Mientras pacifistas e izquierdistas como el escritor Amós Oz se suman a la euforia bélica israelí, este radical se niega a tomar parte por “objeciones de conciencia”. Quizás, una de las virtudes judías más viejas.
Cerca de su casa en Sderot, Neghev, suelen caer en abundancia los proyectiles de Hamás. Sobre Galilea, se desencadenan los “Kátyusha” de Hezbol-lá-No obstante, cuando recibió la “orden 8” –para unirse a su regimiento en Cisjordania, o sea Palestina central-, prefirió marchar a la cárcel militar, no a la guerra.
“Creo –le dijo al diario “Ha’árets” (La tierra)- que sólo una oposición de esta clase podrá poner eventualmente coto a este delirio. Es preciso quebrar la falsa impresión de que la inmensa mayoría de israelíes apoyan esta aventura. Alguien debía ser el primero en intentarlo”.
Shabbat ya había informado al alto mando y a los oficiales de su unidad sobre su decisión. El reservista, conceptuado como excelente suboficial, lleva ya treinta días preso. Pero formuló al diario una significativa aclaración: “Esta vez mis actitudes no tiene nada que ver con el movimiento de izquierda al cual pertenecí. Se trata de una decisión personal y refleja mi rechazo a la guerra contra Líbano, que está cobrando víctimas inocentes”.
Mientras pacifistas e izquierdistas como el escritor Amós Oz se suman a la euforia bélica israelí, este radical se niega a tomar parte por “objeciones de conciencia”. Quizás, una de las virtudes judías más viejas.
Cerca de su casa en Sderot, Neghev, suelen caer en abundancia los proyectiles de Hamás. Sobre Galilea, se desencadenan los “Kátyusha” de Hezbol-lá-No obstante, cuando recibió la “orden 8” –para unirse a su regimiento en Cisjordania, o sea Palestina central-, prefirió marchar a la cárcel militar, no a la guerra.
“Creo –le dijo al diario “Ha’árets” (La tierra)- que sólo una oposición de esta clase podrá poner eventualmente coto a este delirio. Es preciso quebrar la falsa impresión de que la inmensa mayoría de israelíes apoyan esta aventura. Alguien debía ser el primero en intentarlo”.
Shabbat ya había informado al alto mando y a los oficiales de su unidad sobre su decisión. El reservista, conceptuado como excelente suboficial, lleva ya treinta días preso. Pero formuló al diario una significativa aclaración: “Esta vez mis actitudes no tiene nada que ver con el movimiento de izquierda al cual pertenecí. Se trata de una decisión personal y refleja mi rechazo a la guerra contra Líbano, que está cobrando víctimas inocentes”.