Mi boda desde un dron

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Los drones podrían ser la próxima revolución en fotografía de casamientos… si no se los considera demasiado “meteretes”. Por María Teresa Lavayén

Las posibilidades fotográficas y de registro de momentos que permite un dron dentro de una iglesia o sobrevolando el verde paisaje cuando una boda se celebra al aire libre y a la luz del sol superan en mucho a las del ya tradicional video, clavado como está a las limitaciones del suelo. Las imágenes de la cola de un vestido de novia tomadas desde el aire nos recuerdan a todos los que ya hemos cumplido algunos años, la espectacular boda de María con el conde Von Trapp en la película “La novicia Rebelde” cuando la novia avanzaba sola por la nave central de la maravillosa catedral de Salzburgo.

 

Aquella toma impresinante,lograda seguramente con cámaras montadas en el techo de la catedral,se puede replicar ahora usando esos extraños aparatitos voladores, de apariencia no muy linda, que son controlados desde tierra y llevan incorporadas cámaras de filmación.

 

Pero cuando las posibilidades son tan grandes surgen, también, inconvenientews.Con un dron sobrevolando la fiesta en forma casi inadvertida para muchos, se puede registrar a todos y cada uno de los presentes en todo momento de la celebración. Y aquí aparecen los consabidos temas de etiqueta. ¿Ponerle condiciones al “fotógrafo? ¿Especificar en qué momentos es posible captar imágenes y en cuáles no? ¿Notificar a los invitados que por arriba de la fiesta se está filmando todo?

Lo cierto es que cada avance tecnológico abre posibilidades que son a la vez tentadoras y riesgosas. No se tratará, entonces, de desaprovecharlo, pero sí de usarlo con la debida prudencia, Al menos, durante las primeras etapas de aceptación.
Pero que el dron ya ha llegado a las fiestas ya es una realidad.

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