El aumento de demanda y un dólar débil fomentan dos actividades: el tráfico de cocaína y el lavado de eurodólares. Paralelamente, los negocios con francos suizos o libras quedan relegados a los “exquisitos” que se aferran a la heroína y los psicofármacos.
Como sucede desde los años 70, los carteles apelan a complejos sistemas para lavar y blanquear moneda. Son lejanos descendientes del célebre “sandwich holandés” creado en las Antillas controladas por ese país y sus bancos. Entonces y ahora, la red incluye ”capas” de bancas fantasmas y firmas extraterritoriales en el resto del Caribe, Panamá, Montevideo, etc.
Según estimaciones para 2006 elaboradas por la agencia de Naciones Unidas contra la droga, la “producción primaria potencial” de cocaína refinada se concentra en Colombia (640 toneladas anuales), Perú (280) y Bolivia (97). No hay cifras para Ecuador ni Paraguay. La primacía colombiana es fácil de explicar: dos grupos guerrilleros de izquierda y los paramilitares controlan buena parte del territorio fuera de algunas ciudades grandes.
Los métodos de lavado muestran refinamiento cuando se trata de grandes sumas de dinero. Pero, en escala minorista, abundan maletas rellenas de divisas como, por ejemplo, los € 1.300.000 que se interceptaron en el aeropuerto de Los Ángeles. Los llevaba un caballero embarcado en Santiago de Chile, en fajos de 500 y 200.
El viaje era la punta de un ovillo que de desmadejaba entre varios puntos de Sudamérica y Europa occidental, con escalas en Estados Unidos o Canadá. Durante cuatro años, desde 2003, un grupo de tipos bien vestidos recorrió 278 veces esa ruta y llegó a transportar € 175 millones en equipaje no acompañado. Pero, sólo en 2005, esa forma de lavado vía aeropuertos nortemericanos sumó € 1.700 millones, señala la DEA.
Los márgenes de utilidad son sin duda atrayentes. Hace unos seis meses, un kilo de cocaína costaba entre € 8.600 en California y 11.500 en Nueva York. Pero alcanzaba € 33.000 en París, Londres o Fráncfort. Volviendo al viajero detenido en Los Ángeles, se llama Mauricio Maza Alaluf y su primo, Luis Maza Olmos, manejaban una agencia de cambios en Chile. Ambos y varios parientes habían tendido una red internacional para blanquear dinero en efectivo. Por supuesto, las transferencias siguen haciéndose mediante variantes del viejo “sándwich holandés” y pasan por plazas “offshore”, Suiza, Luxemburgo, Liechtenstein, Andorra, Guernsey, etc,.
El aumento de demanda y un dólar débil fomentan dos actividades: el tráfico de cocaína y el lavado de eurodólares. Paralelamente, los negocios con francos suizos o libras quedan relegados a los “exquisitos” que se aferran a la heroína y los psicofármacos.
Como sucede desde los años 70, los carteles apelan a complejos sistemas para lavar y blanquear moneda. Son lejanos descendientes del célebre “sandwich holandés” creado en las Antillas controladas por ese país y sus bancos. Entonces y ahora, la red incluye ”capas” de bancas fantasmas y firmas extraterritoriales en el resto del Caribe, Panamá, Montevideo, etc.
Según estimaciones para 2006 elaboradas por la agencia de Naciones Unidas contra la droga, la “producción primaria potencial” de cocaína refinada se concentra en Colombia (640 toneladas anuales), Perú (280) y Bolivia (97). No hay cifras para Ecuador ni Paraguay. La primacía colombiana es fácil de explicar: dos grupos guerrilleros de izquierda y los paramilitares controlan buena parte del territorio fuera de algunas ciudades grandes.
Los métodos de lavado muestran refinamiento cuando se trata de grandes sumas de dinero. Pero, en escala minorista, abundan maletas rellenas de divisas como, por ejemplo, los € 1.300.000 que se interceptaron en el aeropuerto de Los Ángeles. Los llevaba un caballero embarcado en Santiago de Chile, en fajos de 500 y 200.
El viaje era la punta de un ovillo que de desmadejaba entre varios puntos de Sudamérica y Europa occidental, con escalas en Estados Unidos o Canadá. Durante cuatro años, desde 2003, un grupo de tipos bien vestidos recorrió 278 veces esa ruta y llegó a transportar € 175 millones en equipaje no acompañado. Pero, sólo en 2005, esa forma de lavado vía aeropuertos nortemericanos sumó € 1.700 millones, señala la DEA.
Los márgenes de utilidad son sin duda atrayentes. Hace unos seis meses, un kilo de cocaína costaba entre € 8.600 en California y 11.500 en Nueva York. Pero alcanzaba € 33.000 en París, Londres o Fráncfort. Volviendo al viajero detenido en Los Ángeles, se llama Mauricio Maza Alaluf y su primo, Luis Maza Olmos, manejaban una agencia de cambios en Chile. Ambos y varios parientes habían tendido una red internacional para blanquear dinero en efectivo. Por supuesto, las transferencias siguen haciéndose mediante variantes del viejo “sándwich holandés” y pasan por plazas “offshore”, Suiza, Luxemburgo, Liechtenstein, Andorra, Guernsey, etc,.