La provisión de jubilaciones está convirtiendo en fuente de fricción
política y laboral en la mayoría de las economías industrializadas.
Los desafíos que plantean los cambios demográficos (aumento notable
de la vida humana) serán uno de los temas prioritarios en la agenda del
Foro Económico Mundial que se reúne esta semana en Davos.
Durante miles de años, la expectativa de vida humana se mantuvo generalmente
estable y hasta principios del siglo 20 no superaba los 40 años, durante
los últimos 100 años se duplicó holgadamente. Lo único
que caracteriza los años que atravesamos, entonces, es la extraordinaria
velocidad a la que crece la expectativa de vida entre la gente de edad. Según
las Naciones Unidas, en todo el mundo el grupo formado por personas de más
de 80 años es el que crece a mayor velocidad. En los países desarrollados
hoy los de más de 60 años forman la quinta parte de la población.
Para el año 2050, serán la tercera parte.
Un amplio informe sobre cambios demográficos globales publicado el año
pasado por el Centre for Strategic and International Studies (CSIS),
un think-tank militar y estratégico en Estados Unidos, advierte
que “los países tendrán que dar una carrera contra el tiempo
para asegurar su entramado económico y social contra el “shock”
del envejecimiento global. Según palabras de Richard Jackson, director
del centro, “la longevidad es el gran tema estratégico del siglo
21”.
El informe señala a Alemania como un país donde la longevidad
ya está resintiendo las finanzas de la nación. En 1950, quien
tenía 60 años podía esperar vivir hasta los 76. Hoy, un
alemán de 60 años puede aspirar a llegar a los 81, y ese aumento
infló casi un tercio el costo de las jubilaciones públicas, dice
CSIS.
Los sistemas de salud
Pero al tiempo que un retiro de mayor duración y económicamente
inactivo siembra el desastre en los sistemas jubilatorios nacionales, las consecuencias
para los sistemas de salud no se ven con tanta claridad. Hay quienes advierten
que la actual generación de viejos está en mucha mejor forma y
con más salud que sus predecesores. El temor a que la sociedad se vea
inundada de gente vieja enferma y discapacitada podría estar basado en
información antigua y equivocada de los ´80 o antes.
“Los datos nuevos dan por tierra con esas preocupaciones,” dice
Raymond Tallis, profesor de geriatría en la universidad de Manchester.
“Hay muchas pruebas de que la discapacidad entre la gente de edad está
declinando rápidamente.”
Si la tendencia continúa, dice James Lubitz del US National Centre
for Health Statistics, se comprobará que aunque la vejez se prolongue,
si lo hace buena salud, no tiene por qué significar el caos para los
sistemas de salud.
La provisión de jubilaciones está convirtiendo en fuente de fricción
política y laboral en la mayoría de las economías industrializadas.
Los desafíos que plantean los cambios demográficos (aumento notable
de la vida humana) serán uno de los temas prioritarios en la agenda del
Foro Económico Mundial que se reúne esta semana en Davos.
Durante miles de años, la expectativa de vida humana se mantuvo generalmente
estable y hasta principios del siglo 20 no superaba los 40 años, durante
los últimos 100 años se duplicó holgadamente. Lo único
que caracteriza los años que atravesamos, entonces, es la extraordinaria
velocidad a la que crece la expectativa de vida entre la gente de edad. Según
las Naciones Unidas, en todo el mundo el grupo formado por personas de más
de 80 años es el que crece a mayor velocidad. En los países desarrollados
hoy los de más de 60 años forman la quinta parte de la población.
Para el año 2050, serán la tercera parte.
Un amplio informe sobre cambios demográficos globales publicado el año
pasado por el Centre for Strategic and International Studies (CSIS),
un think-tank militar y estratégico en Estados Unidos, advierte
que “los países tendrán que dar una carrera contra el tiempo
para asegurar su entramado económico y social contra el “shock”
del envejecimiento global. Según palabras de Richard Jackson, director
del centro, “la longevidad es el gran tema estratégico del siglo
21”.
El informe señala a Alemania como un país donde la longevidad
ya está resintiendo las finanzas de la nación. En 1950, quien
tenía 60 años podía esperar vivir hasta los 76. Hoy, un
alemán de 60 años puede aspirar a llegar a los 81, y ese aumento
infló casi un tercio el costo de las jubilaciones públicas, dice
CSIS.
Los sistemas de salud
Pero al tiempo que un retiro de mayor duración y económicamente
inactivo siembra el desastre en los sistemas jubilatorios nacionales, las consecuencias
para los sistemas de salud no se ven con tanta claridad. Hay quienes advierten
que la actual generación de viejos está en mucha mejor forma y
con más salud que sus predecesores. El temor a que la sociedad se vea
inundada de gente vieja enferma y discapacitada podría estar basado en
información antigua y equivocada de los ´80 o antes.
“Los datos nuevos dan por tierra con esas preocupaciones,” dice
Raymond Tallis, profesor de geriatría en la universidad de Manchester.
“Hay muchas pruebas de que la discapacidad entre la gente de edad está
declinando rápidamente.”
Si la tendencia continúa, dice James Lubitz del US National Centre
for Health Statistics, se comprobará que aunque la vejez se prolongue,
si lo hace buena salud, no tiene por qué significar el caos para los
sistemas de salud.