viernes, 13 de diciembre de 2024

De noche apaguemos el celular

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Conviene respetar los ritmos del cuerpo: actividad de día, sueño de noche.
 

Los teléfonos móviles no deberían usarse después de las 10 de la noche, según el autor del estudio más grande que se ha hecho hasta la fecha sobre trastornos de sueño, depresión e infelicidad.

Las personas que pasan la noche mirando su red social, o televisión o dando vueltas por su casa tienen más predisposición a sufrir problemas de humor, como neurosis o desorden bipolar, dice el estudio.

Si bien los investigadores no pueden probar que la disrupción en el reloj corporal causa esos problemas, dicen que hay muchas evidencias de que la vida moderna está alterando nuestros ritmos naturales porque “la luz del día es el momento para la actividad y la oscuridad es el momento para el sueño”.

Ya estudios anteriores habían conectado el trabajo nocturno que altera el ciclo del cuerpo, sus ritmos circadianos, a una serie de problemas de salud. Esta investigación es la primera que intenta, a gran escala, medir la alteración al reloj corporal usando monitores “wearable“. Analizó datos en 91.000 personas de mediana edad, midiendo sus círculos circadianos según cuánto se alejaban de un patrón saludable de un día activo seguido por una noche reparadora. Cerca de uno en 25 mostraba un patrón anormal en el cual no eran mucho más activos durante el día que durante la noche. Estas eran personas que tienen una pobre higiene de sueño, personas que estaban con el teléfono en la mano a medianoche mirando Facebook o levantándose a hacerse una taza de té a mitad de la noche”, explica Daniel Smith, uno de los autores del trabajo.

Eran 6% más proclives a sufrir depresión y 11% a sufrir desorden bipolar. Su nivel de felicidad marcó 9% más bajo, según los resultados publicados en The Lancet Psychiatry.

“Todos los que han pasado una noche en un avión o tuvieron bebés saben que hasta un par de noche durmiendo mal puede ser muy malo para el humor y hasta para la capacidad de pensar”, dice Smith (Universidad de Glasgow). No creo que sea ilógico decir que esta es otra prueba que podría sugerir que deberíamos cuidar un poco más nuestros ritmos naturales de actividad y descanso”.

Un cese de actividades a las 10 de la noche debería dar al adulto promedio tiempo para desacelerar antes de apagar las luces.

 

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