Por Andrea Mejía (*)
Según un estudio publicado por el Cippec, en Argentina seis de cada 10 estudiantes universitarios son mujeres. Pero de ellas, solo el 25 % estudian ingeniería y ciencias aplicadas, y solo el 15 % de estas se inscribe en la carrera de programación. En cambio, las mujeres son amplia mayoría en profesiones relacionadas a idiomas (82 %), ciencias de la salud (76 %) o ciencias sociales (72 %).
Y es que si bien la idea de que la mujer no se dedica a la tecnología se ha ido desmitificando, esta cuestión parece estar arraigada en la niñez, lo que luego se traduce a la hora de elegir una carrera universitaria. Según datos de la Unesco, entre los seis y los ocho años, nueve de cada 10 niñas vinculan la ingeniería con habilidades masculinas.
La incorporación de una multiplicidad de géneros dentro del ámbito laboral y académico favorece la dinámica de los grupos e integración social, a la vez que amplía derechos y accesos a un mercado laboral en constante crecimiento y con oportunidades.
Es por esta misma razón que como empresas de tecnología debemos preguntarnos qué es lo que está pasando que aún no tenemos paridad entre nuestros colaboradores. Es acaso que no fomentamos los incentivos necesarios para volver este un trabajo atractivo para alguien femenino o es que seguimos estereotipando a quienes se desenvuelven en estas profesiones.
El género femenino necesita detectar dentro de esta industria un nicho en donde pueda desarrollarse, lo que actualmente no está sucediendo. Desde las empresas de tecnología debemos comenzar a promocionar más el rol que este tipo de empleos puede ofrecerles y los beneficios que incluso ahí se destacan. Fomentando la incorporación de mujeres en tecnología a través de cursos, carreras o capacitaciones que puedan brindarles, por ejemplo, una salida laboral en el corto plazo.
Debemos terminar de romper con la falsa idea que el sector TI es masculino, ya que este prisma por el que estamos viendo no es real, debido a que la mitad de la fuerza laboral en el mundo está compuesta por mujeres, lo que indica que están en completa igualdad de condiciones de realizar cualquier trabajo.
Una estrategia que ha dado resultado es la de imponer cupos a la hora de contratar, lo que obliga de alguna manera a comenzar a igualar las plazas de colaboradores. Por otro lado, la inversión que se realice en educación será fundamental para profundizar este tipo de acciones, desde el acceso a la tecnología en la escuela primaria y el quiebre cultural que surge en las aulas de clase de que las niñas no son buenas para este tipo de tareas.
Además, desde las empresas se debe invertir en capacitaciones que fomenten este reclutamiento para que cada vez haya más mujeres aplicando en áreas como la ciencia, tecnología, ingeniería y matemáticas.
Por último, como responsables de Recursos Humanos en empresas tech, se debe contar con un plan de crecimiento que no solo contemple igualdades de condiciones para ambos géneros, como lo son las licencias por nacimientos o días de enfermedad de los hijos, sino que se proponga un crecimiento sostenido teniendo en cuenta las distintas etapas de la vida en que se encuentre el personal.
Sería inverosímil decir que es lo mismo una mujer embarazada que un hombre que espera ser padre, pero ese tipo de escenarios deben tenerse en cuenta, para por ejemplo desarrollar un plan de carrera que sea justo para cada uno y que aquellas decisiones personales no afecten de ninguna manera las expectativas que cada uno tenga con su empleo.
Asimismo, es clave que dentro de la estructura organizacional de las compañías se logren facilitar rutas de crecimiento que permitan que más mujeres ocupen cargos de liderazgo, y que el área de Recursos Humanos desempeñe un rol fundamental en términos de atracción de talento realmente capacitado. Si bien es cierto que la implementación de mejores garantías y oportunidades para la mujer en la industria TI es y seguirá siendo de un proceso largo, será sumamente positivo y de constante crecimiento.
Para finalizar los invito a una reflexión, si tenemos contacto con una niña, sea una sobrina, hija, hermana, prima, ¿que estamos haciendo para promover en ellas el empoderamiento? ¿Cómo estamos educando para que nuestros hijos e hijas crezcan con la mentalidad de que todos tenemos igualdad de oportunidades y no seguir simplemente una línea históricamente construida? La tecnología es, sin duda, una gran aliada que ayuda a cerrar esta brecha, pero en el día a día, la responsabilidad de lograr una mayor igualdad es de todos.
(*) Coordinadora de desarrollo organizacional de TIVIT Latam