<p>Por Santiago García Rúa</p>
<p>Dentro de este último grupo sobresale Costa Cruceros, sin duda quien mejor representa la tradición marinera italiana y el espíritu de sus navegantes, que hizo historia trayendo a muchas generaciones de inmigrantes y que hoy, 60 años después, es líder como empresa de cruceros en Europa y Sudamérica. Todo comenzó el 31 de marzo de 1948 cuando el flamante Anna C, un barco de avanzada de 12.000 toneladas (hoy el barco insignia de la empresa, el Costa Serena, tiene 114.000 toneladas), zarpó del puerto de Génova rumbo a Buenos Aires.<br />
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Aunque la historia de esta empresa, en realidad, comenzó un siglo antes cuando en 1854 Giacomo Costa fu Andrea, cabeza de un familia dedicada a la producción de aceite de oliva en Génova y Cerdeña, decide contratar vapores para comercializar sus productos en puertos del Mediterráneo y más allá de los límites de Europa. <br />
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Al finalizar la Segunda Guerra Mundial, la familia se encuentra con que sólo había sobrevivido uno, el Langano, de los ocho barcos que tenían cuando comenzó la contienda. Fue también el momento en que los Costa decidieron modificar la esencia del negocio y comenzaron a construir –empujados por una enorme demanda de inmigrantes que presionaban por salir hacia otros continentes– una empresa ahora sí dedicada al transporte de pasajeros. Si bien como era habitual en ese entonces los barcos tenían tres clases, el Anna C constituía toda una revolución ya que ofrecía comodidades poco frecuentes por aquel entonces, como por ejemplo, camarotes en primera y segunda clase con aire acondicionado. Nacía entonces “Línea C”, cuyos barcos se destacaban, igual que hoy, en los puertos del mundo por sus chimeneas amarillas, por el aceite de oliva, y la C de la familia fundadora con el azul del mar.<br />
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“De 1948 en adelante, y sobre todo en las primeras décadas, el concepto del negocio era el cruce del Atlántico por lo que se buscaba mayor velocidad para hacer el viaje tocando la menor cantidad de puertos en el menor tiempo posible”, recuerda Carlos Nuñez, director regional de Costa Cruceros. En definitiva, barcos de gran calado y poderosos motores.<br />
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La empresa de la familia Costa, crecía incorporando más barcos a los que bautizaban con el nombre de sus hijos: María, Anna, Luisa, Franca, Federico, Enrico, Antonieta, Beatrice y Giacomo. También crecía en destinos al expandir sus servicios comerciales hacia América del Norte, Venezuela y Las Antillas. <br />
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Pero a partir de los años 60 el negocio vuelve a cambiar, especialmente por el empuje de la industria aerocomercial, por lo que los barcos comienzan a trasformarse en un destino en sí mismo. La visión de la empresa deja de ser el simple transporte de personas para ingresar en el negocio del entretenimiento y el placer. Bajo este concepto los barcos se convierten en lugar de vacaciones, desaparecen las divisiones de clases, los camarotes tienden a uniformarse y se multiplican los lugares de diversión a bordo como bares, teatros, discotecas, casinos, <em>spa</em> y actividades al aire libre.</p>
<p><strong>Todo disponible para todos</strong><br />
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También cambia el concepto de fabricación: ya no era necesario que los barcos fueran tan veloces sino que a bordo tuvieran cada vez más comodidades. Verdaderos <em>resort</em> flotantes con mayores opciones y posibilidades de entretenimiento. Costa se adelanta en esta tendencia al sumar entonces al Federico C, el primero en incorporar, por ejemplo, piscina a bordo.<br />
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En los primeros tiempos, los cruceros eran súper exclusivos, destinados a determinado tipo de público que además de dinero disponía de mucho tiempo. Eran cruceros de 30 días por el Caribe. Si bien este paradigma todavía subsiste en el imaginario de mucha gente, la realidad es que los cruceros hoy suelen ser de entre 7 y 14 días como respuesta a la necesidad de un público que le puede dedicar mucho menos tiempo a los viajes. Y si bien aún mantienen algo de aquel glamour, lo cierto es que los cruceros, como cualquier resort, son divertidos, con comida abundante y de buen nivel, mucho entretenimiento y actividad para todo el día y para todos los gustos. <br />
