domingo, 22 de diciembre de 2024

¿Se muere la elegancia?

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La revista norteamericana Vogue así lo cree y culpa a los blogueros. En realidad hay que ir un poco más atrás: Internet abrió el mundo de la moda al público en general.

Los blogueros de la moda pueden tener millares de seguidores que les dan muchainfluencia, por eso los llamamos “influencers”. Por eso también muchas marcas les pagan para que usen su ropa, se saquen fotos con ella puesta y hablen de esas prendas. Pero ahora los directivos de Vogue se cansaron.

En un chat publicado entre directores donde hablan de la reciente semana de la moda de Milán, se refirieron al fenómeno  de los blogueros de la moda  posando para fotos callejeras frente a las muestras como algo “horrible”, “patético” y “ridículo” entre otras muchas cosas.  Sally Singer, directora de creatividad digital de Vogue escribió: “Nota a los blogueros que cada hora se cambian de la cabeza a los pies con ropa que les pagan para que luzcan: por favor, paren. Busquen otro trabajo. Están anunciando la muerte de la elegancia”.

Mientras tanto, el departamento de alta moda de Neiman Marcus mencionó a esos blogueros como parte del motivo  por el cual llevan cuatro trimestres consecutivos de caída de ventas. “Los desfiles de moda ahora son blogueados y difundidos a todo el mundo por las redes sociales”, dijo Karen Katz, CEO de Neiman Marcus Group en una conferencia ante inversores. “Para cuando llegan los barcos con mercadería muchos meses después, la novedad y el entusiasmo ya se pasaron y en muchos casos la clienta está en otra cosa.”

Las quejas de Vogue y de Neiman Marcus son diferentes, pero parten del mismo principio. Los guardianes de la moda no son los que eran antes. Ahora todos compiten por seguidores y por influencia  y todos comparten docenas de imágenes.  Eso significa que el mundo de la moda  donde antes reinaba Vogue no puede existir en una burbuja elitista, y también que los proveedores de moda de lujo  como Neiman Marcus se ven imposibilitados de satisfacer  la necesidad de gratificación instantánea que generan en los clientes las redes sociales.

Uno de los cambios más grandes que trajo Internet al mundo de la moda es que la abrió al público en general. Por supuesto que desde el punto de vista de las ventas  el negocio siempre quiso llegar a un público grande, pero difundir las imágenes  de las pasarelas y mostrar cómo se puede o se debe usar la ropa, eso es algo que siempre estuvo limitado a un selecto grupo de guardianes que incluye las veneradas revistas de moda como Vogue.

Ahora cualquiera con una conexión wifi y un blog, o incluso solamente con una cuenta en Instagram puede hacer lo mismo y eso ha cambiado la dinámica del negocio de la moda en perjuicio de las Vogue y los Neiman Marcus.

 

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