En realidad, la palabreja fue acuñada en 1873 bajo Pío IX (1846/78) contra el II imperio alemán de Otto von Bismarck y su hostilidad hacia el catolicismo bávaro. También se usaba bajo León XIII (1878/903) y aún más bajo Pío X (1903/14), un papa hecho santo por estrictas razones políticas.
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<p>Las diatribas del arzobispo apuntan al “sistemático adoctrinamiento laico de la reciente reforma educativa, formas de persecución anticristiana y ciertos veredictos judiciales”. Tras aludir al tratamiento de los cristianos en varios países musulmanes e India, Amato califica de intolerante al gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero. </p>
<p>La clave reside en los fuertes nexos entre el purpurado y el pontífice Benedicto XVI (“Benito” lo llaman los ibéricos antipapistas). Por otra parte, volver a un calificativo olvidado tras el pacto de Letrán –entre Pío XI y Benito Mussolini, 1929- es típico de Josef Ratzinger. Encaja en intentos “revisionistas” (anacronismos, en realidad) para rescatar el concilio de Trento, 1545/63. </p>
<p>Pero, en cierto modo, Pío XI era “progresista”: objetaba el fascismo, un capitalismo de estado autoritario que rendía culto personal a Mussolini tergiversando símbolos de la República romana. Resulta llamativo que Pío XII (1939/58) no continuase la línea de su antecesor ante el III imperio alemán (Reich). Adolf Hitler emulaba un culto al pasado que se apoyaba en el paganismo teutón y un símbolo hindú (la esvástica o cruz gammada). Eso lo vio Eugenio Pacelli siendo nuncio en Berlín. </p>
<p>Otra vuelta de tuerca hace que el propio régimen italiano asuma “estadolatría”. Aparece en “Doctrina del fascismo”, publicada en 1931 con la firma de Mussolini, pero escrita por Giovanni Gentile. Por supuesto, Amato caricaturiza un concepto compartido también por la dictadura de Franciso Franco Bahamonde, aunque sin los ingredientes paganos que repugnaban al “generalísimo”. </p>
Guerra santa entre el Vaticano y el gobierno español
España avanza hacia la estadolatría, tronó el arzobispo Angelo Amato, prefecto de la congregación que fabrica beatos y santos. El híbrido grecolatino significa adoración del estado y se lo endilgó Pío XI (1922/39) al fascismo italiano.