domingo, 22 de diciembre de 2024

La depresión posparto es, sin duda, cosa de hombres

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Quienes piensan que tanto el cáncer de mama como la depresión posparto son problemas exclusivamente femeninos se equivocan de pleno. Ambas problemáticas pueden afectar también a los hombres.

Después de todo, aunque los hombres no pueden quedarse embarazados y por supuesto no paren, eso no quiere decir que no les afecten el embarazo o el parto de sus parejas.

Dicen las estadísticas que la depresión posparto en hombres –conocida como depresión posparto paterna– puede afectar hasta a uno de cada cuatro padres. Y la cifra aumenta a uno de cada dos si la pareja padece de depresión posparto materna.

Ante estas evidencias, un reciente estudio recomienda la evaluación sistemática de la depresión posparto tanto en madres como en padres.

¿Qué factores predisponen para que un hombre tenga depresión posparto?

En una investigación publicada en 2020 por Rafael A. Caparrós González y Mª Fe Rodriguez Muñoz se identifican dos grupos de factores que predisponen a este trastorno del estado de ánimo: biológicos y psicológicos.

En cuanto a los factores biológicos, la depresión posparto masculina puede ser consecuencia de la disminución de varias hormonas. Concretamente de la testosterona, la hormona del estrés (cortisol) y la oxitocina, otra hormona relacionada con las buenas relaciones sociales y con el placer durante orgasmo.

En cuanto a los factores psicológicos, que la gestante sufra depresión posparto aumenta el riesgo de depresión posparto paterna. La incidencia de este trastorno se dispara si se producen cambios en la relación de pareja, existe falta de apoyo social (por ejemplo, no disponer de una red de familiares o amigos adecuada) o si el padre se siente excluido de los cuidados al bebé.

Los hombres también lloran

La depresión posparto en hombres es un trastorno afectivo en el que individuos que han sido padres recientemente manifiestan síntomas de tristeza, llantos y aislamiento social. Además, suele ser habitual la represión de los sentimientos de tristeza. Dicho de otra manera, los afectados intentan no exteriorizar este malestar y aparentan estar en óptimas condiciones.

Los hombres que experimentan este trastorno psicológico sufren sentimientos de agobio, sienten que nadie se acuerda de ellos, que están totalmente abandonados. En parte se debe a que el recién nacido, y a veces también la madre, son los que reciben toda la atención.

Lo grave del asunto es que repercute en la manera en la que estos hombres transmiten sus emociones al recién nacido. Para ser más claros, los hombres con depresión posparto tienen resentimiento hacia al bebé, al cual culpan de su malestar.

Junto a estos síntomas, aparecen problemas de ansiedad e ideas suicidas.

Mi padre no juega conmigo porque tiene depresión posparto

Las consecuencias negativas de la depresión posparto alcanzan a la pareja y al bebé que acaba de nacer.

En relación a la pareja, la depresión posparto paterna se relaciona con problemas de comunicación, aumento de la agresividad, violencia de género, e incluso incremento del consumo de sustancias como alcohol y otras drogas.

En lo que respecta a sus consecuencias en los bebés, la interacción con ellos se reduce gravemente. Suelen ser padres que no quieren pasar tiempo con sus hijos e hijas, no quieren jugar con ellos y ellas, no les quieren bañar ni realizar ningún tipo de cuidado.

Esta falta de apego del padre hacia su bebé puede a la larga relacionarse con trastornos psicopatológicos, problemas de alimentación, un peor desarrollo del cerebro e incluso aumentar el riesgo de que un niño o una niña se suicide.

Deja que papá me cuide para que se ponga feliz

La buena noticia es que la depresión posparto en hombres puede curarse. Es importante saber reconocer los síntomas y actuar rápido para zanjar el problema.

Además de la actuación psicológica, una buena estrategia es favorecer que los hombres pasen más tiempo en la crianza de sus bebés. Que participen, y que sus parejas les dejen participar. Que sostengan a sus bebés, que los bañen, que les cambien el pañal, que los vistan, que les canten a sus bebés para dormir, que jueguen con sus bebés.

Otra estrategia favorecedora es que hablen con su pareja, familiares y amistades de cómo se sienten, que se expresen. Y si es necesario, que lloren.

(*) Por Rafael A. Caparros-Gonzalez, Profesor de Ciencias de la Salud (Enfermería), Universidad de Granada; César Hueso Montoro, Profesor, Facultad Ciencias de la Salud, Universidad de Granada, y María Ángeles Pérez Morente, Profesora sustituta interina, Departamento de Enfermería, Ciencias de la Salud, Infecciones de Transmisión Sexual, Universidad de Jaén.

 

 

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