En realidad, ambas coronas estuvieron sobre la misma cabeza varias veces entre el siglo XIV y la unificación definitiva. De inmediato, la oposición parlamentaria rechazó la iniciativa. En cuanto a los nacionalistas, se dividen entre monárquicos y republicanos.
A criterio del “premier”, cuya plataforma electoral incluía el tema, “los escoceses tenemos derecho a determinar nuestro futuro”. Frente a él, laboristas, conservadores y liberales sostienen que es una pérdida de tiempo y dinero. Sus descendientes presbiterianos de Ulster salieron a decir lo mismo, de puro realistas, mientras los irlandeses católicos –en esa provincia y el resto de la isla- ven con simpatía el separatismo escoto.
Salmond en realidad hizo sólo un anuncio formal. Poco después, la representación escocesa en Londres manifestó la esperanza de llegar a la independencia. Edimburgo –cuyo duque es consorte de Isabel II- se conforma con “abrir espacios para el debate”.
Inglaterra y Escocia fueron reunidos en 1707 bajo la misma corona, pero manteniendo varias instituciones separadas. Particularmente las iglesias anglicana y presbiteriana (calvinista). Sólo la primera admite hasta hoy un vero anacronismo, la jefatura es de quien ciña la corona; para el caso, la reina. Pero no hay un nexo dinástico tan estrecho como con Gales, principado cuya diadema recae sobre quien herede el trono inglés.
Como durante la campaña electoral, no está todavía claro si la separación mantendrá una sola corona o creará dos. En el segundo caso, los pretendientes potenciales provendrán de cuatro casas: Windsor (ex Hannover), Borbón (rama francesa), Orange (Holanda) y Sajonia-Coburgo-Gotha (Bélgica, Luxemburgo). Hace varios siglos, el “rey de escotos y pictos” estaba emparentado con los de Dinamarca y Noruega.
En realidad, ambas coronas estuvieron sobre la misma cabeza varias veces entre el siglo XIV y la unificación definitiva. De inmediato, la oposición parlamentaria rechazó la iniciativa. En cuanto a los nacionalistas, se dividen entre monárquicos y republicanos.
A criterio del “premier”, cuya plataforma electoral incluía el tema, “los escoceses tenemos derecho a determinar nuestro futuro”. Frente a él, laboristas, conservadores y liberales sostienen que es una pérdida de tiempo y dinero. Sus descendientes presbiterianos de Ulster salieron a decir lo mismo, de puro realistas, mientras los irlandeses católicos –en esa provincia y el resto de la isla- ven con simpatía el separatismo escoto.
Salmond en realidad hizo sólo un anuncio formal. Poco después, la representación escocesa en Londres manifestó la esperanza de llegar a la independencia. Edimburgo –cuyo duque es consorte de Isabel II- se conforma con “abrir espacios para el debate”.
Inglaterra y Escocia fueron reunidos en 1707 bajo la misma corona, pero manteniendo varias instituciones separadas. Particularmente las iglesias anglicana y presbiteriana (calvinista). Sólo la primera admite hasta hoy un vero anacronismo, la jefatura es de quien ciña la corona; para el caso, la reina. Pero no hay un nexo dinástico tan estrecho como con Gales, principado cuya diadema recae sobre quien herede el trono inglés.
Como durante la campaña electoral, no está todavía claro si la separación mantendrá una sola corona o creará dos. En el segundo caso, los pretendientes potenciales provendrán de cuatro casas: Windsor (ex Hannover), Borbón (rama francesa), Orange (Holanda) y Sajonia-Coburgo-Gotha (Bélgica, Luxemburgo). Hace varios siglos, el “rey de escotos y pictos” estaba emparentado con los de Dinamarca y Noruega.