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El negocio de los cruceros, tal como hoy lo conocemos, es relativamente reciente. A las compañías tradicionales que se transformaron como Costa, la tercera más antigua del mundo entre las que subsisten, se le sumaron una serie de nuevas empresas en los últimos años, especialmente estadounidenses. Es, sin duda, el segmento de vacaciones organizadas que más ha crecido en las dos últimas décadas. De los 6 millones de pasajeros de 1999 a escala mundial, según las entidades que representan al sector, se pasó a 15,5 millones en 2006, es decir un salto de 142%. A su vez el crecimiento entre 2006 y 2007 se ubica entre 6 y 7%. El negocio mueve en Europa € 10.600 millones por gastos directos y emplea a 225.600 empleados. Costa Cruceros, con 1,1 millones de pasajeros en 2007 y 12 barcos en operaciones, confirma su condición de empresa líder en Europa y primera en Sudamérica donde este año desembarcará con tres barcos gran porte.<br />
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Claro que la adhesión a este estilo de vacaciones no es pareja en todo el mundo. De esos casi 16 millones de viajeros, prácticamente 70% corresponde al mercado estadounidense, en tanto que el europeo participa con 23% y el del resto del mundo con 8,5%. Sudamérica mueve anualmente algo más de medio millón de cruceristas. Un dato significativo es que si bien el mercado estadounidense continúa creciendo, ya no lo hace al mismo ritmo que el resto de los mercados, incluyendo Sudamérica. “Lo más importante no es sólo la tasa de crecimiento que ha tenido en los últimos años este negocio sino fundamentalmente las posibilidades de desarrollo que ofrece el mercado”, advierte Nuñez. <br />
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Este crecimiento, como ha ocurrido en muchos otros segmentos, ha conducido también a la concentración de empresas. Ya como Costa Crociere, la compañía forma parte desde 2000 del mayor conglomerado de empresas de cruceros: Carnival Corporación & Plc, grupo que controla más de 50% del mercado mundial de cruceros. <br />
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El crecimiento del sector es claramente percibido por la construcción de nuevos barcos –43 en astilleros de todo el mundo–, lo que hace que la industria desde el punto de vista de la inversión, la tecnología, el equipamiento, las comodidades y la innovación viaje a la vanguardia. “Sólo Costa tiene cinco barcos en construcción simultáneamente en astilleros italianos de entre 92 y 114 mil toneladas cada uno, con una inversión de € 2.400 millones. Cuando estos barcos entren en servicio –entre 2009 y 2012– la empresa dispondrá de una flota de 17 barcos y una oferta para 36.800 huéspedes.</p>
<p><strong>Costa Cruceros en la Argentina</strong><br /><br /> Buenos Aires no sólo fue el destino del primer transatlántico de Costa hace 60 años, sino también la ciudad donde la empresa abrió la primera oficina en el exterior, y tuvo, hasta hace ocho años atrás, a un miembro de la familia Costa al frente de ella. Nunca en estas seis décadas, pese a las crisis que vivió el país y el mundo, se interrumpieron los viajes a la capital argentina. “En los últimos seis años hemos pasado todas. Después de mantener una buena tasa de crecimiento en los 90 –advierte Nuñez– la crisis de 2001 cambió totalmente el negocio: era difícil ver a un argentino saliendo al exterior. 