En el marco de un estudio referido a hábitos saludables, la Universidad Siglo 21 publicó un relevamiento sobre cómo duermen los argentinos y cerca del 65% de las personas encuestadas aseguró tener dificultades medias o elevadas para conciliar el sueño. La deficiencia más frecuente está asociada con la sensación de necesitar más descanso (60%), seguida por las interrupciones en la continuidad del sueño durante la noche (50%).
A través de su Observatorio de Tendencias Sociales y Empresariales, la institución evaluó para esta muestra, a habitantes de la Ciudad de Buenos Aires, Comodoro Rivadavia, Córdoba, Corrientes, Mendoza, Rosario y San Miguel de Tucumán. A pesar de que casi 9 de cada 10 personas sienten que su salud es buena o muy buena, estas alteraciones en el descanso impactan directamente en el bienestar físico y mental, provocando aumento estrés, ansiedad y cansancio corporal.
Es así que 4 de cada 10 personas experimentan trastornos en la etapa de inicio y final del sueño. Esto se evidencia más en las mujeres que en los hombres. Más del 19% tiene dificultades para quedarse dormida, contra un 14% de los varones, y más del 17% se despierta antes de tiempo, sin poder volver a conciliar el sueño, en contraposición con el 15% de los hombres. Sin embargo, el 34% manifiesta que duerme ocho horas de manera continua, algo que en los hombres solo se ve reflejado en un 29%.
Además de estas distinciones por sexo, también hay diferencias por edad y lugar de residencia. Las personas más jóvenes tienen mayores dificultades para dormir (el 12,6 % de los encuestados entre 18 y 30 años presenta problemas) si se las compara con los más adultos (el 10,6 % de los encuestados entre 51 y 60 años expresa dificultad alta). Y en cuanto a los términos geográficos, los ciudadanos de Rosario son los que manifiestan más dificultades para dormir (un 20,8% manifiesta dificultad alta), mientras que los mendocinos son los que menos problemas experimentan (48,5% expresa baja dificultad).
Los trastornos del sueño impactan de manera directa en el bienestar físico y mental de las personas, provocando aumento de sensaciones como el estrés, la ansiedad y cansancio corporal al despertarse. De esta manera, los resultados arrojados por la investigación exponen la necesidad y la importancia de implementar acciones tendientes a reducir la carga de los problemas del sueño mediante una mejor prevención y un tratamiento adecuado.