Si necesitamos obtener una imagen del interior de nuestro cuerpo nos ponen ante grandes aparatos que ven o escuchan señales que saben interpretar. Si sentimos molestias visitamos al médico quien nos ordena tal o cual medicamento, tratamiento o dieta.
En pocos años, las mediciones las podremos hacer en casa. Los grandes aparatos de diagnósticos serán reemplazados por pequeños dispositivos digitales (un proceso que ya comenzó). Los medicamentos van camino de ser preparados con el dosaje específico para nuestros propios antecedentes moleculares y las ambulancias serán reemplazadas por drones. Y las pruebas clínicas, que hoy requieren de por lo menos una década para lograr aprobación y poder llegar al mercado, serán reemplazadas por pruebas virtuales. Hoy el cáncer mata y muy probablemente para 2050 sea una enfermedad crónica en todas sus variantes. Hoy esperamos la ambulancia, que en el mejor de los casos llega en media hora y en el futuro los drones llevarán en minutos con todo lo necesario para la emergencia.
El genetista Goerge Church de la Universidad de Harvard y el Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT) vaticina que viviremos jóvenes hasta el día de nuestra muerte.
Medicina personalizada
El mundo relacionado con la salud y los productos para mantenerla no podía escapar a la fenomenal ola de cambios que se están originando en la ciencia y la tecnología: datos genéticos cada vez más abundantes, métodos tecnológicos que aceleran el descubrimiento de tratamientos, participación del paciente cada vez más marcada. El resultado de la convergencia de todo esto será, muy probablemente, la llegada de una verdadera medicina personalizada.
Diagnósticos realizados específicamente para un individuo, medicamentos personalizados y dietas únicas serán cada vez más el procedimiento común del sector salud en todo el mundo. Según la investigación realizada por BMI, para mediados de siglo las iniciativas de los pacientes y no del Gobierno son las que van a terminar guiando los pasos de la actividad. Las poblaciones crecen y envejecen y los sistemas de salud se transformarán en todo el mundo para brindar servicios y medicamentos más personalizados y más dirigidos al caso específico.
Big data en el centro
Desde que se completó el Proyecto del Genoma Humano en 2003 se produjo una explosión de información genética. Esa información ofrece nuevos caminos para avances en medicamentos y tratamientos médicos. Para 2050 la evaluación del riesgo genético será parta importante en muchos aspectos de la atención médica. El riesgo genético de que una persona contraiga una enfermedad asociada a una mutación o a ser afectada por un desorden genético podrá ser evaluado al momento de nacer. Será posible entonces, por ejemplo, que los médicos usen pruebas genéticas para evaluar el riesgo de de que los pacientes contraigan ciertos tipos de cáncer, enfermedades cardiovasculares o demencia senil, entre otras enfermedades.
A su vez, la tendencia hacia el cuidado puesto en las manos del propio paciente significará que gente sana buscará de hacerse tests genéticos para su tranquilidad y para saber si sus bebés tendrán algún riesgo heredado. Los datos que brindarán las evaluaciones de riesgo genético permitirán a cada individuo seguir un plan hecho a su medida y desaparecerán las esperas en el consultorio. El médico se convertirá en una especie de asesor quien, usando información absolutamente personal, ayudará a su paciente a hacer buenas elecciones de vida o le dará más conocimiento sobre servicios para prevenir y administrar ciertas enfermedades. Debido a la complejidad de las decisiones sobre regímenes o tratamientos, utilizarán algoritmos y tendrán en cuenta el presupuesto del que debe pagar. Componentes cruciales de este proceso serán la conectividad y el telecuidado.
Los individuos interactuarán con sus instructores de salud, en tiempo real, usando dispositivos y tecnología de comunicación. Relojes, teléfonos y otros aparatos que tal vez todavía no han aparecido que vigilarán sus signos vitales en forma continua y brindarán información remota a los encargados de vigilarlas remotamente. Si los datos del paciente se desvían del rango referencial, los “coaches” intervendrán rápidamente para modificar sus prescripciones y la conducta del paciente. Esto, repetimos, elimina la necesidad de visitar al médico. Aconsejarán, por ejemplo, ir más al gimnasio si estamos demasiado sedentarios, adaptar las compras en el supermercado para que elijamos productos adecuados para nuestro nivel de azúcar en sangre o niveles de colesterol. Los espejos podrán detectar cambios en la piel para alertar a la gente y a los médicos de un posible cáncer o enfermedad cutánea y los inodoros podrán evaluar muestras de orina y materia fecal para detectar desequilibrios hormonales o problemas digestivos. Todas estas transformaciones en la conciencia y velocidad de las condiciones del paciente harán impacto en el sector de los seguros médicos.
La farmaeconomía guiará la investigación y desarrollo
A medida que avanza el siglo, las medicinas personalizadas, definidas como el uso de información sobre los genes de una persona para prevenir, diagnosticar y tratar une enfermedad, serán comunes para el tratamiento de pacientes. Pasar de la era de las medicinas universales a las personalizadas permitirá a los laboratorios farmacéuticos dirigir los tratamientos específicamente a subpoblaciones de pacientes que son los que mejor van a responder al tratamiento. Los medicamentos no serán únicos para un solo paciente pero el concepto de medicina personalizada es la posibilidad de clasificar individuos en subpoblaciones que difieren en su susceptibilidad a una determinada enfermedad o en su respuesta a un tratamiento específico. Entonces se podrán hacer intervenciones preventivas o terapéuticas a aquellos que las pueden necesitar, evitando el costo y los efectos secundarios de hacerlos con los que no los necesitan. Los tests genéticos se convertirán en un procedimiento estándar en el proceso de diagnosticar. Los tests que muestren si el cáncer de una persona va a resonponder a un determinado tratamiento basado en sus cambios genéticos o los que muestren si el cuerpo de la persona puede procesar ciertas medicinas en forma normal permitirán el uso de medicinas eficaces en cuanto a costo. Los medicamentos que ofrecen menos efectos secundarios son cada vez más objeto de análisis farmaeconómico, especialmente ahora que las poblaciones envejecen y las enfermedades crónicas son una carga que exigen controlar los presupuestos de salud. Eso permitirá a los laboratorios hacer más I+D en remedios personalizados y ponerles precios más altos.
Atención personalizada, en el hogar
En las próximas décadas, se irán reduciendo los hospitales. Se convertirán en centros de excelencia que brindarán atención solo a aquellos con necesidades más urgentes. Cuando la gente tiene enfermedades crónicas, la mayor parte de la atención se brindará en el hogar a través de tecnología móvil. Eso reducirá costos al Gobierno y pondrá a la gente en control de su vida para vivirla como mejor lo desee. Brindará una oportunidad de ingresos a compañías que inviertan en investigación y desarrollo de servicios médicos conectados a redes. Hoy la comunicación con pacientes externos existe para asegurar que se cumple con el tratamiento. Pero para mediados de siglo las compañías farmacéuticas estarán muy involucradas en el área de brindar atención médica. Podrán facilitar la captura en tiempo real de los sistemas de monitoreo móvil y velar por un mejor resultado en los pacientes, desde el punto de vista farmacéutico brindándoles la información que necesitan para cuidar mejor sus enfermedades y al mismo tiempo recolectando todos esos datos de control que servirán para decidir cosas como acceso al mercado y precios. También para alentar o desalentar la investigación y desarrollo.
A medida que nos vayamos acercando al año 2050 el cuidado de la salud será una actividad que cruzará varios negocios. Habrá necesidad de nuevos planes de negocios para incluir la forma en que una compañía o un servicio mejore el bienestar y la productividad de sus trabajadores o clientes.