De 2008 a 2016, las inversiones promediaron US$ 82.690 millones anuales, lo que representa 16,4% del PBI. Así, para reanimar la economía se requerirá sumar casi U$S 50.000 millones anuales a las inversiones contabilizadas hasta este año.
Del total de aportes que demandará nuestro país en el próximo quinquenio, la porción mayoritaria provendrá del sector privado con US$ 110.760 millones anuales, o sea 15,8% del PBI. Esta cifra implica un crecimiento significativo sobre los US$ 72.427 millones anuales invertidos en los cinco años anteriores.
En tanto, el sector público duplicará su aporte con U$S 20.720 millones anuales hasta 2021, cuando de 2008 a 2016 invirtió U$S 10.263 millones anuales, aumentando del 2 al 3%% del PBI.
“La inversión tiene un rol central en la actual estrategia de crecimiento. Hoy la tasa de inversión de nuestro país es muy baja y sin un aumento significativo no será posible lograr un desarrollo sostenido y significativo de la economía”, aseguró Dante Sica, director de ABECEB.
En este marco, destacó que “el cambio de régimen macroeconómico generó una mejora en el clima de negocios y redujo la incertidumbre macroeconómica, factores que deberían comenzar a traccionar la inversión privada. La inversión pública también repuntará, gracias al ambicioso plan de infraestructura anunciado por el gobierno, que ya comienza a dar sus primeros pasos.
De acuerdo a las estimaciones de ABECEB, algunos de los sectores que protagonizarán el impulso a la llegada de inversiones son los siguientes:
Petróleo y gas, con U$S 9.000 millones anuales debido a un nuevo entorno macro más atractivo, un marco regulatorio alentador y un aumento en la producción de gas. La infraestructura de la mano de la obra pública con anuncios que alcanzan los U$S 6.600 millones donde se destaca el Plan Belgrano (U$S 16.000 M) y la aplicación de la Ley Guinle que requiere inversiones por U$S 20.000 millones en energía renovable para cumplir las metas previstas el año 2025.
La minería aportará U$S 2.750 millones ya que a partir de la eliminación de retenciones, la presión fiscal está en línea con la región y hay más de 30 grandes proyectos en etapa de exploración (Cerro Moro, Taca Taca y Potasio Río Colorado, entre otros).
La industria proveerá U$S 2.055 millones por varios factores, entre los cuales se destacan el crecimiento de la producción farmacéutica superior al del PBI, la mayor utilización de productos agroquímicos, la recuperación de la demanda automotriz, el establecimiento de nuevos proyectos productivos y la diversificación de mercados.
La agricultura inyectará inversiones por U$S 2.706 millones anuales en el próximo quinquenio impulsada por un crecimiento del mercado de 26,8% en la producción de granos, siendo los más dinámicos maíz y trigo con 48%, debido a una creciente demanda internacional, el aumento de las ganancias, una ampliación del área sembrada y un alza en el uso de agroquímicos.
La construcción captará inversiones por U$S 1.760 millones anuales, luego de las restricciones monetarias que castigaron al sector, el actual déficit habitacional, el ingreso de capitales derivados por el blanqueo y los nuevos instrumentos hipotecarios.
Por último, alimentos y bebidas será uno de segmentos más atractivos con inversiones en el orden de los U$S 1.856 millones, por el crecimiento de la demanda interna que se verificará a partir de 2017. El sector de la carne también será protagonista, con inversiones que alcanzarán los U$S 1.134 millones impulsadas, entre otros motivos, por un crecimiento del 23,3 en el consumo de bovinos, del 25,7 en cerdo y del 8,1 en pollos y además la eliminación de los ROE permite acceso a los mercados extranjeros.