Los últimos datos del INDEC muestran que el PIB per cápita -indicador que mide el promedio de bienes disponibles por habitante- era, en el primer semestre de 2017, un 28% superior al de 2004. Sin embargo, también refleja que el 99% de dicho incremento se había logrado entre 2004 y 2008, en tanto que, a partir de ese último año, permaneció prácticamente estancado hasta el presente. De hecho, entre 2004 y 2008, el producto por habitante creció a una tasa anual del 6,2%. Entre ese año y el presente, lo hizo al 0,1% anual.
Así lo indica el último reporte del Centro de Estudios de la Nueva Economía (CENE) de la Universidad de Belgrano. “Este estancamiento es un reflejo de la carencia de incentivos tanto para la inversión como para la exportación durante esta nueva década perdida”, analiza Víctor Beker, director del CENE.
Para superar tal estancamiento, a juicio del economista, se requiere “revertir los déficits en materia de infraestructura, modernizar el aparato productivo y absorber la mano de obra desocupada y la ocupada en empleos precarios, mediante un verdadero shock de inversiones”.
Al mismo tiempo, Beker reflexiona que la Argentina no puede crecer en forma sostenida sin un fuerte impulso a las exportaciones y, para ello, requiere de un tipo de cambio competitivo: “Sin un incremento sustantivo en inversiones y exportaciones, la economía argentina permanecerá estancada como en los últimos nueve años”.
