La cocina, de los hombres

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El concepto machista de que la cocina es el lugar de la casa destinado a las mujeres va perdiendo fuerza a medida que más hombres se interesan en el arte culinario.

<p>&nbsp;A medida que m&aacute;s mujeres han dejado atr&aacute;s las labores dom&eacute;sticas para concentrarse en sus carreras profesionales, los hombres han tenido que adaptarse. La generaci&oacute;n X ha impulsado un cambio en el lugar con mayor impronta femenina de la casa: la cocina. Un estudio de la Universidad de Michigan marca que aunque las mujeres todav&iacute;a cocinan el 51% del tiempo, los hombres est&aacute;n peligrosamente cerca de superarlas. En promedio los hombres cocinan 34 comidas por mes, 8 veces por semana. Y eso no es todo: su adicci&oacute;n va m&aacute;s all&aacute; de la sart&eacute;n y se extiende a canales de comidas, revistas especializadas y blogs de cr&iacute;ticas.</p>
<p>Es m&aacute;s cierto que nunca que a los hombres se los conquista desde el est&oacute;mago pero ellos son los que est&aacute;n detr&aacute;s de la hornalla. Esto es un paso m&aacute;s en la carrera por la equidad. Quedaron atr&aacute;s los tiempos en los que la mujer hac&iacute;a todas las comidas y eso tambi&eacute;n se refleja en los medios: las im&aacute;genes tradicionales de las mujeres felices cocinando son reemplazadas por nuevos modelos a seguir, como el cocinero Wolfgang Puck o, a escala local, Martiniano Molina.</p>
<p>La cocina, como cualquier actividad creativa, no tiene limitaciones de g&eacute;nero. Muchos hombres han encontrado que no solo les gusta cocinar, sino que son buenos. Han formado nuevas relaciones, supliendo tambi&eacute;n la tarea de hacer las compras. El hombre se tutea con el verdulero, con el carnicero, con el almacenero, porque quiere los mejores ingredientes. Hay all&iacute; una tarea que nace de la necesidad, tal vez, pero que muchos han adoptado como hobbie.</p>
<p>Le da, tambi&eacute;n, la posibilidad de sentirse necesario en el contexto de la crianza de los hijos. Si es cierto que a los hombres les gustan las tareas manuales como la carpinter&iacute;a o la mec&aacute;nica, &iquest;por qu&eacute; no batir un huevo 400 veces hasta dejarlo realmente espumoso? &iquest;Por qu&eacute; alejarse de la tarea maravillosa de aplastar unas milanesas?</p>
<p>La tecnolog&iacute;a ha cambiado las cosas all&iacute; tambi&eacute;n: ha permitido que otros elementos entren en la cocina, que permiten perfeccionar el arte de comer. Pero para usarlos hay que aprender y eso requiere tiempo y concentraci&oacute;n. Se crea, entonces, un verdadero ritual a la hora de cocinar que trasciende prender el horno: abrir una botella de vino, descontracturarse de las presiones del d&iacute;a, comenzar a crear un plato que satisfaga a todos.</p>
<p>En este sentido los hombres de la generaci&oacute;n X (y pronto los chicos del milenio) puede sentirse parte de una tradici&oacute;n que va desde sus ancestros m&aacute;s lejos hasta sus abuelos: crear algo con las manos para el placer de la familia, de la comunidad, es una tarea extremadamente masculina. Cocinar, tambi&eacute;n. </p>

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