Dos audaces personas, se animaron a pro0bar una muestra de hamburguesa de probeta, frita a la sartén por el chef Richard McGeown. Mientras la carne, desarrollada por el profesor Mark Post de la Universidad de Maastricht a un costo de unos €250.000 (US$332.000)—está lejos de llegar al mercado, el tema de la degustación es crucial. Los consumidores no se van a tomar el trabajo de superar la aversión a comer una carne artificial si no tienen la garantía de que sabe como la carne verdadera.
En el video de abajo, el periodista especializado Josh Schonwald y la investigadora en nutrición Hanni Rützler opinan sobre sus primeros bocados de la “Frankencarne”:
Rützler: “Esperaba que la textura fuera más suave. … Yo sabía que no tiene grasa, entonces no sabía si iba a ser jugosa. El sabor es bastante intenso. Es parecido al de la carne. Pero la consistencia es perfecta. Extraño la sal y la pimienta.”
Schonwald: “La textura, la sensación en la boca, es como la de la carne. Lo que falta es, para mí, la grasa. Es muy magra. Al morderla parece una hamburguesa convencional.”