Fue fundado en 1997 y desde entonces no paró de crecer. La exhibición de este año va a atraer a 50.000 visitantes.
La Faloteca Islandesa contiene una colección de doscientos ochenta penes y partes del órgano pertenecientes a casi todos los mamíferos marinos y terrestres de Islandia. Es un negocio familiar que en 2011 atraía a 14.000 visitantes y este año el número llegará a 50.000 visitantes.
La entrada cuesta US$ 13. Tres cuartos de los ingresos provienen de la venta de entradas y el resto del negocio de souvenirs, que vende todo tipo de objetos con forma de pene.
El negocio es rentable desde hace dos o tres años y ha crecido gracias al fenomenal crecimiento del turismo que recibe esta aislada nación del Atlántico Norte.
Sigurðsson dice que las escuelas organizan visitas al museo y que los padres suelen traer a sus niños. A los niños de menos de 13 años no solo se les permite entrar sino que además no pagan. Porque, explica el curador, la experiencia es educativa. La colección incluye especímenes de 22 tipo de ballena islandesa, siete variedades de foca islandesa, 20 mamíferos terrestres—desde ratón hasta chivo. Y 34 mamíferos extranjeros, incluyendo caballos y elefantes.
En total la colección contiene 281 especímenes de 92 especies diferentes de animales. Además de la sección biológica del museo, los visitantes pueden ver la colección de aproximadamente trescientos rarezas artísticas y otros utensilios prácticos relacionados con el tema principal del museo.
El fundador del museo, Sigurdur Hjartarson (nacido en 1941) es un historiador con una licenciatura de la Universidad de Islandia y una Maestría en Historia Latinoamericana de la Universidad de Edimburgo en Escocia. Ha trabajado por 37 años como director de escuela y profesor, los últimos 26 de ellos como profesor de historia y español en la Escuela de Bachillerato de Hamrahlíd en Reykjavík. Se jubiló en 2004 y se mudó a Húsavík. Ha escrito y traducido unos veinte libros, principalmente sobre historia de América Latina, incluyendo libros de texto de historia y de español.
Hjörtur Gísli Sigurðsson, su hijo, dejo su trabajo como jefe de logísticas para encargarse del museo. Por eso se mudó el museo del pueblo de Húsavík y lo abrió de nuevo en un local central en Reykjavík en noviembre de 2011. Ha reorganizado y modernizado el museo totalmente conforme a un alto nivel de nuestros tiempos.