No está tan mal nacer en la Argentina. El país se ubica en la mitad de la tabla que elaboró The Economist Intelligence Unit en donde listó a 80 países según el nivel de vida para determinar cuáles proveen mejores oportunidades para una vida próspera, con salud e igualdad de oportunidades. Aunque los resultados no son, en sí, tan sorprendentes, algunos han dado el batacazo y otros han caído en desgracia.
Algunas de las variables incluyen: oportunidades económicas, estándares de salud y libertad política; equidad de género, cifras de criminalidad y problemas climáticos. También pronósticos de cómo será la vida en 2030 cuando los niños de hoy tengan que entrar en la adultez.
Tal vez sea cierto que el dinero no compre la felicidad pero lo acercará bastante. Hay una relación probada entre la felicidad y el PBI pero no tan alta como se espera. Los países más ricos, por ejemplo, están arriba en la tabla (color azul intenso) pero algunos no tanto. Estados Unidos y Alemania, dos de las potencias económicas del mundo, empatan en el puesto 16; Japón, en el 25. Ni hablar de Gran Bretaña (27) y Francia (26).
La clave parece estar en países pequeños, pacíficos y relativamente homogéneos con democracia liberal. Los países nórdicos, por ejemplo, se sitúan entre los mejores para vivir, junto con otros más grandes como Irlanda, Australia, Nueva Zelanda y Canadá. En el Top15 están Suiza, Austria y Noruega. ¿La sorpresa? Entre los mejores también están países asiáticos como Hong Kong, Singapur y Taiwán.
A pesar de este repunte, sigue siendo mejor nacer en países occidentales. Son los que dominan la tabla. Es mejor nacer en Grecia o Polonia que en gigantes como Brasil, Turquía o China. Países violentos, pobres o con opresión política siguen estando bajo en el ranking: Nigeria, Kenia y Ucrania, entre los peores. Algunos de los peores no son pobres, como Rusia, pero tiene problemas en salud pública y represión política. Ecuador tiene el mismo problema según el estudio pero no el resto de América Latina.
China se sitúa en el puesto 49, por debajo de Latvia y Hungría. A pesar de ser la segunda economía del mundo y de contar con más multimillonarios que casi ningún otro país sigue siendo un país tremendamente desigual. Más de la mitad de la población sigue viviendo en zonas rurales y 128 millones de personas viven por debajo de la línea de la pobreza. Los próximos 20 años serán mejores pero no significarán prosperidad para muchas familias.