domingo, 22 de diciembre de 2024

¿Qué es el trabajo “emocional”?

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La frase se ha puesto de moda ahora, pero alude a cosas viejas como la humanidad.

 En el mundo anglosajón hablan de “emotional work“. En castellano ese adjetivo, “emotional” se puede traducir como emocional, emotivo, sensible, afectivo y hasta conmovedor. Por cuestiones de semejanza idiomática preferimos aquí adoptar el primero, emocional, sin estar totalmente convencidos de que sea la palabra más indicada.

 

Cuando se habla de trabajo emocional uno se refiere a la infinidad de cosas, muchas veces desagradables, que hace una persona sin que se le reconozcan. Y por lo general, la persona sobre la que recae ese tipo de tareas es una mujer. Lo mismo en el trabajo que en el hogar.

El término fue acuñado por el sociólogo Arlie Hochschild en un libro que publicó en 1983, The Managed Heart: Commercialization of Human Feeling. Allí explicaba la necesidad de que los trabajadores regularan sus emociones para satisfacer a sus clientes (y, en última instancia, a sus empleadores). Hochschild decía que a los empleados, especialmente en los sectores orientados a los servicios, como personal de a bordo, empleados de banco o mozos de restaurantes, se les pedía que sonrían, que sean amables y que actúen de manera cordial con los clientes ( incluso con los más groseros), algo que podría hacerlos sentir aljados de sus verdaderas emociones.

Diez años más tarde, las profesoras Mary Ellen Guy y Meredith Newman plantearon que el trabajo emocional contribuye a exacerbar la brecha salarial entre los géneros. Las tareas emotivas, como la de “cuidar, negociar, simpatizar, suavizar relaciones perturbadas y trabajar detrás de la escena para permitir la cooperación, son componentes exigidos de los empleos de muchas mujeres”, dijeron, y sin embargo, esos requisitos no figuran en la descripción del trabajo ni en las evaluaciones de desempeño; el trabajo es invisible y no va remunerado.”

 

En los últimos años, el concepto saltó de la universidad a la plaza pública y la cultura popular. Se convirtió en una especie de paraguas que cubre toda tarea que no es ni agradecida ni reconocida ni pagada por nadie.

No bien tomamos conciencia de su existencia, comenzamos a verlo por todas partes. Advertimos que hay toneladas de cosas que hacen las mujeres, cosas que no se les reconocen, que no se les agradecen, que no se les pagan. Esta ausencia de reconocimiento impacta negativamente en la trayectoria de sus carreras y en su remuneración, si ocurren en el trabajo.Impactan de muchas otras maneras si es en el hogar.

 

 

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