2003 fueron años de transición, pero a partir de 2004 comienza una evolución sostenida que no sólo permitió recuperar los niveles pre-crisis sino también superarlos, con la ventaja de que ahora trabajamos con una paridad de tres a uno”. <br /><br /> El mejor indicador para medir el crecimiento del mercado argentino está en una oferta que crece año a año. Antes de la crisis –recuerda Nuñez– Costa instalaba dos barcos en el puerto de Buenos Aires con capacidad en conjunto para mil pasajeros. Este año, sólo tomando el Costa Victoria, hablamos de 2.400 pasajeros mientras que para la temporada 2008/ 2009 ya estamos trabajando para dos barcos –el Costa Mediterránea y el Costa Romántica– con capacidad para 4.500. También las salidas prácticamente se habrán de triplicar al pasar de 8 a 22 cruceros durante la temporada que va de diciembre a marzo. <br /><br /> “El desafío, para nosotros, es sostener este crecimiento ya que todo indica que cada vez tendremos más camarotes para ocupar. Cuando entren en servicio los cinco barcos actualmente en construcción no sólo habremos pasado de 12 a 17 barcos sino que, por el tamaño de estas embarcaciones, la oferta de Costa se habrá incrementado en 50%”.</p> <table width="500" cellspacing="0" cellpadding="0" border="0" bgcolor="#eeecda"> <tbody> <tr> <td><p><font color="#dd5d3f"><strong>Para crecer, infraestructura adecuada</strong></font></p> <p><strong><font color="#dd5d3f"><img height="223" width="300" alt="" src="/mercado/ro/M_Productos/M_Mercado/M_2008/M_Abril/htm/imagenes/costa.jpg" /><br /> </font></strong><font color="#000000">Carlos Nuñez<br /> Foto: Gabriel Reig</font></p> <p>Para Carlos Nuñez, director regional de Costa Cruceros, este es un negocio complejo, pero donde compañías como Costa, que son líderes en este negocio, tienen una enérgica determinación de capitalización con una fuerte inversión económica. Cada barco nuevo ronda los € 500 millones y la firma tiene cinco en construcción. “Lo importante es crecer, pero no a cualquier precio. Costa es una de las pocas empresas en el mundo que tiene la Green Star, una certificación voluntaria que involucra un enorme compromiso con el cuidado del medioambiente”.</p><p><strong>–En los últimos años las empresas parecen haber entrado en una carrera desenfrenada para ver quién tiene el barco más grande. </strong><br /> –Esto se ha dado en básicamente en Estados Unidos. Primero Cunard y luego Royal Caribbean, compiten para ver quién tiene la embarcación más grande. Ha quedado demostrado que son barcos para un tipo de mercado, básicamente el estadounidense, que valora ese tipo de producto, como valora los grandes hoteles. Pero tienen sus limitaciones, especialmente en cuanto a destinos: no hay infraestructura en todos los puertos como para atenderlos. No sé si se ha llegado a un techo, pero Costa considera que el tamaño ideal esta en barco de entre 80 y 110 mil toneladas.</p> <p><strong>–¿Cómo se hace para que no se despersonalice el servicio?</strong><br /> –Es fundamental la otra pata del negocio: la capacitación de los recursos humanos. En Costa somos 15.000 empleados en todo el mundo pero 14.000 están a bordo. La mayoría, en contacto directo con el huésped. La clave de Costa es la capacitación de los recursos humanos para una compañía con estilo italiano, pero que hace cruceros para todas las nacionalidades.</p> <p><strong>–Hay compañías que pasan por aquí y siguen y otras que se instalan en un puerto y desde allí desarrollan su operación de temporada. ¿Cuál es el caso de Costa? </strong><br /> –Buenos Aires, Puerto Madryn, Ushuaia tienen posibilidades de transformarse en puertos que reciban muchos barcos. Estamos estratégicamente ubicados: aquí es verano cuando en el hemisferio norte es invierno. Si hoy se habla de entre 100 y 200 recaladas por año en poco tiempo podemos hablar de 1.000. El posicionamiento de Costa, como lo vino haciendo desde hace 60 años, es distinto. Es invertir en la región y posicionar sus barcos en un puerto, como Buenos Aires, para posibilitar que lleguen europeos, brasileños, estadounidenses, etc. Y también motivo de vacaciones para los argentinos.</p> <p><strong>–¿Tenemos infraestructura en la Argentina como para hacer frente a barcos cada vez más grandes?</strong><br /> –Desde el sector privado estamos haciendo todos los esfuerzos para destrabar situaciones que no permiten crecer en términos de oferta. La radiografía es que hoy el puerto de Buenos Aires es uno de los más caros del mundo y no tiene infraestructura para atender. Este año tuvimos ejemplos de saturación. El tamaño de los barcos –lo estamos viendo con el Costa Mediterránea que llegará el año que viene– también es un problema. Y si estas cosas no se solucionan de aquí en adelante van a frenar el desarrollo. El negocio está para crecer. Todo depende de nosotros.</p><p> </p></td></tr></tbody></table><br />