tendencias apuntan a pensar la oficina como el ámbito para el trabajo colaborativo, para el encuentro social, donde la cultura de la empresa se fortalece. El trabajo individual, de concentración, queda relegado al home office.” afirma Ana Tettamanti, Project Manager de Colliers Argentina.
Este contexto aceleró la implementación de conceptos en el diseño de oficinas que se centran menos en facilitar el trabajo individual y cambian el foco hacia la colaboración, la comunidad y los espacios sociales, logrando así mayor interacción en oficinas menos densas, livianas y con alto grado de flexibilidad y adaptabilidad. Eficiencia, efectividad, productividad, flexibilidad y optimización son los principales conceptos a destacar.
En cuanto a las principales innovaciones que trae esta tendencia, el bienestar -también conocido como Work Life Balance– se posiciona como el eje principal. Al contribuir al bienestar y la salud de los colaboradores, ofrece mejoras en la calidad de vida diaria, que repercuten directamente en mejoras en la productividad y compromiso en el ámbito laboral.
La tecnología, junto con sus políticas y herramientas de soporte tecnológico, acompañan las necesidades de las nuevas formas de trabajo del cliente y las hacen visibles para el cliente externo. A su vez, la flexibilidad plantea que los trabajadores móviles no son sólo los que trabajan fuera de la oficina, sino que también son aquellos que pasan la mayor parte del tiempo trasladándose dentro de la misma, fuera de su puesto de trabajo.
Por otra parte, la sustentabilidad, requerimiento básico e indispensable, apunta a incorporar la conciencia ambiental mediante políticas y acciones de eficiencia energética, como la reducción de huella de carbono, y el fomento del reuso y el reciclado. Por último, la identidad e Integración llega como marco para las relaciones dentro de la compañía. La cultura pone a las personas en el centro, generando un entorno colaborativo y de interacción entre ellas. Una identidad bien definida impacta de manera directa en la performance del negocio y aumenta el compromiso de los empleados.
En cuanto a costos, el valor de una renovación de este estilo depende del grado de intervención que quiere obtenerse. “Contamos con clientes que realmente quieren lograr una transformación integral y otros que mediante una intervención mínima logran mejoras tangibles en el espacio” expresa Tettamanti. Otros factores influyentes son las condiciones del inmueble existente, los niveles de calidad y las terminaciones buscadas. En términos generales, el rango aproximado varía entre US$ 600 por m² y US$ 1900 por m².
Es innegable que cuando las personas se sienten bien, su motivación y productividad aumenta y en consecuencia su desempeño es mejor. Crear lugares que brinden comodidad y atiendan de manera estratégica las necesidades que puedan surgir a diario ya no es opcional. Diseñar espacios modernos, con adaptación y respuesta a las necesidades de los colaboradores impacta en su bienestar y compromiso, optimiza su productividad y genera crecimiento, impactando directamente en el desarrollo de la empresa.