Apenas 17 naciones han hecho la previsión financiera en sus presupuestos para sostener planes de resistencia antimicrobial (AMR, según siglas inglesas). Eso marca grandes baches en los esfuerzos para hacer frente a la crisis sanitaria que, según cálculos, mata a casi 1,3 millones de personas por año directamente y está asociada a 5 millones de infecciones.
La encuesta anual destaca algún crecimiento en el número de países que desarrollan planes nacionales, pero también revela escaso financiamiento e implementación además de gran variación en la legislación, regulación y control necesarios para limitar el uso excesivo de antibióticos en humanos y animales.
Los esfuerzos por atacar la resistencia a los antibióticos sufrieron un parate con la pandemia de Covid 19, cuando los países redujeron su financiamiento y su atención.
El excesivo uso de antibióticos, combinado con pacientes que no completan el curso del tratamiento, impulsa el desarrollo de la resistencia. Y es corta la lista de antibióticos nuevos que llegan para reemplazar a las drogas existentes que se están volviendo menos efectivas.
Las guerras
El peligro de las bacterias resistentes a las drogas aumenta con la expansión de las zonas en guerra. La alarma crece entre los especialistas en zonas de guerra que ven heridas infectadas que no sanan.
Si bien el tema es poco entendido, hay cada vez más pruebas de que la guerra está concentrando y aumentando muchos de los factores que contribuyen a la “pandemia silenciosa” de la resistencia antimicrobial. Mata a más de 1 millón de personas al año en todo el mundo.
Hay muchos relatos de bacterias resistentes a los antibióticos en pacientes en zonas de guerra, La penetración profunda de balas poderosas expone al cuerpo a determinados riesgos de infección porque produce un importante daño interno y crea un vacío que atrae contaminantes.
Además de la causa directa de las heridas, la escasa higiene durante el tratamiento es otro factor que contribuye. Las heridas que se producen durante un conflicto armado generalmente ocurren en lugares alejados de las instalaciones médicas y los pacientes deben ser transportados durante muchas horas o días sin tiempo adecuado para limpiar, vendar o tratar las heridas.