Según Karl Rover (ex numen evangélico de Bush) y allegado a Cheney, el vice saliente argumentará que su salud deteriorada no le permite largos actos públicos. Pero la verdad es que él y Biden están tirándose con todo, algo que congenia con sus caracteres agresivos.
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<p>La guerra, como otras, empezó por televisión. Desde ahí, Joseph Biden definió a Richard Cheney como “el vicepresidente más peligroso de nuestra historia. Ha llegado a promover un inútil espionaje de ciudadanos en territorio nacional. Causó la guerra en Irak influyendo en Bush con informes inexactos”. Duras palabras. </p>
<p>A su vez, el contrincante sostiene que “envilecerá el cargo, donde será usado a su gusto por Obama, le negará el papel eminente que tiene bajo mi gestión. Biden no es un halcón de mis quilates”. Curiosa, contradictoria autodefensa. </p>
<p>Pero los roces entre Biden y Cheney no son nuevos. En 2006, el vicepresidente –jefe nato del senado- intentó asumir la conducción real. Argüía que era preciso disminuir la autoridad del cuerpo en tiempos de guerra, pretexto que Woodrow Wilson y Franklin D. Roosevelt ni soñaron es esgrimir (tampoco sus segundos). Por mucho menos, el matrimonio Kirchner zamarrea a Julio Cobos. </p>
<p>Anticipando a los argumentos del oficialismo argentino, el entonces senador Biden (presidía la comisión de exterior) denunció que “el vicepresidente forma parte del poder ejecutivo, no el legislativo”. A diferencia de Néstor K., poco ducho en la constitución –igual que los opositores rurales-, Biden recordó que “el congreso tiene preminencia sobre la Casa Blanca”. </p>
<p>No obstante, Biden se equivocó de artículo –como Nelson Picchetto- y Cheney aún se lo echa en cara. Pero su línea de debate es endeble, particularmente cuando se compara con Abraham Lincoln o Roosevelt u olvida que, durante las internas y la campaña electoral, casi no tuvo presencia en los debates. En estos nuevos choques, Cheney llegó al extremo de admitir que había sugerido a Bush un ataque nuclear sobre Irán sin pedir autorización parlamentaria. </p>
Quizá Richard Cheney no asista a la asunción de Joseph Biden
Sería algo sin precedentes en la historia nortemericana. Barack H.Obama y George W. Bush se tratan con guante de seda. Pero sus vicepresidentes se dicen cualquier cosa menos bonitos y no ahorran adjetivos.